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Crónica

Fútbol, trifulca, enredo y tropiezo de la UD frente al Tenerife

El hondureño Darixon desequilibró un derbi bronco y con poco rodaje

Roque Mesa y Vitolo pugnan por un balón en el centro del campo. ANDRÉS CRUZ

Perder en un derbi siempre duele, aunque sea de pega como el de ayer en la ida de la Copa Mahou. El público, con sorna, jaleó al final el clásico Campeones, campeones, oe, oe, oe. Caer ante el rival más íntimo, aunque sea en pretemporada y sin indicios de preocupación en tu equipo, molesta. Y eso fue lo que le pasó a la UD Las Palmas ayer, que cayó derrotada frente al CD Tenerife (0-1) en un partido que empezó con fútbol y del que salió desquiciada por la dureza del rival.

De entrada, Quique Setién apostó por un once cuya principal novedad estuvo en la inclusión de Carlos González. En la portería colocó a Javi Varas escoltado por Helder Lopes, Aythami Artiles, Pedro Bigas y David Simón. Para el centro del campo, Montoro funcionó como eje con el citado Carlos y Viera por delante. Artiles y El Zhar fueron los puñales de las bandas para acabar con Sergio Araujo como referencia.

La UD salió con ganas, con mucho mono de fútbol. El balón se hizo amarillo aunque el césped de Maspalomas lo pusiera difícil para darle fluidez y velocidad al juego. Un síntoma de que los meses han pasado, pero la propuesta de juego se mantiene en el colectivo grancanario.

Al CD Tenerife le duraba poco el balón. Más bien nada. Sin embargo, no le molestó eso para tener la primera ocasión relativamente clara del partido. Un balón recuperado por Aitor Sanz acabó en los pies de Cristo, que sin miedo avanzó hacia la portería. Su tiro cruzado a ras de suelo se fue, por pocos centímetros, junto al palo derecho del arco de Javi Varas.

Los de Setién conservan ciertos automatismos que les hacen moverse bien en el césped. Cada uno sabe cuál es su función. Ése es un buen comienzo. La presión inicial, casi siempre bien llevada, se mantuvo con el paso de los minutos para incomodar la creación del cuadro blanquiazul. Siempre con Viera como fuente de inspiración, la UD se entonaba.

Una falta sobre el futbolista de La Feria, ejecutada por él mismo, acabó en las manos de Falcón, debutante ayer en el Tenerife. El siguiente disparo fue de David Simón, alto. El siguiente lo puso Montoro, otra vez desde el libre directo. La UD tenía ganas.

A pesar del ímpetu y de los buenos propósitos, el partido mudaba de piel. El Tenerife, bien cerrado, esperaba el error en las largas combinaciones de la UD para montar rápidas contras. En medio de todo eso, los blanquiazules dejaron algún exceso en el camino. Alberto, Aitor Sanz y Jorge Sáenz dejaron algún recado innecesario. Parecía que los derbis, no entienden de amistosos.

El monólogo de la UD con el balón no se traducía en gol, ni siquiera en ocasiones demasiado claras. Faltaba una chispa. Jonathan Viera, el más activo durante la primera mitad -está fino físicamente para estas alturas del año-, no encontraba el acorde perfecto. El Zhar, en una escapada por banda, recordó a la UD que, a veces, correr también es una opción.

El cansancio iba menguando las fuerzas de ambos equipos, que dejaban mucho espacio entre líneas. Con el balón casi siempre en el campo del Tenerife, el partido se iba al descanso sin goles, pero con ciertas certezas. Por ejemplo, que a Hélder Lopes no le importa subir y bajar la banda sin quejarse; que José Artiles quiere quedarse en la UD; que Viera será la bandera y el factor diferencial de esta UD y que Carlos es un buen proyecto de futuro. Precisamente fue el canterano el que tuvo la más clara del partido al borde del descanso, cuando cazó del aire un balón que empalmó con el pie izquierdo. El gol se cantó en la grada.

Al descanso llegó el carrusel de cambios. Setién sustituyó a todo el equipo excepto a Araujo y a David Simón. Así que la UD formó con Raúl en la portería, acompañado de Simón, David García, Lemos y Dani Castellano; por delante Roque Mesa -aclamado por el público- junto con Leo y Vicente; en las bandas Tyronne y Momo para que Araujo fijara la defensa chicharrera.

La UD seguía con el balón. Roque se giró en una acción donde se llevó una patada -otra más de las que se repartió el Tenerife ayer- y se formó. El de Telde se encaró con el '7' blanquiazul y se formó la tangana clásica de la Copa Mahou. Lemos sacó su brazo a paseo y, desde dentro del pelotón de futbolistas exaltados, se lió. Al final, decisión salomónica del colegiado: amarilla al uruguayo y amarilla para Omar.

El partido derivó a un lugar donde los jugadores estaban más pendientes de cada entrada del rival que del propio fútbol. En ese embrollo, Falcón se durmió ante la presión de Sergio Araujo. Tanto que su despeje en el último segundo, tocó la espalda del argentino y casi se cuela en la portería.

La caraja de Falcón se trasladó al área de la UD. Lemos se endulzó demasiado con el balón y cedió un pase horizontal al borde del área a la pillería de Nano, en una jugada donde el cuero ya venía trastabillado. El ariete tinerfeño erró ante la gran tapada de Raúl Lizoain, felino achicando espacios a la perfección.

Vicente, en una jugada bien hilvanada, se plantó solo ante Falcón. El '4' no encontró espacios delante del meta blanquiazul que tapó bien a Vicente en su recorte. El fútbol aparecía en contadas ocasiones, en una segunda parte encendida. Ale, con un movimiento genial dentro del área. mostró que Raúl está en forma. El portero grancanario respondió de nuevo con autoridad.

Y con eso, poco más. Sin demasiado ritmo, el partido se adormeció cada minuto que pasaba. Marko Livaja gozó de sus primeros minutos con la camiseta amarilla. Entró poco en juego, pero lo suficiente como para, de un latigazo con su pierna derecha, hacer temblar la portería de Falcón.

Casi con el tiempo cumplido y pensando en otra cosa, Arencibia, que había sustituido a Simón en el costado derecho se durmió. Iñaki resolvió bien ante el canterano, encontró la línea de fondo y puso un balón envenenado al borde del área pequeña. Darixon, en boca de gol, encontró ese servicio para poner el 0-1. Con el gol en el casillero, el CD Tenerife, tenía el partido en el bolsillo con poco. Suficiente para llevarse una ventaja de un tanto en la ida de la Copa Mahou, en un partido que avisa a la UD que tiene que mejorar, aunque sin la luz de alarma encendida.

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