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UD Las Palmas La crónica (2ª jornada)

El fiestón de la UD

El equipo amarillo golea al Granada (5-1) con tantos de Boateng, Momo, Araujo y doblete de un genial El Zhar

Hay muchos tipos de fiesta. Están las que celebran el cumpleaños de un niño, con una tarta, una piñata y los padres tomándose un respiro. Luego están las fiestas en las que pides una cerveza con limón porque tienes que volver pronto a casa. La cosa se empieza a desmadrar cuando te reencuentras con un viejo amigo o amiga después de mucho tiempo y hay alguna copa de por medio. Luego están las noches en las que prefieres dejar el móvil en casa y tiras de tarjeta de crédito. Si te vas de viaje a una ciudad nueva con tu círculo más cercano es posible que no te acuerdes de nada. Ni a la mañana siguiente ni cuando vuelvas. Las despedidas de soltero están un peldaño por encima en el nivel de locura y las bodas son inolvidables. Pero ninguna de esas fiestas alcanza a la que está viviendo la UD Las Palmas. Lo tiene todo.

Porque el equipo amarillo goleó ayer al Granada (5-1) y es líder de Primera División por delante de Barcelona y Real Madrid. Y lo será durante, como mínimo, dos semanas, más que cualquier otra fiesta. No era líder desde 1978 con Miguel Muñoz en el banquillo y Brindisi, Carnevali y Morete en el campo. En esta fiesta la UD incluso se reencuentra con sus viejos amigos. Con los mejores que ha tenido nunca.

El homenaje que se dio el equipo empezó cuando Boateng voló por encima de Guillermo Ochoa para hacer el segundo gol de la tarde. El fichaje estrella es mucho más que una incorporación mediática. Todavía está lejos de su mejor forma, pero eso ayer fue suficiente para descorchar el champán y provocar que el partido se convirtiera en un desmadre. A costa de un triste Granada la UD Las Palmas se emborrachó con cuatro tantos en 35 minutos. Jonathan Viera tiró de tarjeta de crédito e invitó a copas a todos. Primero habilitó a El Zhar para que hiciera su segundo tanto con una sutil vaselina. Luego el marroquí, de nuevo a pase de Viera, se puso el traje de gala de Luis Figo para destrozar a Uche y regalarle el cuarto a Momo. Antes de que cerrara la discoteca en la que se convirtió el Gran Canaria dio tiempo a que Araujo se uniera a la fiesta, también invitado por Viera.

Esa segunda parte a la que solo le faltó confeti contrasta con una primera mitad en la que la UD, con el mismo once de Mestalla, se atragantó. La propuesta de Paco Jémez de presionar muy arriba y controlar el balón le incomodó de entrada. El Granada se sintió más a gusto, pero el agujero que tenían en la banda izquierda de la defensa lo aprovechaba la UD. Entre falta y falta del Granada, El Zhar y Michel Macedo explotaban las carencias de Gabriel Silva para despertar al personal en un comienzo anodino. La UD creaba más peligro cuando presionaba que cuando combinaba y así llegaron las dos primeras ocasiones del franco-marroquí. Vicente Gómez, después de perder muchos balones en Mestalla, se desquitó y con ellos tres desbordando la UD encontraba la manera de hacer daño al conjunto de Paco Jémez. Ni Prince, ni Viera ni Marko Livaja, fueron tres actores secundarios los dueños de la primera parte.

El croata, infalible en Mestalla, se tiró a la piscina en un mano a mano con Ochoa a pase de Vicente y con El Zhar totalmente solo. Pero el franco-marroquí se desquitó dos minutos más tarde, cuando Gabriel Silva se pegó dos tiros en su pie con dos despejes desastrosos dentro del área, Vicente peleó el rechace y el cuero le cayó a El Zhar, que de tiro cruzado fulminó a Guillermo Ochoa.

De la relajación a la exhibición

Entonces sí, la UD se enchufó. Pero por poco tiempo, solo fue el aperitivo de lo que iba a llegar en la segunda parte. Empezaron a aparecer Roque, Viera, Prince y el propio Vicente con más continuidad, no solo de manera puntual, y la UD mostró autoridad. Paco Jémez quiso cortar por lo sano quitando al errático Gabriel por Gastón Silva, pero el conjunto amarillo siguió generando peligro por ese costado. Así, tuvo que salir Ochoa al rescate de los suyos con dos grandes respuestas ante El Zhar y Vicente. Otra vez ellos.

Se agotaba la primera parte y también las pilas de los jugadores. En todo fiestón debe haber un momento para la relajación, para salir a tomar el aire. La UD, al borde del descanso, cometió el pecado de sentirse superior, se desconectó y Jeremie Boga le soltó un bofetón. El joven francés, cedido por el Chelsea, recibió el balón entre líneas, no encontró oposición y su disparo lejano cogió a contrapié a Javi Varas.

Tras refrescarse la UD volvió a la pista dispuesto a bailar. Así, después de que Dani Castellano fallara un mano a mano acudió Boateng a poner la alfombra roja. Con un salto imperial voló sobre Guillermo Ochoa y culminó un contragolpe de vértigo. Lo empezó Javi Varas con un saque medido para Livaja, que tuvo un mal día en el remate pero estuvo redondo en el juego colectivo -su movimiento en el 3-1 fue medio gol-. El croata vislumbó el horroroso repliegue defensivo del Granada, que dejó solo a Boateng, y los muelles del mediapunta hicieron el resto. Estaba tocado el alemán tras un duro golpe recibido unos minutos antes, pero no le frenó para superar al mexicano en el aire.

Entró el duelo en un ida y vuelta poco recomendable para el Granada. Y es que las aproximaciones del conjunto de Paco Jémez fueron frenadas por unos imperiales David García, Pedro Bigas, Roque Mesa y Vicente Gómez. Ésta vez no tuvo mucho trabajo Javi Varas, que desde que Jonathan Viera se puso en plan rey de la noche fue un espectador más de la borrachera de la UD. Había que disfrutarlo. Porque no todos los días serán días de fiesta, pero un fiestón así es para saborearlo bien. Y recordarlo.

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