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La contracrónica (3ª jornada)

Roque, del éxtasis a las tinieblas

El cerebro de la UD agigantó su figura con un primer acto bendito

Roque, del éxtasis a las tinieblas

Un bailarín bajo el caos. En la tarde del escándalo, Roque Mesa dio un recital en el infierno del Pizjuán. Pero la venganza se quedó a medias. No hubo justicia para el ejército de Setién, liderado por la mejor versión del pintor renacentista. El teldense se burló de todo el centro del campo del Sevilla, una sala de máquinas multimillonaria, con un baile de regates imposibles. La sinfonía del gladiador resistió durante los primeros 45 minutos con suficiencia. Pero la macabra actuación del juez de la contienda, Martínez Munuera, que decretó una polémica pena máxima de Bigas sobre Vitolo [con la expulsión del defensa amarillo], y concedió el (2-1) de Carlos Fernández, con el tiempo agotado hizo de guillotina. Final cruel del liderato.

El '15' de la UD fue el más brillante del bloque de Setién, que se adelantó con un gol galáctico de Tana (minuto 16). El atacante del barrio pesquero de San Cristóbal se estrenó en este curso a lo grande. Con una obra de arte, en su intento por mitigar la ausencia de Jonathan Viera [el rey de la galaxia de gofio].

La UD sucumbió porque se quedó sin gasolina. Acusó el esfuerzo de la primera hora de la contienda, en el microondas del Pizjuán -a más de 35 grados-. No supo aniquilar al Sevilla, al desperdiciar un tiro franco de Sergio Araujo desde la frontal [que desbarató Rico con un gran despeje en el tramo final]. Pero fue víctima del terremoto Martínez Munuera, que toleró el juego brusco de N'Zonzi y solo penó con dos amarillas las quince faltas sevillistas.

La crueldad del destino es indescifrable. Se cebó con Javi Varas, inconmensurable durante 93 minutos -solo recibió el tanto de penalti de Sarabia- y terminó cometiendo un desliz en la acción del fatídico gol de Carlos. Una losa macabra. Cometió un error de cálculo, en el córner que selló el acta de defunción.

Igual que Bigas, perfecto al corte, y que quedó señalado por la acción de un discutido penalti con Vitolo. El extremo internacional, con el corazón amarillo [completó 90 partidos con la UD], volvió a vestirse de verdugo. Igual que en el pasado febrero. En el cementerio del Pizjuán, el del Polígono de San Cristóbal siempre luce su guadaña. No hay compasión en la batalla del balón.

Con estos ingredientes, los amarillos dominaron la escena desde el toque barroco y al tanto de Tana, cabe añadir el anulado a Nabil El Zhar y al remate fallido de Marko Livaja -solo ante Rico-. La sorprendente aparición del extremo argentino Mateo aportó profundidad en los primeros treinta minutos. La UD gobernaba el encuentro y estalló la tormenta perfecta. Lluvia de silbidos en el Pizjuán. Nervión estaba poseído por el bailarín Roque.

Z Motivación y criterio

El teldense, fichaje frustrado del Sevilla durante el verano, terminó con treinta pases correctos, solo cinco fallados y un agarrón para frenar la galopada de Correa (55'). Esa acción provocó la tangana perfecta. Quedó patente la personalidad y los galones de este arquitecto de vanguardia. Ganso, N'Zonzi, Correa, Vázquez o Nasri fueron azotados por la elegancia de Roque Mesa.

Cuatro recuperaciones, siete regates para enmarcar, dos pérdidas y tres faltas recibidas. En el 34.6% de posesión del conjunto isleño, el teldense cumplió un rol capital. También acusó el cansancio en el último cuarto de la batalla. El Sevilla fue creciendo con el paso de los minutos. La entrada de Vitolo fue una puñalada al corazón de la milicia del Roque Nublo. El asedio hispalense fue incontestable. Varas se vio obligado a completar doce intervenciones, por las cinco de Sergio Rico.

La nueva versión del triángulo mágico -Roque-Vicente-Tana- portó la brújula con criterio en los primeros minutos. Aplastó literalmente la partitura de Ganso, que solo dejó un pase para la galería en su expediente. Pero al inicio del segundo acto, la UD entregó el protagonismo a un Sevilla despiadado. Vitolo, Carlos y Sarabia fueron los activos de refresco. Llegó el cambio de roles. La apisonadora de Setién -que ya cuenta con diez dianas 270'- pasó de dominador a dominado. Le cedió todo el protagonismo a la propuesta caótica del Sevilla. Los de Sampaoli se estrellaron una y otra vez ante David García y Bigas. Los centrales estuvieron brillantes.

Z Discurso de líder

Al término de la batalla medieval, Roque recriminaba la falta de intensidad en la acción diabólica del (2-1). "Esto es Primera y los errores se pagan muy caro; se nos ha quedado cara tontos. Ha sido muy duro".

Era el lamento del nuevo sargento general de gofio. Con Jonathan Viera y Prince fuera de combate, y en una plaza caliente como Pizjuán, el teldense se puso duro. Completó una de sus mejores actuaciones [ya cuenta con 103 duelos con la elástica amarilla] y supo administrar la presión. Era el señalado y se creció ante los lobos de Sampaoli.

Aparte de la indignación con el colegiado Martínez Munuera, la UD dio muestras de madurez en el cuerpo a cuerpo con el Sevilla. Un proyecto faraónico, que se adornó con el estreno en esta competición del internacional francés Nasri. Exjugador del Arsenal y Manchester City, no pudo con la muralla de acero. Ben Yedder también pasó de puntillas, como Ganso, del que solo se pudo apreciar un pase a lo Valerón que fue congelado por Varas.

El mazazo deja a los isleños en la tercera posición. Sigue en las alturas el proyecto barroco de Setién. El revés deja daños colaterales, como la roja de Bigas. Llega la hora de Lemos y Aythami Artiles. Viera y Prince podrían estar ante el Málaga. Sobran motivos para creer en esta legión de poderío y magia.

A la intervención portentosa de Roque, cabe mencionar la lucha titánica de Livaja ante los zagueros Rami y Pareja. Vio la tercera amarilla en este curso, y fue derribado en una acción para la polémica -que hubiese dejado al Sevilla en inferioridad-. El remate de Araujo, desde la frontal, vino precedido de un taconazo fantástico del delantero croata. Raza y coraje para este universo de fantasía. El monólogo de Roque se topó con el verdugo Vitolo y un volcán llamado Martínez Munera.

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