La Provincia - Diario de Las Palmas

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Un colíder de hierro

La solidez defensiva y el orden táctico dan a la UD Las Palmas una nueva victoria ante un Málaga que insistió - Momo decidió de penalti en un vistoso inicio de partido de los amarillos

Instalado en la nobleza de la Liga, a la UD Las Palmas no le ha dado por ponerse exquisito. Seduce con su juego atractivo, aunque sea solo a ráfagas, como ayer, pero gana de cualquier manera posible. Cuando domina a través del balón a un rival frágil defensivamente, como ocurrió ante el Granada, golea. Cuando es sometido por un grande, como en Sevilla o en Valencia, sobrevive y contragolpea con vértigo para vencer o, al menos, merecer puntuar. Y cuando se pone por delante ante un rival de su talla y le falla la inspiración con el balón en los pies resiste, sabe sufrir y también gana, como contra el Málaga (1-0). Quince minutos de acierto, precisión y velocidad con el balón en los pies le bastaron a la UD. Se adelantó en el minuto diez con un gol de penalti de Momo, que recibió él mismo, y desde entonces mantuvo alejado de su área a un Málaga con grandes jugadores de ataque. Es de hierro.

Fue demasiado académico el equipo amarillo, muy previsible y le faltó velocidad y cambio de ritmo en ataque. Ocurre que tiene tantas virtudes esta UD Las Palmas que incluso gana cuando juega un mal partido. O, mejor dicho, cuando juega mal en ataque. Porque ayer lo volvió a bordar el cuadro insular en defensa. Desde el orden táctico y la solidez de sus centrales -imperial Pedro Bigas- la UD convirtió en oro el gol de Momo. En oro puro porque el conjunto insular suma 9 puntos de 12 posibles, acabará la jornada en tercera posición -a falta de lo que haga hoy el Real Madrid- y es colíder. Si la salvación matemática está en los 45 puntos ya ha recorrido el 20 por ciento del camino. En solo cuatro jornadas. Y en dos de ellas sin Jonathan Viera, la bandera del proyecto. Una barbaridad.

Momo y Lemos, titulares

Había comenzado la UD gustándose. De vuelta al Gran Canaria, el equipo amarillo quería imponer su estilo después de que en las tres primeras jornadas los rivales le dejaran madurar poco la circulación de balón. Lo que más le gusta. El Málaga, que con el sello de Juande Ramos opta por protegerse y salir al contragolpe, le diseñó un contexto ideal para que la UD tuviera por un fin un registro alto de posesión. Con un 86 por ciento en los primeros quince minutos el cuadro insular mostró sus intenciones. Y acompañado de un punto de vértigo y mordiente. Dani Castellano y Michel Macedo daban amplitud y un centro del gemelo que llegó al brasileño se acabó convirtiendo en el primer remate de la UD.

Se marchó a las nubes pero fue un aviso para el Málaga. Poco después Dani Castellano repitió internada y esta vez buscó a Momo, que se anticipó a Recio y fue víctima de penalti. El de Las Torres no falló ante el intimidante Kameni y la UD, como ante el Granada y el Sevilla, se puso por delante. Había salido Momo como novedad en detrimento de Mateo y relegando a Prince Boateng, que venía de lesión. La otra novedad en el once fue la presencia de Mauricio Lemos por las molestias de David García. Con Pedro Bigas, el uruguayo forma una pareja de centrales con una proyección posiblemente sin igual en Primera División. Y ayer lo demostraron porque Lemos mantuvo el listón tan alto como lo había dejado David García y el balear, espoleado por las palabras de Julen Lopetegui, estuvo imperial. Digno de selección.

Los dos sostuvieron a la UD desde el gol. Lo necesitó el equipo amarillo, que se empezó a sentir incómodo ante los contragolpes del Málaga. Y es que los locales no volvieron a rematar a puerta en la primera parte hasta los últimos minutos con un cabezazo de Marko Livaja, desaparecido. El croata estaba huérfano de balón. Tana, Momo, Vicente, Roque y El Zhar no le encontraban y su poca participación era el reflejo de que a los amarillos, demasiado previsibles, les faltaba verticalidad. Faltaba la magia de Viera y el hambre de Prince.

El Málaga sí tuvo profundidad. Con Jony, 'Chory' Castro y Juanpi es un equipo sobrado de velocidad. Ocurre que delante tenían a una defensa muy concentrada. Pedro Bigas apagó varios incendios, como un mano a mano de Charles con Javi Varas o un centro con veneno de Jony que iba a embocar el brasileño. Y Michel Macedo otro, justo cuando Juanpi se relamía a centro del 'Chory'. Así, con el Málaga mereciendo más, se fue la UD al descanso. Una UD que empezó sometiendo a su rival desde la posesión de balón pero acabó agradeciendo su fortaleza defensivo y su orden táctico, esos argumentos que tan buenos resultados le han dado en este inicio de Liga.

En varias ocasiones la UD se había encontrado con espacios suficientes para contragolpear pero a veces no quiso entrar al trapo y otras le faltó precisión. Con ventaja en el marcador desde muy pronto, dio la sensación de que prefería esperar para encontrarse con un guión de ida y vuelta. Y puede que fuera la decisión más inteligente.

Ya en la reanudación la UD Las Palmas se animó a contragolpear con más frecuencia y el Málaga mantuvo todas las luces encendidas, así que el duelo subió su intensidad y se igualó. Juande Ramos reclutó en un abrir y cerrar de ojos al grancanario Sandro Ramírez -que fue silbado-, a Keko y a En Nesyri, también jugadores ofensivos. Antes de eso Tana ya había dado dos avisos con dos contragolpes que rondaron el gol. En el primero Livaja no llegó a un centro de Momo y en el segundo El Zhar se durmió ante la corrección de Llorente.

Remate de Araujo al palo

Setién, por su parte, reclamó a Araujo por un tocado Marko Livaja -salió cojeando- y a Boateng por un desacertado El Zhar. El Málaga se rompió e invitó a los amarillos a montar un correcalles, pero la siempre adecuada lectura táctica de los insulares se lo negó. Nunca dejó de tener las líneas juntas y la firmeza en defensa suficiente y, en ataque, pudo sentenciar cuando Araujo no llegó por muy poco a otro centro de Momo. Mientras, atrás, Bigas y Lemos ejercían de columna vertebral para que todo lo demás no se derrumbara.

El partido agonizaba y el Málaga seguía empujado. Fue a trompicones y con un punto de fortuna como encontró su mejor ocasión. La tuvo Charles en una volea al borde del área pequeña que mandó a las nubes. De ahí al final siguió gobernando el pragmatismo de la UD, que incluso intimidó a Kameni en el descuento con un trallazo de un enchufado Sergio Araujo al poste. El argentino no puso la guinda, pero dio igual porque ya la tarta se la había comido la UD. Atiborrado de puntos, el equipo amarillo sigue de moda.

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