La UD Las Palmas entró en otra dimensión con el ascenso a Primera División. Y luego Quique Setién le elevó otro peldaño. El cántabro ha puesto al equipo insular en órbita. Ha entrenado al cuadro amarillo en 34 jornadas de Liga y en la clasificación parcial de Primera División desde entonces la UD Las Palmas es séptimo. Solo le superan, por este orden, Real Madrid, Barcelona, Atlético de Madrid, Athletic, Villarreal y Sevilla, seis clubes que disputan competiciones continentales en este curso.
Realidad y ficción se unen para arrojar un dato que refleja el momento de forma en el que se encuentra esta UD Las Palmas. Y no es cuestión de cuatro jornadas de algo puntual, de algo consecuencia de un buen calendario o de la fortuna. Viene de lejos. Concretamente, desde que Setién se sentó en el banquillo. 34 partidos son más que suficientes como para dejar claro que esta UD no es un espejismo. Más allá de que una posición tan alta como la tercera en la que duerme ahora sí pueda ser circunstancial, el equipo insular ha demostrado en las últimas 34 jornadas de Liga que está en condiciones, no de presupuesto pero sí de fútbol, de pelear por algo más que por la permanencia. Aunque a la hora de hablar de objetivos el presupuesto es la única vara de medir las obligaciones.
No han sido 34 jornadas de una misma temporada, lo que ha condicionado muchos resultados. Sin ir más lejos, al final del curso pasado la UD se dejó ir en las últimas fechas, algo que también hicieron Sevilla, Málaga o Real Sociedad. Además, hay tres clubes nuevos en Primera División y otros tres que ya no están. Otro fenómeno que enturbia esta particular clasificación es que en este verano muchos clubes han cambiado drásticamente sus plantillas. No es el caso de la UD Las Palmas, que ha mentenido el grueso de su vestuario y también, por supuesto, de su cuerpo técnico. Y ahí es donde ha resisido una de las claves de su excelente inicio de curso. Solo cinco fichajes realizó el cuadro insular con Prince Boateng, Marko Livaja, Mateo García, Hélder Lopes y Michel Macedo, además de los retornos de Tyronne y Asdrúbal.
Esa adaptación exprés de las caras nuevas se ha sumado a la continuidad de un modelo que dio grandes resultados. Un modelo que saca el máximo rendimiento de los mejores jugadores del plantel, que es vistoso y que enamora al mundo del fútbol.
Todo empezó el 25 de octubre del 2015, en el debut del técnico cántabro, una cita ante el Villarreal que se saldó con un empate a cero. Desde entonces, unos meses de irregularidad mientras las piezas iban encajando poco a poco. Las lesiones, la acumulación de partidos por la Copa del Rey y algunos problemas defensivos fueron piedras importantes, pero la UD no se desvió del camino. Y cuando las piezas encajaron, la victoria en Eibar el 26 de febrero sirvió de detonante para que la máquina, ya engrasada empezara a dar buenos resultados. Y así hasta hoy.
