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La UD, ignorada en la rueda de prensa previa de Zidane, rasca un punto ante el campeón de Europa

Tana celebra su gol con una acrobacia.

El viernes, a mediodía, Zinedine Zidane compareció ante los periodistas en la capital de España. No fue algo inusual. El entrenador del Real Madrid ejecuta ese ejercicio en la víspera de cada partido oficial. Y 24 horas antes de visitar Gran Canaria cumplió con la norma. Se puso la sudadera de la marca deportiva que viste a su equipo, se plantó delante de los micrófonos y allí, en la sala de prensa de Valdebebas, contestó a todas las cuestiones: del empate que había cedido el conjunto blanco un par de días antes frente al Villarreal CF, del estado físico de algunos de sus jugadores, de la lesión de Leo Messi. El técnico francés habló de lo humano y de lo divino, pero se dejó atrás un pequeño detalle. Nadie le preguntó por Las Palmas, el inminente rival del campeón de Europa. Y así, entre tanta ignorancia futbolera -de tanto hablar del Madrid, del Barça, de las abdominales de Cristiano Ronaldo y del tinte de Neymar en unos medios que tienden a los excesos de la prensa rosa- algunos descubrieron anoche, por levantarle un meritorio empate al gigante blanco, a un señor equipo: la Unión Deportiva que se ha sacado de la chistera Quique Setién.

Empató Las Palmas al Real Madrid en un partido en el que, pese a resultado tan meritorio, el conjunto amarillo estuvo por debajo de su nivel. Y eso no debe ser nunca un reproche; sólo subraya el mérito del punto sumado y pone en valor a un grupo -el formado por el entrenador y sus futbolistas- que apunta alto. Tanto como ellos mismos se lo crean y, sobre todo, quieran. Esta Unión Deportiva es hermosa y no hay que perderla de vista.

La pelota

Durante la semana, en la víspera de cada duelo, hay mucho ruido. Se habla de muchas claves. De esa alternativa táctica o de aquel planteamiento, pero en cuanto el árbitro señala el pitido inicial y el balón empieza a rodar, el negocio es de los futbolistas. Sólo de ellos. Y Las Palmas tiene unos cuantos buenos. Muy buenos, más bien. Eso lo sabía bien Zidane. Pese a que ningún periodista le preguntó por el rival 24 horas del pulso, el técnico francés mandó a los suyos a enredar el juego amarillo. Y lo logró

El Real Madrid, frente a un adversario que se mueve a partir de la asociación de sus jugadores a través de la pelota, ordenó adelantar la línea de su equipo, que se lanzó a presionar muy arriba la salida de balón de Las Palmas. Zizou también mandó tapar a Roque Mesa, pieza capital en el engranaje creado por Setién. Y por ahí se gripó la Unión Deportiva, que sufrió de lo lindo para contener a una manada en la que sobresalían bichos como Cristiano Ronaldo, Bale -un reactor por su banda-, Modric, Kroos o Morata.

Las Palmas perdió la pelota y, al mismo tiempo, perdió el norte. Irritado sin su bien más preciado, muy metido atrás, largo como una eternidad y con las líneas muy separadas, al conjunto amarillo se le notó incómodo. Sin soluciones para fluir, la posesión del balón le duró un suspiro a la UD, problema que se multiplicó ante las rápidas transiciones de un Madrid que no especula. Ni siquiera pregunta antes de disparar. Tras cada robo del esférico, el cuadro merengue se lanzó como una fiera hacia la portería de Javi Varas.

La suerte

En ese escenario, dominada por el Real Madrid, la Unión Deportiva aguantó en pie con un notable ejercicio de resistencia -Macedo, David García y Aythami estuvieron sobresalientes atrás- y una buena dosis de fortuna. Porque anoche, estrellas como Bale, Benzema, Cristiano Ronaldo, Morata, Kroos o Asensio se plantaron delante de Varas en numerosas situaciones de ventaja y, en algo extraordinario entre tanto talento, desperdiciaron la mayoría de esas ocasiones claras de gol.

Fue Asensio, casi un imberbe entre tanta figura, el que sació el apetito de la bestia. Fue en el minuto 33, tras cazar un rechace en el área tras un disparo de Nacho González en una jugada que arrancó con una mala entrega de balón de la propia Unión Deportiva Las Palmas.

El talento

El gol templó el ímpetu del Real Madrid, que dio un paso atrás. Ese exceso de confianza penó al campeón de Europa, un equipo formado con los mejores jugadores del mundo, pero que enfrente se topó con un grupo de futbolistas que no tienen tanto lustre pero que no son mancos. Con Roque neutralizado y Jonathan Viera lejos de la acción, en sobre el césped se juntaron Tana y Vicente Gómez para sacar del atolladero a Las Palmas a partir de la idea que marca Setién.

El primero, todo un figura, firmó su tercera diana del curso para establecer el empate a uno antes del descanso. Y el segundo, todo elegancia e inteligencia sobre el campo, se inventó un delicado pase con la cabeza en el minuto 84 -justo cuando la fatiga podía con la escuadra amarilla- para asistir a Araujo en la jugada del 2-2.

En un espacio de 24 horas, que arrancó con el olvido de los periodistas sobre el rival de turno del Madrid, la UD Las Palmas, a lomos de dos tipos como Vicente y Tana, dos jugadores que hace un año eran casi dos anónimos para el mundo del fútbol en general -habitaban en el fondo de armario de Herrera-, demostró anoche que el fútbol es mucho más que el ruido que últimamente le acompaña y la propaganda que se extiende a su alrededor: es un juego en el que sobreviven los equipos bien trabajados a partir de una idea innegociable. Y ese tesoro lo administra Setién, aunque no tenga a Cristiano Ronaldo -enfurruñado o no-.

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