Asdrúbal Padrón cumplió el sueño de todo niño que da sus primeros pasos en el mundo del fútbol, llegar algún día a jugar en Primera División. Y si lo hace con el equipo de su tierra en una de las catalogadas grandes ligas del planeta, la satisfacción es todavía aún mayor. Pues bien, el jugador grancanario lo logró al fin. Sin duda, supone un premio a su perseverancia y a una actitud positiva hacia el trabajo a pesar de las zancadillas que ha tenido en el camino.
Aunque su presencia en el campo, en cuanto a minutos, fue anecdótica -estuvo alrededor de cinco minutos en el césped-, el del Guanarteme, a sus 25 años, ya puede añadir una muesca a su currículo de éxitos deportivos, la más importante quizás de su trayectoria.
En ese currículo también figuran dos ascensos a la máxima categoría del fútbol español en apenas un año. Primero, con la propia UD Las Palmas; luego, formando parte de un hito histórico para otro club humilde del panorama nacional, el CD Leganés. Visto que de nuevo la temporada pasada no tenía sitio en el conjunto amarillo, en el mercado invernal puso rumbo a la capital de España para jugar en el club pepinero; un acierto, visto el resultado positivo de su apuesta.
Con ese éxito regresó a su club de toda la vida para ver si ahora podía gozar de la confianza del técnico. Pero no fue así. Otra cesión más en el horizonte. Ese horizonte le llevaba, en principio, hasta el Elche, pero de nuevo otro mazazo.
El club ilicitano, argumentando unos problemas en la rodilla del delantero de Guanarteme, lo dejó tirado el último día en el que se cerraba el plazo de fichajes en la época estival, por lo que la UD Las Palmas se vio obligada a darle un dorsal, el 25, en la plantilla profesional.
Todo parecía indicar que su paso por el equipo amarillo, viendo los antecedentes, iba a resultar efímero, sin demasiado protagonismo. Pero él no se desanimó y ha seguido trabajando como uno más de una plantilla muy amplia, de 25 efectivos, otro dato que también iba en su contra.
Pues bien, el tercer delantero puro de la UD Las Palmas, que siempre había dejado su impronta de goleador en Segunda División B y en Segunda con los amarillos, salió de nuevo a la palestra, esta vez por causa de un lance extradeportivo, o sea la salida del tiesto de Sergio Araujo y la correspondiente purga de su entrenador Quique Setién en Pamplona, dejándolo en el graderío de El Sadar.
Sabedor de sus opciones reales de seguir rascando minutos, lo que pueden tener claro es que Asdrúbal Padrón no se rinde y continuará poniendo el todo por el todo para tener más oportunidades durante esta temporada. En todo el presente ejercicio o únicamente en la primera mitad del curso, porque tampoco resulta descabellado pensar que busque de nuevo una cesión cuando se abra el periodo de fichajes en la época invernal. Eso sí, su reputación como goleador, los ascensos logrados a Primera División y el hecho de haber debutado en la máxima categoría subirán su caché para terminar en un equipo del mayor prestigio posible, aunque a él tampoco se le caerán los anillos con tal de jugar.
Pero eso sí, hasta que haya que tomar la hipotética decisión de tener que hacer otra vez las maletas y no esté todo perdido, el Búfalo continuará partiéndose el pecho en pos de otro ratito de gloria, como el que disfrutó en Pamplona un 1 de octubre de 2016, fecha que ya no olvidará jamás.
