Es el único rostro del plantel que no ha debutado con Setién. Javi Castellano, en su séptima campaña de amarillo, formará parte esta noche de la lista de convocados. Examina su recuperación de una grave lesión de rodilla. Coraje, sacrificio y un dilema para el cántabro. El delineante mágico pide paso. Javi Castellano pide paso. E ilustra el penúltimo de los debates en el tablero de ajedrez amarillo. La libreta mágica de Setién deberá buscar acomodo al mimbre total de 29 años. El centrocampista de la UD -150 participaciones en el club isleño- puede dinamitar hoy una espera interminable. 467 días después, de su estreno en Primera División, ante el Atlético de Madrid en el Calderón [22 de agosto del 2015], puede presentarse esta noche en sociedad al cántabro. Supera un calvario que parecía eterno.
Una maldita lesión de rodilla le dejó 'ko' durante 365 días. Se perdió la 2015-16, salvo esa efímera aparición de noventa minutos, ante el ejército del Cholo Simeone, Torres y Griezmann. Lo curioso es que completó los noventa minutos. Misterios de la ciencia.
En la pasada pretemporada, tras las primeras sesiones de trabajo en el Municipal de Maspalomas, recayó. La dureza del terreno de juego resultó un aliado macabro para la articulación. Un error de cálculo de los servicios médicos paralizaron la venta de Roque Mesa al Sevilla [que ya estaba pactada por una cifra que superaba los diez millones]. Con Hernán también entre algodones -el pasado julio-, el teldense y Ángel Montoro eran las únicas alternativas para el segundo curso en la mejor liga del planeta.
Encaje táctico
Javi dispone de un manejo de balón exquisito. Se sabe ubicar junto a los centrales de forma instintiva. Cuenta con un notable envío de balón en corto. ¿Pero cómo encaja en el sistema táctico de Setién? La primera opción reside es convertirse en escudero de Roque. El mismo rol con el que está cumpliendo de maravilla Vicente. Ese 4-1-4-1 pasaría al 4-2-3-1, con el que Setién ya jugó en la 2015-16.
Javi Castellano interpreta el juego a la perfección y presume de colocación. En las cuatro temporadas anteriores a su lesión -desde la 2011-12 a la 2014-15- alcanzó los 132 partidos. Todo giraba en torno al gemelo. Brújula y líder. Llegó del Real Unión de Segunda B para forjar su segunda etapa en la Isla y resultó un alta de quilates. Con Juan Manuel Rodríguez, llevó el ritmo de la UD. Acarició el sueño del ascenso el 22-J ante el Córdoba y luego fue la extensión de Paco Herrera. No se concibe el salto de categoría sin el bastón de mando del isleño. Desplazó a Roque a una demarcación de extremo. Pero ese 22 de agosto todo cambió. Herrera recurrió a Hernán y Wakaso.
Con el despido del técnico catalán, padre espiritual del 21-J y del salto de categoría, Setién apostó por Roque Mesa y Vicente Gómez en la medular, en su estreno ante el Villarreal en el Gran Canaria (0-0). En el imperio de seda, en la dictadura barroca del cántabro, Tana y Viera retrasaron su posición para conformar el triángulo mágico.
Ante el Sevilla -14 de febrero en el Sánchez Pizjuán-, el cántabro encontró la fórmula mágica. Tres 'bajitos' [Vicente estaba lesionado] con bandas rápidos como Nabil El Zhar o Wakaso. Willian José fue la referencia en el ataque. La inclusión de Momo resultaría capital en la primavera de oro (la racha de seis victorias en siete partidos entre febrero y abril).
En este curso, con Vicente, al cien por cien, Setién optó por sacrificar a un extremo. Los cuatro magníficos -Roque, Viera, Tana y Vicente- son ahora el escudo de la UD. Un sello elegante, que luce una meritoria décima posición. Nadie cuestiona el glamour de los mosqueteros. ¿Y dónde juega Javi?
Finaliza contrato
Javi marca sus plazos. Hoy, 15 meses después, puede besar la gloria. Podría incluso retrasar su posición y jugar de central. El 30 de junio acaba contrato y las dudas sobre su estado físico se disparan.Su concurso en el laboratorio de Barranco Seco es incontestable. Es de los mejores. Lucha y se sacrifica. No pasa el tiempo para el delineante.
Las 467 noches de Javi Castellano. Su futuro en el universo de Setién es un enigma. Con Juan Manuel, Lobera, Josico y Herrera fue indiscutible. Ahora, afronta el reto de su carrera. Sepultar las sombras y recuperar su cartel de estrella.
