Reutilizado por Setién como marcador central, hace un año -30 de diciembre- sufría una lesión muscular ante el Granada. El contratiempo le dejó sin opciones de lucir su nivel en la 'primavera de oro'. Eclipsado por Roque y superado por Montoro, llega su momento. La Copa es su puerta al cielo.
207 días bajo la dictadura de las tinieblas. El resurgir del artillero en el templo de los templos. Hernán Santana -109 duelos de amarillo, 18 en Primera, con un tanto en el Santiago Bernabéu - regresa esta noche al ruedo. Su última aparición en la UD se remonta al 8 de mayo, en la disputa de la 37ª jornada del pasado campeonato. Una eternidad para el centrocampista de Zárate, indiscutible para Sergio Lobera en la 2012-13 (32 partidos, 2.105 minutos) y Paco Herrera en la 2014-15 (32 duelos, 2,506').
En el adiós de Juan Carlos Valerón, Nauzet Alemán y Ángel López, en el estadio de Gran Canaria ante el Athletic, completó 82 minutos. Y terminó la película. Comenzó una batalla contra el infortunio. Padecer de todos los colores. La rodilla derecha y una dolencia muscular -con recaída incluida- le postraron en la enfermería. Cayó en un tomo de medicina práctica: edema óseo en pretemporada, rotura fibrilar del gemelo derecho en primera tras regresar en el Pizjuán...
Tuvo que viajar a Barcelona para afrontar una recuperación total y a finales de septiembre vio la luz. Listo para el combate, tras casi dos meses de trabajo en solitario, ha sido invisible para Setién. Hasta que llegó el torneo del 'ko'. Con 26 años, el centrocampista ha sido eclipsado por el estallido de Roque Mesa. Pero de forma cuestionable por la implantación de Montoro en todas las convocatorias -ha estado citado en las trece primeras jornadas-.
Capital en el ascenso del 21-J, dejó una jugada de pícaro con Roque para liquidar al Zaragoza -cuando la UD tenía nueve jugadores-. Y silenció el Bernabéu. El 31 de octubre del 2015 hizo historia al marcar en el fortín de CR-7 (en la derrota 3-1). Desde noviembre del 2000 -Guayre-, no marcaba en La Castellana un amarillo. Fue su proyección planetaria. Hasta que se hizo el silencio. 207 días después, vuelve a dar guerra. Renace del lodo.
