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Cuando más parece menos

La UD Las Palmas, con todas sus fichas profesionales completas y 25 jugadores en nómina, no encontró recursos para cambiar el rumbo del partido ante el Leganés desde el banquillo

Asdrúbal Padrón, Raúl Lizoain, Hernán Santana, Ángel Montoro y Mauricio Lemos, ayer, en el banquillo del Estadio de Gran Canaria. JOSÉ CARLOS GUERRA

Minuto 85 de partido. A la UD Las Palmas se le escurrían sin remedio dos puntos en casa. En frente, un Leganés en cuadro -los pepinerosdejaron a ocho futbolistas en casa, algunos de ellos, los más determinantes de la plantilla- habían remado para sacar un gol y poner la igualada. Un empate que por méritos revelaba justicia, ese concepto tan iluso en el deporte. Ahí, Quique Setién, miró a Asdrúbal y a Hernán Santana para que sacudieran en un último intento a la UD. Un movimiento final que pareció más impulsivo que convincente.

Resulta paradójico lo que le sucedió a la UD Las Palmas. El equipo amarillo no puede inscribir más jugadores; todas sus fichas están completas. En liza, 25 jugadores que pelean cada jornada por tener un hueco en el equipo. Una plantilla larga, enorme, que parece no tener alternativas claras para sacudir partidos como el que planteó ayer el CD Leganés, ordenado y centrado en defender y golpear en la primera parte; vivo, batallador y peleón en la segunda mitad.

Si el 'Lega' llegaba con lo justo a Gran Canaria, castigado por las lesiones, la UD también llevaba consigo algunas bajas notorias. Setién no pudo contar con los lesionados Prince Boateng -máximo goleador-, Sergio Araujo -segundo delantero de la plantilla-, Dani Castellano -lateral izquierdo titular- y Aythami Artiles -central con una baja cuota de protagonismo esta temporada-.

Aún con esos inconvenientes, Quique Setién se enfrentó a la desdicha de mandar a tres jugadores a la grada: Javi Castellano, Mateo García y El Zhar. Con el resto elaboró un once que salía prácticamente de calle y dejó en el banquillo a otros siete futbolistas: Raúl, como portero suplente; dos defensas: David Simón y Mauricio Lemos; dos mediocentros como Ángel Montoro y Hernán Santana; un hombre de banda como Tyronne y un delantero, Asdrúbal Padrón.

Y ahí, en la banda, no encontró alternativas el técnico cántabro en el día donde sus principales baluartes, esos donde la UD guarda su mayor talento, no lograron responder como de costumbre. En la confección de la plantilla, amplísima, hay muchos maniquíes parecidos y otros que parecen que se han quedado rezagados en el termómetro de confianza y expectativas de Setién.

Dos defensas, dos mediocentros y dos atacantes en el banquillo. En la línea ofensiva, sobre todo por las bandas, parece que es donde Las Palmas posee más lagunas. Nabil El Zhar y Mateo se fueron a la grada. El francomarroquí ha perdido esos galones que le otorgó Setién al inicio de la campaña y en el tramo fianl de la pasada. Por su parte, el extremo argentino está verde. En los minutos que ha tenido no ha logrado encandilar ni al técnico ni a la grada del Gran Canaria. Tyronne, en su regreso a la Isla, tampoco parece que haya logrado convencer del todo a Setién. Problema a la vista cuando faltan algunos nombres.

En ataque, Asdrúbal no salió cedido en verano porque el Elche -vilmente- lo rechazó alegando problemas en su rodilla inexistentes. Sin minutos notables, a pesar de su última notable semana y media, y huele a que saldrá en enero.

Por otro lado, a la UD se le caen los centrocampistas puros -Roque Mesa, Vicente Gómez, Ángel Montoro, Hernán y Javi Castellano-. Ayer, Montoro y Hernán salieron a escena desde el banquillo en un partido que pedía probablemente otra cosa, otra dirección. Un chispazo desde la banda que no iba a producirse.

Setién recurrió tarde al banquillio. Un gesto que indica la falta de alternativas que se encontró ayer cada vez que miraba detrás. El intento de reforzar más aún el centro del campo con Ángel Montoro no funcionó. Sin recursos claros que le otorgaran garantía total, a Setién y a la UD se le iban dos puntos de su fortín. El mercado de enero está a la vuelta de la esquina y la UD ya ha movido ficha. Una señal de que a veces, más puede ser menos.

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