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UD Las Palmas La crónica

La UD no capta el mensaje

Con el club negociando fichajes para mirar a Europa el equipo se duerme ante un Leganés que mereció más

Justo unos días después de que la directiva admitiera que negocia con dos delanteros de prestigio internacional y de que el entrenador explicara que en el vestuario creen que pueden dar un paso más en la clasificación, la UD Las Palmas deja escapar dos puntos de oro ante el Leganés (1-1). El juego, con un excedente de confianza, contradijo el discurso de la semana y la UD completó su peor partido de la temporada en casa. Creyó que ante un rival de la zona baja de la tabla y diezmado por las lesiones le bastaría con la velocidad de crucero. Pero el Leganés, con las ideas muy claras y la concentración por las nubes, le puso en apuros y mereció convertirse en el primer equipo en asaltar el Gran Canaria. Solo su inocencia en ataque -es el conjunto de Primera División que menos goles marca- y los reflejos de Javi Varas evitaron que el bofetón doliera aún más.

El tempranero tanto de Marko Livaja, que anotó por segunda jornada seguida, relajó demasiado a los amarillos. Cuando se dio cuenta, la UD estaba atada de pies y manos por un inteligente y elástico Leganés. En la primera parte atascó a los insulares con cinco defensas y en la segunda, visto que su rival no le intimidaba, metió a un delantero más que le dio el acierto que le faltaba. Fue el propio Guerrero, en un penalti claro de David García, el ejecutor del empate a un cuarto de hora para el final.

El revés moral resultó muy duro. Tanto que una parte del Estadio de Gran Canaria, a pesar de la situación clasificatoria tan privilegiada, acabó silbando a los suyos. Y es que el juego fue muy pobre y no hubo siquiera remates a puerta ni ocasiones tras el empate madrileño. Los cambios desde el banquillo tardaron una eternidad y no hubo ni rastro de la magia de Viera, Tana, Roque y compañía. En el aspecto individual solo estuvieron a la altura la garra de Vicente y Livaja y las paradas de Javi Varas.

Faltó lucidez, profundidad, alternativas y sobró un punto de soberbia. En muchos tramos del encuentro pareció que la UD no se daba por aludida ante el dominio territorial del Leganés y confiaba en que una genialidad puntual resolviera el asunto. Pero no llegó. Dos remates a puerta, el del gol de Marko Livaja, que llegó en un fuera de juego milimétrico, y uno de Momo sin veneno fue el triste registro ofensivo de la UD.

El Leganés, mientras, no dejó de sacudir el árbol a ver qué caía. El equipo de Garitano, sin algunos de sus pilares como Diego Rico, Rober Íbañez, Serantes o Szymanowski, entre otros, planteó un bloque muy unido con cinco defensas y tres atacantes preparados para el contragolpe. Era una batalla táctica para ofrecer alternativas. No bastaría el plan A. Y con ese examen ya previsto salió al maltrecho césped la UD con el once esperado: sin Prince ni Dani Castellano por lesión siguieron ocupando sus puestos en el once tipo Momo y Hélder Lopes. La única novedad con respecto a Mendizorroza fue el retorno de Roque por Montoro.

En ese previsto contexto de balón para los amarillos y paciente espera del Leganés, el que más cómodo se sintió desde la primera parte fue el cuadro madrileño. Así, a los dos minutos y tras un córner tuvo Roque que despejar el balón en el área pequeña. Pero la caraja amarilla que tantos goles ha costado se quedó en ese despiste. No llegó al inicio si no en toda la segunda parte. Y es que, a pesar de las incomodidades que plantearon el césped y el Leganés, la UD salió centrada.

Los visitantes combinaban el repliegue con la presión y dejaban las líneas muy adelantadas. La premisa era estar muy juntos y no conceder espacios por dentro al juego imaginativo de la UD. Eso parecía tenerlo previsto Quique Setién porque sus jugadores empezaron a recurrir muy a menudo al pase en largo para sacudirse la presión. A Viera, Tana y Momo les costaba una barbaridad aparecer entre líneas. Los amarillos estaban condenados a generar peligro atacando la espalda de los defensas con un pase largo y un buen desmarque o entrando por las bandas.

Míchel Macedo, otra vez

De inicio los amarillos interpretaron de manera adecuada el sistema rival y al cuarto de hora una internada de Míchel Macedo, quién si no, tras un pase de Tana encontró el remate de Marko Livaja. El croata se encontraba en fuera de juego y el asistente echó una mano a la UD al validarlo. Era un partido cerrado, feo y agrio en el que el primer gol resultaba clave. Pero ese tanto acomodó a Las Palmas, que mantuvo el guión sin sentir la obligación de cambiar el ritmo cerca del área contraria, de abrir el campo y de seguir buscando envíos en largo. Le faltó hambre a la UD, abusó del pase horizontal, con no perder el balón le bastó y sus estrellas no aparecieron. La segunda parte del plan parecía que era dejar pasar el tiempo a la espera de que el Leganés le concediera espacios.

Con esa especie de tregua se llegó a los últimos cinco minutos de la primera parte, cuando el Leganés dio un paso adelante. No lo vio venir la UD, que sufrió de lo lindo por la banda de Macedo por la electricidad de Darwin Machís. La habilidad del venezolano acabó en dos paradones de Javi Varas, siempre fiable cuando se trata de presumir de reflejos. Solo el meta sevillano y la candidez ofensiva del Leganés permitían a los amarillos seguir por delante.

Entonces llegó la muestra de ambición de Garitano: fuera el lateral Bustinza y dentro el delantero Guerrero. El sistema de cinco estaba anulando el juego de los amarillos pero era insuficiente para marcar. Ni siquiera con un defensa más surgió la luz de Roque, Viera y Tana, y la UD parecía huérfana de la mordiente de Prince.

Desaparecidos los amarillos, el Leganés se permitió incluso el lujo de encadenar varias posesiones largas. Y así, en una jugada trenzada, llegó el claro penalti de David García sobre Guerrero, que previamente se había deshecho en su desmarque de Bigas.

Acababa de entrar Montoro en lugar de Momo. El primer cambio de Setién no fue un agitador como Asdrúbal o Hernán. Y tampoco llegó pronto a pesar de que el Leganés era dueño del partido desde que se reanudó el duelo, generaba ocasiones y en el otro área no había señales de Iago Herrerín. El cántabro intentó recuperar la manija del centro del campo y adelantó a Roque, pero no funcionó. En el tramo final Garitano se blindó con otro central y la tardía entrada de Asdrúbal y Hernán no provocó esa jugada aislada que esperaba la UD. No hubo respuesta positiva. Ni al planteamiento del Leganés ni al mensaje que mandó el club.

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