La UD Las Palmas, en su visita de hoy al Camp Nou, se va a encontrar con un Barcelona herido por su poco productiva temporada en el campeonato liguero. Si el cuadro azulgrana ya resulta temible cuando no se siente presionado por las angustias clasificatorias, ahora que las tiene es mucho más peligroso. Pero esa presión por no poder fallar puede también convertirse en un arma de doble filo para los hombres de Luis Enrique. Si no logran encarrilar pronto el resultado, los amarillos se muestran capacitados para darles otro susto en su estadio.
Y es que el templo culé ha sido ya profanado esta temporada en más ocasiones de lo habitual. Una derrota y tres empates como local se acercan más a unas cifras de final de temporada que a números de mitad de campaña. Esa debilidad en casa, con derrota ante el Alavés y empates frente al Atlético, Málaga y Real Madrid, es la principal causa por la que el Barça se encuentra ahora algo descolgado del liderato. Cinco puntos le saca su eterno rival, una diferencia que puede aumentar en caso que los madridistas puntúen ante el Valencia en el choque que les queda todavía pendiente por su participación en el Mundialito.
Pero esté como esté, la peligrosidad del Barça resulta incuestionable. El potencial de su plantilla, encabezada por la más que temible MSN (Messi, Suárez y Neymar) permite al cuadro azulgrana hacer un roto a cualquier rival aunque no firme su actuación más brillante.
A la mala racha liguera de los catalanes hay que sumar los problemas extradeportivos que rodean al equipo. Por ejemplo, la polémica generada por las críticas de Piqué contra los arbitrajes que reciben; hay temor en la UD por si va a ser la que pague hoy los platos rotos de las quejas blaugrana contra los colegiados. Ayer se abría otro frente en el club culé con la destitución de Gratacós, responsable de Relaciones Institucionales Deportivas, por cuestionar la grandeza de Messi.
