Cada vez más tertulias, cada vez más relevancia a las redes sociales, a los rumores, a los despachos, a lo secundario. Y cada vez menos importancia a lo básico, a la esencia, al balón, al césped. Es la tendencia en la que se mueve el fútbol moderno en los últimos años. Con la colaboración de los medios de comunicación y la complacencia de los aficionados [de la mayoría], el espectáculo del balompié ha entrado en otra dimensión desde hace lustros. Es lo que Juanma Lillo, ayudante de Jorge Sampaoli en el efervescente Sevilla, bautizó con una frase paradigmática: "La guarnición se ha comido al solomillo".
En esas se encuentra la UD Las Palmas antes de recibir al Deportivo (19.45 horas), un partido que ha quedado en un segundo plano. El equipo amarillo ha recordado en esta semana, y hacía tiempo que no lo demostraba, su tendencia a la autodestrucción. En una temporada memorable, sin apenas lunares, practicando un fútbol para el recuerdo, de repente han florecido de la nada asuntos extradeportivos para dejar en un segundo plano lo que se le da bien: el fútbol.
Con la goleada encajada al Barcelona no empezaba bien la semana. El nuevo positivo de Sergio Araujo al volante la torció y las revelaciones de Quique Setién ayer en la rueda de prensa la remató. El entrenador desveló que el mal comportamiento en los últimos días de algunos de sus jugadores, entre ellos Jonathan Viera, provocarán muchos cambios en la alineación de este viernes.
La ausencia del referente ofensivo del equipo se suma a la de Prince Boateng por sanción y de Pedro Bigas, David García, Dani Castellano y Hernán Santana por lesión. Además, Setién explicó ayer que los actos de indisciplina fueron de varios jugadores, por lo que habrá otra sorpresa en la grada, aparte de la de Araujo. Por todo ello el cántabro ha convocado a tres jugadores del filial: el central Eric Curbelo, el extremo Benito -que ya hizo la pretemporada con el primer equipo- y el punta Erik Expósito -máximo artillero del equipo-.
Por si fueran pocos los temas de conversación que regatean el partido de esta noche, la FIFA dio ayer el visto bueno a las incorporaciones de Jonathan Calleri y Hernán Toledo, fichajes que anoche ultimaba el club con la intención de hacer oficial durante el día de hoy.
Así que no le llega en buen momento el partido a la UD. Ante este panorama tiene dos manera de responder: ahogarse o salir reforzado. La mano dura de un entrenador no entiende de medias tintas. O el vestuario se fortalece o se descontrola. Y la prueba de este viernes puede dar pistas sobre la salud del futuro de esa relación.
Por cuestiones futbolísticas, la ausencia de Viera, unida a la de Boateng, debilita el ataque amarillo, que sin embargo recupera la buena racha de Marko Livaja tras su suplencia en el Camp Nou. Tana o Montoro completarán el triángulo del centro del campo y la chispa de Mateo García tiene muchas papeletas de volver a disfrutar de otra oportunidad.
Enfrente, el Deportivo llega en una buena dinámica. Con precedentes favorables en el Gran Canaria pero sin victorias visitantes en todo el curso, el conjunto de Garitano está creciendo. La UD, al menos, afronta el partido, al contrario que el del Camp Nou, desde la alerta y no desde la confianza. Paradójico. Pero así de especial es la UD.
