La Provincia - Diario de Las Palmas

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Fluir en el conflicto

La UD, en una semana turbia, marcada por aspectos lejanos al terreno de juego, consiguió mantener su idea y forma hasta el gol del empate con una alineación de circunstancias

En la primera imagen, los aspersores del Estadio de Gran Canaria, que saltaron en medio de la segunda mitad. En el centro de esta serie, uno de los palcos donde ven los partidos los futbolistas con Jonathan Viera y Javi Castellano entre ellos. Debajo, Juan Carlos Valerón entrega a Vicente Gómez una camiseta en homenaje por sus 200 partidos con la UD Las Palmas.

¿Se puede tener una clara tendencia al conflicto, a vivir siempre con las garras fuera? Si se extrapola esta pregunta a la UD Las Palmas, la cuestión parece ser resuelta con un 'sí'. Ni siquiera en su momento de mayor plenitud, con una paz mental sostenida durante esta temporada, construida con puntos y fútbol en el césped, la UD es capaz de alcanzar su nirvana, dejar atrás el sufrimiento de sus últimos años y alcanzar la felicidad absoluta, incorruptible. En esa tendencia explosiva, siempre hay algo que le hace reventar.

Eso es lo que le ha pasado esta semana a la UD Las Palmas, que recibía ayer al Deportivo de La Coruña, un equipo que había cedido el papel de protagonista. La historia en sí misma no resulta novedosa en el mundo del fútbol ni tampoco en el club amarillo: casos de indisciplina, broncas internas y un positivo por alcohol al volante. Una combinación explosiva que sacudió los últimos días del club grancanario.

Aparentemente, todo iba demasiado bien para la UD antes de recibir al FC Barcelona. Para empezar, estaba desahogado en la tabla. Lleegaba de ganar en el Vicente Calderón al 'Atleti' en la Copa del Rey y la ristra de elogios que habían recibido los amarillos a los largos de la semana henchía el orgullo del cuadro de Setién. Demasiado idílico.

Así que la UD se inmoló al inicio en el Camp Nou con el 5-0, un resultado que era el preludio de la entrada en "la semana más difícil" -según las palabras del entrenador amarillo- de la era Setién en el banquillo del Gran Canaria. Hombre de diálogo y racionalista, Quique Setién tiró de fusta. Su decisión más drástica fue dejar fuera de la lista de convocados a Jonathan Viera, el factor diferencial de su equipo.

Setién ya acumulaba bajas importantes como las de Pedro Bigas, Dani Castellano o Prince boateng. Dio igual. El sacrificio, en convicción con sus ideas de priorizar la gestión del vestuario a otras cuestiones, se llevó el pulso. A partir de ahí, el técnico tuvo que enhebrar una alineación donde algunos remiendos, a juicio de sus minutos y trascendencia en esta temporada, mantuvieron el nivel. Siempre con la filosofía y sello reconocible por la UD. Al golpe de 'Setién quédate', la grada ya se posicionaba.

Con los amarillos proponiendo y dominando, cayó el gol. Mateo García, que hasta hace un par de semanas veía su futuro más fuera que dentro de la Isla, puso el 1-0. Cosas de la vida. A base de resultado, el ruido parecía mitigar. La UD fluía bien bajo la tormenta

En medio, la UD seguía a lo suyo: el fútbol era una buena cortina de humo. Ángel Montoro, otro futbolista que apuntaba a banquillo si Viera hubiera estado en el once, cumplía con creces. El valenciano robaba y jugaba. El partido iba sobre ruedas ante un Deportivo manso, peligrosamente, dócil.

Un zarpazo le valió a los gallegos para herir a la UD que despareció con el gol de Andone, rematada con la expulsión de Aythami Artiles, que dejó al cuadro amarillo con diez, y minimizaba las posibilidades de victoria grancanarias. El punto, en un equipo que no puede dejar de bailar con esa tensión, transformó el incendio en ascuas, en un empate que tapa a medias el último vaivén de esta UD.

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