En medio de las arenas movedizas la UD Las Palmas también sabe puntuar. E incluso mereció más. El equipo amarillo, en plena crisis interna, demostró que con el balón en los pies su estado de salud es bueno y sometió al Deportivo de La Coruña, que se llevó un punto del Estadio de Gran Canaria con muy poco. Un solo remate a portería de Andone bastó a los visitantes ante una UD que, a pesar de las bajas, dominó a su rival durante la mayor parte del encuentro. Solo la expulsión de Aythami Artiles en el tramo final cortocircuitó a los amarillos e impidió el último arreón.

Hasta entonces el partido tuvo un solo color. No fue un dominio aplastante. A veces gobernó a través de la posesión y otras desde la posición, pero la UD Las Palmas mereció más. El tanto inicial de Mateo García, que sigue empeñado en ser la nueva joya del equipo y mantener su dorsal hasta el final de curso, fue seguido de una soberbia actuación del tridente que formaron Montoro, Vicente Gómez y Roque Mesa. Los tres sostuvieron a los insulares en el centro del campo pero no pudieron evitar que Florin Andone, en una jugada aislada, apuñalara las mejores intenciones de la UD.

La contundente rueda de prensa de Quique Setién al airear algunos asuntos internos en la previa había instalado en el ambiente un aroma de partido especial. No era para menos. Se abría un nuevo capítulo en la exitosa era del entrenador cántabro al frente del banquillo insular. La efectividad de su golpe de autoridad en la gestión del vestuario solo se comprobará con el paso de las semanas, pero de momento el empate y la buena actuación evidencian que su propuesta de fútbol es una garantía. Incluso sin Jonathan Viera, el mejor jugador del equipo, por el castigo recibido tras su discusión en el Camp Nou. El otro señalado por motivos disciplinarios, además de Araujo por el positivo del miércoles, resultó ser Javi Castellano, que también se quedó en la grada y el canterano Benito debutó en los últimos minutos. Las tres ausencias técnicas se sumaron a las bajas de Prince por sanción y de David García, Bigas, Dani Castellano y Hernán Santana por lesión. Casi nada.

Fue un once de circunstancias, pero hasta así la UD mereció ganar ante un rival que llegaba al alza. Montoro, Mateo García y Vicente Gómez, bien escoltados por Lemos, Roque y Livaja, cogieron las riendas de una alineación que se logró abstener del ruido. De momento, si hay duelo interno, Setién empieza ganando. Y eso siempre es una buena noticia.

Superioridad con y sin balón

Con el 4-4-2 que planteó Garitano la UD Las Palmas no tuvo problemas para hacerse con la posesión de inicio. Al castigo a Jonathan Viera se sumó la suplencia de Tana por molestias físicas durante la semana, con lo que Setién dio el timón del centro del campo a Montoro. La presencia del valenciano hizo que Roque adelantara su posición y los amarillos tuvieron superioridad. El triángulo Vicente-Roque-Montoro encendió las luces a Mateo García, Momo y Marko Livaja, otro tridente poco habitual. El croata avisó a Tyton con un tiro envenenado que buscaba la escuadra. En el saque de esquina un cabezazo de Aythami Artiles, titular junto a Lemos en el centro de la zaga, se marchó rozando el poste. La profundidad de Míchel Macedo y Hélder Lopes en los laterales, así como la experiencia de Javi Varas en la portería, completó el once más esperado.

Dominaba la UD con tranquilidad, toda la que no había tenido en la previa, y llegó el gol, obra del más activo. Una volea de Mateo García, tras un desastroso despeje de Sidnei, rebotó en el propio central portugués y desvió lo suficiente como para despistar a Tyton. Otra muesca más de la perla argentina, que se resiste a marcharse en enero. La jugada había empezado en un saque de banda de Hélder, una combinación de talento entre Roque y Vicente -vestidos de Tana y Viera en las inmediaciones del área- y un buen centro del lateral portugués.

La afición, como cuando empezó el partido, reaccionó con gritos de "¡Quique, quédate!". La postura de la grada estaba muy clara. El gol alteró ligeramente el partido, pero no el gobernante del mismo. La UD comenzó a mandar de manera territorial. Al Deportivo le duraba más el balón, pero los amarillos se sentían cómodos esperando para contragolpear. Los de Garitano no están hechos para mantener la posesión y a los de Setién les bastó con estar bien situado. Giró la UD en torno a Montoro, que realizó otro partidazo: atento en el robo y preciso en el pase, dio mucha velocidad al juego amarillo.

No es que los insulares abandonaran su credo. Ocurre que no sufrían sin balón, algo parecido a lo que sucedió en las primeras jornadas, y eso diseñó un partido inesperado. En ese guión Roque, Vicente y Mateo encontraron espacios para contragolpear. Así, en varias llegadas al área faltó claridad en el último pase y el dominio territorial no se tradujo en ocasiones claras. Mientras, en el otro área no había noticias de Andone y Joselu. Solo un despeje de Hélder Lopes al que no llegó por poco el punta gallego asustó a un Estadio de Gran Canaria que se fue enfriando por el bajo ritmo del partido. Le dio tiempo a la UD, sin embargo, de rozar el segundo en un centro bombeado de Momo que remató Míchel y el balón salió rozando el palo tras golpear en un defensa.

Si el partido ya era extraño, el surrealismo se apoderó de él cuando al minuto de de reanudarse los aspersores se activaron. De vuelta a la normalidad, la UD cambió el chip. Con el balón en los pies dio un paso al frente y alimentó a Marko Livaja, desasistido pero siempre insistente en la recta final de la primera parte. El croata, hambriento de gol y de dar un golpe sobre la mesa ante la inminente llegada de Jonathan Calleri, no llegó por poco a una gran combinación con Roque y Vicente y seguidamente lo probó desde el centro del campo. Vicente Gómez, más llegador que nunca por las ausencias de Viera, Tana y Boateng, protagonizó la más clara. Tras un exquisito regate de Mateo y un centro de Hélder Lopes remató a las nubes el de Schamann en boca de gol.

El bofetón del Deportivo

Estaba enchufada la UD y Livaja lo volvía a intentar. Eran los mejores minutos. El balón fluía rápido, el equipo mordía y las llegadas se sucedían. Fue en ese momento cuando un pase largo de Emre Çolak, el jugador más talentoso del Deportivo, encontró la espalda de Mauricio Lemos. El uruguayo, que estaba muy fino, perdió el duelo con Florin Andone, que es un huracán: una oportunidad y para dentro. El rumano batió por el palo corto a Javi Varas.

Cuando empezaba a reaccionar la UD llegó la segunda amarilla a Aythami Artiles. El central llegó tarde en una acción innecesaria en el centro del campo y Fernández Borbalán no tuvo piedad. El andaluz sacó de quicio a los locales pero acertó en una acción clave.

Así que le tocaba nadar a contracorriente a la UD. Setién, que volvió a esperar al tramo final para hacer los cambios, puso en liza a Tana en detrimento de Momo y luego El Zhar sustituyó a Livaja. En la defensa le bastó al cántabro con retrasar a Montoro, que mantuvo su línea de sobresaliente en el puesto de central. Sirve para todo.

Tocaba resistir, y la UD lo consiguió. Andone rozó el segundo con un remate en el primer palo que salió cerca del poste pero no hizo más daño el Deportivo. Los amarillos no atinaron a lanzar los contragolpes, tampoco cuando se sumó al campo la chispa de Benito, y se conformó con el punto. Salió vivo el Deportivo y sale reforzado el golpe de efecto de Setién.