El período de reflexión de Jonathan Viera mereció la pena. El de La Feria salió del rincón de pensar para liderar un partido brillante de la UD Las Palmas y recordar, de paso, que en el césped del Estadio de Gran Canaria el único que manda es él. Al menos hasta que alguien diga lo contrario. Subido a su espalda, y a la de un genial Prince Boateng, al que le sienta muy bien el traje de '9', el equipo amarillo remontó a un correcto Valencia (3-1) para asomarse a puestos europeos. Todo ello en la víspera de la llegada del fichaje más galáctico en la historia del club, el de Jesé Rodríguez. Vuelven los días felices a la UD, que tras un par de semanas convulsas pasa página y sale de la crisis, más interna que deportiva, a lo grande.

Uno de los señalados de ese capítulo borroso fue Jonathan Viera. Quique Setién le castigó con un partido en la grada tras una discusión en el Camp Nou y la reacción del de La Feria fue la esperada: aceptar la sanción interna, pedir disculpas y rematar la faena con una actuación soberbia para deleite del Estadio de Gran Canaria, que se puso en pie para despedirle. No era para menos. El de La Feria acababa de redondear uno de sus mejores partidos de amarillo. Sobre todo porque apareció cuando el equipo más lo necesitaba. El cuadro insular fue sometido por el Valencia en los primeros minutos. Incluso el equipo de Voro, que llegaba lanzado a la cita, lo que dobla el mérito de la remontada insular, se puso por delante con gol de Santi Mina. Pero entonces surgió la magia de Jonathan Viera y la potencia de Prince para mostrar el norte a la UD. Con un misil a la red de Diego Alves empató el partido, Mauricio Lemos hizo el segundo con otro trallazo, en su caso de falta, a la escuadra ché y Prince Boateng sentenció embocando un centro de Dani Castellano y aprovechando un error infantil de Mangala.

No fue la única concesión del Valencia que influyó en el partido. Y es que en la reanudación, con el 1-1 todavía en el marcador, Munir vio dos tarjetas amarillas casi consecutivas por dos faltas inocentes. Con uno menos el conjunto de Voro se desarboló tácticamente y la UD le encontró agujeros por todas partes, lo que le permitió remontar y poner el foco en el debut de Alen Halilovic. Apenas la tocó el croata porque los visitantes mostraron garra en el tramo final para evitar un resultado más abultado.

Y es que le costó a los amarillos quitarse de encima a un Valencia pegajoso. Con Montoro y Momo como sorpresas en el once inicial salió la UD. Setién quiso forrar el centro del campo con el valenciano escoltando a Roque y Vicente. Con esa base de talento y precisión no sudaron los amarillos para gobernar la posesión de balón. Ocurre que el Valencia estaba preparado para semejante guión y lo aceptó. El conjunto de Voro ejerció una trabajada presión liderada por Enzo Pérez y el joven Carlos Soler, y los amarillos apenas combinaron en campo contrario. No encontraron a Jonathan Viera, que partió desde el costado izquierdo, donde menos suele influir, ni a Momo en el derecho. Prince estuvo participativo desde el saque inicial, pero ni con esas consiguió la UD inquietar de inicio a Diego Alves.

El ghanés le ganó la partida a Marko Livaja en la batalla del '9' y volvió a confirmar, como ante el Sporting de Gijón, que es un dolor de cabeza para los centrales. Si frente a los rojiblancos tuvo que lidiar con el corpulento Babin, ayer hizo lo propio con los gigantes Garay y Mangala, que hizo un partido desastroso. La potencia de Prince ganó infinidad de duelos, como los que sirvieron a Macedo y Momo para plantarse en el área en los primeros diez minutos. No hubo consecuencias, pero ese argumento, que tanto ha echado en falta el equipo, dio sus frutos más tarde en el gol de Jonathan Viera.

Para entonces ya se había adelantado el Valencia. No tenía el balón, pero el conjunto de Voro estaba cómodo, dominaba el territorio y cada vez que robaba la pelota sembraba el pánico en la defensa amarilla, a la que regresaron Bigas y Dani Castellano, que se perdieron los dos partidos anteriores por lesión. Fue en su primera oportunidad clara cuando encontraron el premio los visitantes. Gayá, que junto con Cancelo formó una pareja de puñales por los costados, encontró un pasillo a la espalda de Michel y Momo y su centro lo embocó Santi Mina. El envío, muy preciso, pilló a la zaga insular pidiendo el fuera de juego, que no existió, y a Javi Varas vendido y saliendo a la desesperada.

Reacción rápida de la UD

La cosa se ponía fea porque el Valencia llegaba en racha y su puesta en escena fue magnífica. Tenía por delante una misión de altura una UD que no se encontraba a gusto. Pero se despertó tras el bofetón. Se agarró a Prince Boateng y Jonathan Viera para levantarse y encontrar la meta de Diego Alves. Así, se fueron sucediendo las ocasiones y las acciones polémicas para encender al equipo y al Gran Canaria. Prince probó a Alves con un remate a bocajarro y al minuto Vicente, tras una gran conducción de Viera, tardó un mundo en rematar desde la frontal. Mangala rozó el penalti en dos acciones sobre Prince, que también estaba en todas las jugadas de peligro de la UD. La segunda pena máxima fue más clara que la primera pero Jaime Latre no pitó ninguna.

Era cuestión de tiempo que llegara el gol. Y llegó, como no podía ser de otra manera, con la implicación de Viera y Prince, los dos mejores del partido. Todo empezó con una internada de Bigas, que rompió la línea de presión ché y buscó a Prince. El balón lo tocó Garay, que lo dejó muerto y Vicente encontró al ghanés, que vio a Viera venir de cara. Entonces el '21' mandó a parar la jugada, se hizo el silencio y sacó un misil imparable para Diego Alves. Casi nada. El brasileño no es un cualquiera pero así de bueno fue el trallazo, que se coló por la escuadra.

Mantuvo el ritmo la UD en la reanudación pero la primera ocasión fue de Nani en un gran disparo que rozó el poste de Varas. Fue la única amenaza del campeón de la última Eurocupa. Estaba el Valencia haciendo un buen partido. Iba de más a menos pero se mantenía de pie hasta que llegó el punto de inflexión. La inocencia de Munir, que vio la segunda amarilla en una falta absurda sobre Dani Castellano, desarmó el planteamiento de Voro. Desde entonces la UD continuó con la quinta marcha puesta y se dio un festín.

Tardó poco en sentenciar porque otro trallazo, en esta ocasión de Mauricio Lemos, desarboló a Diego Alves. Viera, quién si no, recibió la falta en la frontal tras un gran desborde y fue esta vez el uruguayo quien se encargó de lanzarla. Con un misil que entró también por la escuadra marcó su primer gol en el fútbol español. Ya había avisado ante el Atlético de que tiene una pierna derecha tan potente como elegante y no tuvo piedad de Diego Alves.

Poco tardó Mangala en redondear su noche aciaga. Calculó como un benjamín un centro de Dani Castellano y le puso la alfombra roja a Prince. El ghanés no falló el mano a mano y redondeó su gran partido. No viene Jonathan Calleri, pero con Prince y Livaja ya cuenta Quique Setién con dos delanteros poderosos.

De ahí al final la UD apagó las luces. Volvió Tana, otra vez suplente, debutó Halilovic -que tocó poco el balón- y entró Livaja pero el partido no tuvo más historia. El equipo amarillo logró bailar a ratos al Valencia con alguna posesión larga, pero el cuadro visitante le echó carácter y frenó en seco lo que iba camino de goleada. No estropeó la fiesta porque el partido ya estaba resuelto. Viera y Prince dieron continuidad sobre el césped al hambre que ha mostrado el club en los despachos. Fuera conformismos. La permanencia no es suficiente.