El bólido tuneado de Setién. Un Ferrari para el estratega de las 50 batallas. Miguel Ángel Ramírez, presidente de la UD, ha puesto en las manos del técnico un plantel de lujo con las adquisiciones de Halilovic y Jesé Rodríguez. Apodado el emperador de seda, por su propuesta barroca, el cántabro ha exteriozado su satisfacción en las últimas jornadas en Barranco Seco.
Algo ha cambiado. El pasado 10 de diciembre, Setién lanzó una comparativa que le disfrazó de Hamilton. "Aquí el jefe de la escudería es el que decide el camino a seguir [en referencia a Ramírez] (...) Luego hay una serie de ingenieros, que conforman el coche, y un piloto que trata de hacer lo mejor -en relación a su figura-. Me limito a trabajar", dijo en la previa ante el CD Leganés en la sala de prensa.
Casi dos meses después, se ha cumplido el primer deseo de soltar lastre en el vestuario en el mercado invernal. Tyronne, Asdrúbal Padrón, Sergio Araujo y Nabil El Zhar hicieron la maleta. De 25 efectivos profesionales, la UD se quedó con 23 -llegaron como cedidos el diamante de Dubrovnik y JR-10-.
Con solo Livaja como nueve puro, Setién ha preferido emplear a Prince Boateng como referencia en ataque. Una fórmula que le dio resultado ante el Sporting (1-0) y Valencia (3-1). El tercer ejecutor, y también de circunstancias, sería Jesé Rodríguez. El preparador cántabro, según el discurso de Ramírez, se mostró satisfecho con estos tres pistoleros y rechazó acelerar la contratación de otro punta, tras caerse la 'operación Calleri'.
En la última fase de su renovación [el estratega ya se ha pronunciado a favor de estirar su carrera en la Isla], las metas de la UD se han modificado. Ahora, el reto es Europa. Jesé, en su presentación, dio un recital de ambición y coherencia. "Podemos lograrlo, hay piezas para conseguirlo. Con humildad, se pueden hacer grandes cosas".
Metamorfosis Mateo
El rol del atacante argentino Mateo García también ha sufrido una notable metamorfosis. El técnico determinó, en diciembre, que aquellos activos que carecían de minutos, "debían salir" para gozar de más protagonismo. Pero el 7 de enero, la vida de Mateo dio un vuelco. Su concurso de titular ante el Sporting le convirtió en un torpedo atómico. Y lució su condición de artillero ante el Atlético en el Calderón (Copa) y Dépor en el estadio de Siete Palmas. De figura silenciosa a protagonista. Mañana, la galaxia afronta su primera gran final.
