Hace siete meses, mientras revisaba su bandeja de entrada del correo electrónico, Ernesto García (Barcelona, 1973) se encontró con un mensaje que le revolvió el pecho y agitó su consciencia. Uno de los vídeos que había subido a su página web serportero.com -suma más de ocho millones de reproducciones el documento- había llegado hasta Sabalibougou. En su vida, nunca había escuchado ese nombre. El lugar en cuestión está incrustado en el corazón de África, cerca de Bamako, la capital de Malí.
Detrás de ese sobre virtual estaba Diaby y las decenas de porteros que entrena en su aldea copiando los métodos de trabajo de Ernesto García, entrenador de guardametas de la cadena de la UD Las Palmas. Él es su espejo, su gran mentor. Hoy Ernesto García inicia su camino hasta Sabalibougou para abrazar a Diaby y estar cinco días con él y sus chicos. Será todo un máster intensivo para él y su escuela.
"Desde el primer momento me planteé que tenía que conocerlos. Desde que vi a esos niños tirándose para mejorar, para parar, trabajando dentro de sus posibilidades como yo lo hago aquí... Es que desde el primer momento se me metió en la cabeza", comenta García, exportero de Las Palmas Atlético, formado en la base del Real Madrid y el FC Barcelona y con pasado en el Sabadell y otros equipos con solera en Canarias como la UD Lanzarote o el Vecindario.
Ni siquiera la inestabilidad política en el cinturón del Sahel -es una de las zonas del continente donde más activo es el terrorismo- o las enfermedades como la malaria que azotan al país, han apartado a Ernesto García de su encuentro con el gran Diaby. Una aventura donde estará acompañado por el técnico David Álamo y que es posible gracias a la colaboración de la Fundación Cajamar, Barceló Hotels and Resorts, el Hotel Alisios Canteras y Casa África.
"Me fío mucho de mi intuición, le hago mucho caso. Ahora tengo que escuchar esa voz y cuando vi a esos niños en el vídeo. Voy a formar a Malí, no sólo a los chicos de la escuela que tiene Diaby, sino también a más gente de la zona que va a acudir hasta allí", comenta con energía Ernesto García, que tampoco puede ocultar "ese hormigueo" por el viaje que hoy le llevará hasta Bamako.
Durante esos días, a Ernesto García no sólo le llegó el mensaje de Diaby. Desde Perú o Canadá -tiene una carta oficial para acudir a una de las escuelas de formación más importantes del país- también se han puesto en contacto con él. Pero, ¿qué unió a Ernesto García con Diaby de esa manera tan fuerte? La respuesta está en la forma de entender la vida del joven formador africano. "Mi metodología creativa con elementos reciclados, que hago de manera artesanal, los pueden hacer allí, donde escasean los recursos. Y él se las ha ingeniado para recrear los materiales que yo diseñé y subí al vídeo. Eso, en parte, nos une", reconoce García aún perplejo.
Las paradas en la tierra
Diaby, entre tablas de madera, bloques de hormigón, neumáticos y viejas cuerdas roídas, ha emulado el material con el que Ernesto García moldea a sus porteros. Los cajones, ruedas de camión, bandas elásticas y escudos para golpear el balón de García tienen una silueta distinta en el mundo de Diaby, pero la misma intención: hacer crecer a los guardametas de su centro.
"Recuerdo la primera vez que entré al Mundial 82 de Jinámar [antiguo campo donde jugaba la base de la UD] con un neumático hace 12 años. Pensaban que estaba loco... Ahora, ya hemos enviado algunos diseños de material para que ellos lo vayan trabajando allí. Además, también llevamos material de entrenamiento para mejorar sus condiciones", agrega Ernesto García.
Además de material para la formación, Ernesto García también lleva material deportivo hasta Mali. Pero la principal misión que tiene el coordinador de porteros de la UD Las Palmas y creador de serportero.com es que se empapen lo máximo posible de lo que pueda aportar con su conocimiento y metodología. Un decálogo de enseñanza que tiene sello propio después de más de una década como formador: El ADN del portero.
"Por mucha ilusión y ganas, les falta algo de criterio para desarrollar bien el trabajo, para darle un sentido. Por eso quiero ir y enseñarle parte de lo que sé", añade.
La comunicación con ellos no será un problema. No lleva traductor, pero ha visto cómo ha mejorado el español de Diaby y sus 19 años. "Tiene mi número de teléfono y desde entonces hablamos mucho. Me manda fotos, vídeos y me desea bendiciones para mí y mi familia. Es un chico extraordinariamente inteligente", sentencia.
Pero más allá de la lingüística, Ernesto García cree en otra cosa "que vale más para comunicar", admite mientras se señala el centro de su torso. "Creo que ésta es la comunicación universal, el pecho a pecho. Ése es un canal que une a las personas. Yo con mis cuatro ruedas, mis cajones, y que me vean tirándome allí, porque me voy a tirar, creo que pueden aprender bastante. Quiero que sean autónomos y que estos días le valgan para mejorar en su formación", concreta. De momento, su aventura ya está en marcha.
