El renacer de la galaxia. La venganza de los fantásticos.Adiós a la gran depresión con cinco toneladas de pólvora. El Gran Canaria fue el parque temático de Jonathan Viera, el imperio de la fantasía. El Disney World de Romario. El genio de la UD sepultó la era de las tinieblas -34 días sin ganar, últimas cinco jornadas- con una exhibición de poderío técnico y elegancia. Dedicado al seleccionador Lopetegui.

El '21' le brindó dos balones de oro a Jesé Rodríguez, que tras 28 días de pesadilla, puso fin a su maldición de amarillo. Marko Livaja, Roque Mesa y Unai García (propia meta) ampliaron la cuenta y acribillaron la resistencia del cadavérico colista Osasuna. Un (5-2) que cura todas las penas, y contó con el veredicto del partenón de Siete Palmas. Se escuchó, en una ocasión, el '¡Quique quédate¡', y la zona noble se echó a temblar. Carreras y reuniones de urgencia para trasladar al estratega una contraoferta. Todo lo curan los goles.

Tras cautivar al planeta, con un baño antológico al Real Madrid en el Bernabéu (3-3), la legión de Setién salió a por todas. Descarada y sin piedad [679 pases, nueve centros, 16 remates y un 73% de posesión], la UD alcanzó la excelencia en el primer cuarto de hora y en un final de película de ensueño.

Con la única novedad en el once de Livaja -que encadenaba tres jornadas KO por lesión- por Boateng, los amarillos fueron una apisonadora. Vendaval de gofio. Falta de Lemos a Kodro, y el balón largo de Viera para Simón (3') no llegó por un centímetro. La UD monopolizaba la posesión, con el poderío de su juego combinativo. Tormenta con el sello de Armani.

Sociedad letal

La primera galopada de Pedro Bigas, dejó a Jesé con un balón franco en el costado izquierdo. Fue el primer aviso (1'). Tiro cruzado de Vicente Gómez y el meta internacional italiano Sirigu se percató de que respiraba en el infierno. Con dos líneas de cuatro jugadores, la muralla rojilla parecía un flan. Una barrera de cartón. A los seis minuto de juego, con una asistencia mágica de Viera [al más puro estilo de Laudrup y levantando el esférico], Jesé controló y batió al arquero del bloque navarro. Tras un escorzo, ponía fin a la maldición del '10'. Una bendición. Livaja, tras golpear la red lateral, forzó la suspensión de la batalla -cuatro minutos-.

Con la liberación de Big Flow, Osasuna se dedicó a dinamitar la propuesta renacentista de la UD a base de patadas. Hasta 16 faltas y con el castigo de una amarilla, la de David García (11') tras una patada a Vicente. En el bombardeo amarillo, Lemos se sumó a la fiesta y Sirigu -hizo cinco paradas en el primer acto- se ganó el sueldo.

En busca del segundo, Viera portó el estandarte. Lanzamiento del '21' y un tacón de Vicente. El Gran Canaria se puso en pie, alucinando ante el festival de fuegos artificiales.

Segundo misil de Lemos y despeje de Sirigu (15'). El golpeo sobresaliente del zaguero uruguayo volvió a mostrar la mejor versión del exguardameta del Sevilla. En ese monólogo, Livaja vio la amarilla y se pierde el pulso liguero ante el RCD Espanyol -viernes-. Ese castigo desató el caos. Se disparó la indignación, ante la falta de criterio arbitral, y Prince Boateng fue también amonestado. Del Cerro Grande fue la diana perfecta. El diablo.

Viera y Jesé, la nueva sociedad, seguían haciendo de las suyas. Remate del exjugador del Madrid que se fue rozando el poste visitante.

En la respuesta de Osasuna, con una contra diabólica, Roque fue amonestado por derribar a Kodro. Segunda ausencia para visitar al Espanyol por acumulación de tarjetas -se suma a Livaja-. La dictadura del pase seguía su curso. Nueva llegada amarilla tras un derribo de Tana en la frontal. La falta la golpea Viera y acaba sin peligro.

Una combinación entre Jesé y Livaja deja a Dani Castellano directo a portería. Es derribado por Loé y no ve la cartulina. Estalla la caldera de Siete Palmas.

Pero en la primera aproximación rojilla, Kenan Kodro aprovechaba un error de Varas para firmar el 1-1. Lo hizo en posición ilegal. El colmo de los colmos. La rebelión de un colista en llamas.

Vicente aceptó toda la responsabilidad y se cabezazo se marchó por muy poco. La UD tomó aire y el pase antológico de Livaja a Jesé se estrelló en el portero (35').

En el final del primer acto, llegó el segundo tanto de Osasuna, de nuevo Kodro, que alcanzó la gloria, otra vez, tras un error de Varas. La falta de intensidad defensiva retrató a una UD sin nervio. Blandita.

El peso de la lógica

Desquiciados por la actuación de Del Cerro Grande, la galaxia perdió el rumbo de un encuentro que parecía plácido. Ante 19.911 fieles, tuvo que ser Livaja, el ejecutor de hielo, el que lograse el 2-2. El centro fue de Roque, preciso a la cabeza del estilete croata, que no veía puerta en Liga desde el pasado 10 de diciembre ante el Leganés.

Restaban 35 minutos y fue el fin de Osasuna. Un misil de Olavide, en la acción anterior al 2-2, fue el último latido de un universo decrépito. Setién agitó el banquillo y retiró a Tana, para dar entrada a Prince. En el 70', un centro desde la derecha de Livaja, fue introducido en propia meta por Unai García.

Una diana atribuible a la constancia y fe del estilete croata, que completó una actuación redonda. Cedió su puesto a Halilovic (72') y fue ovacionado por el partenón de Siete Palmas. Split es Teror, la cabeza de Marko vale una reacción.

Con la UD como dueña absoluta de la partida, Roque Mesa, desde la frontal logró el cuarto. Logra su segundo tanto en Primera de amarillo, el anterior se remonta al 23 de septiembre de 2015 ante el Sevilla.

En el kilómetro 83, de forma cómica, el central Lemos era retirado del campo cuando estaba listo para lanzar una falta [logró un tanto de cine ante el Málaga en La Rosaleda]. Se fue disgustado, para abrir la puerta a David García. Siete jornadas después, de su lesión ante el Barça en el Camp Nou, el capitán regresaba al combate.

Con Viera, Jesé, Halilovic y Prince, la UD fue un tsunami de caviar. Los fantásticos bailaron a un Osasuna desahuciado. El quinto lo firmó Jesé Rodríguez, tras un pase de genio de Viera. La sociedad barroca más letal del planeta. Artista de barrio y una especie en extinción.

Tras un mes en tinieblas, la UD alcanzó la excelencia para enterrar sus miserias. La explosión de Jesé y el cántico de lo imposible. La grada del partenón reclamó la continuidad del estratega con el '¡Quique quédate¡'. Activó el último esfuerzo de la dirección deportiva en otra muestra de hipocresía. La película en el parque temático de Viera.