La metamorfosis de los 509 días. Un año, cuatro meses y 20 días después, Quique Setién se reencuentra con el Villarreal en el Gran Canaria. Este viernes, desde las 19.45 horas y con las cámaras de Gol TV, el estratega cántabro reeditará su estreno en el banquillo de la UD.
El 25 de octubre de 2015 arrancaba su era ante el Submarino Amarillo en Siete Palmas (0-0). Era la disputa noveno jornada del pasado curso, y el proyecto había saltado por los aires tras la destitución de Paco Herrera -el arquitecto del mágico ascenso del 21-J.
Se trataba del debut de Setién en Primera. A sus 57 años, llegó avalado por su paso por el CD Lugo -258 partidos, un ascenso a la categoría de plata y una propuesta estética suicida e innegociable-. Ahora recibe a los de Escribá con 67 duelos con la UD [24 victorias, 17 empates y 26 derrotas] y el aroma macabro de ver perdido el tren de Europa.
Con un plantel galáctico, el cántabro afronta su peor racha de resultados -una victoria en las últimas siete jornadas- y con un cisma abierto con la entidad. El caso de la 'renovación imposible' dejó pasajes escabrosos y surrealistas [recibió la propuesta de la UD en una carta que abrió un día después].
Pagar por ver a Tana
El aterrizaje de Setién fue de acróbata. Un funambulista en el circo amarillo. La fractura club-afición era brutal, tras el despido del mártir Herrera. La dirección deportiva [Toni Cruz y Luis Helguera] apretó el gatillo y defendieron en cada esquina la candidatura de Setién.
¿Qué hizo el estratega en su primer día? En relación al último once de Herrera -derrota 4-0 ante el Getafe en el Coliseu-, Setién se cargó a Culio, Nauzet Alemán y Wakaso. Rescató del ostracismo a Tana, que ahora se encuentra en la quiniela de futuribles a la selección.
El último partido del atacante del barrio pesquero de San Cristóbal se remontaba a junio de 2015 -ante el Alavés, última jornada de Liga-. Setién reclamó los vídeos de la eliminatoria de Copa ante el Celta, que los amarillos jugaron en diciembre de 2014. El canterano jugó 16'. Y en sus primeras valoraciones, se disfrazó del presidente del club de fans de un activo con el cartel de díscolo: "Pagaría una entrada por verle jugar". Era la carta de presentación del revolucionario.
En su lista de milagros, pulió la mejor versión de Vicente, Roque y Viera. Los catapultó a la fama. Selló la permanencia al cuadrado. Desgastado por la renovación imposible, se le ha atragantado la gestión de un plantel galáctico. Pero su legado es eterno. El Villarreal maneja la opción de Setién para el futuro. Lo que cambia la película.
