En la última visita amarilla a Ipurúa, la UD Las Palmas estaba a punto de explotar. El caso Chester, con Nauzet Alemán y Sergio Araujo como protagonistas -ambos hoy fuera del club-, había salpicado de lleno al club. La situación era límite, tanto en el transcurrir interno de la entidad como en el apartado deportivo. Y la UD, sin haber conocido en todo el año la victoria lejos de Gran Canaria, ganó.

Hoy la UD no está en ese alambre deportivo, pero sí que lo está en el institucional. Porque el panorama que rodea la visita de Las Palmas al Eibar esta tarde (18.30 horas, BeIN LaLiga) es turbio. El anuncio hace un par de semanas del adiós de Setién, el bajón deportivo del equipo y la sensación de impotencia y frustración que muestra el equipo lejos de Gran Canaria asusta. Por eso Éibar vuelve a colocarse como un lugar clave para el devenir de la UD: o una vuelta a la normalidad si se gana o más calma tensa hasta el partido del domingo contra el Real Betis.

Ayer, la UD Las Palmas vivió un día completo donde Quique Setién sacó el látigo en busca de una reacción de los suyos. Primero, con una charla de casi una hora en el Hotel Hesperia Bilbao donde el equipo se instaló tras su llegada de Vigo. Una conversación entre el cuerpo técnico y toda la plantilla donde se enfatizó en los numerosos errores que se pudieron extraer tras la derrota -décima fuera esta temporada- frente al Celta. Varios futbolistas alzaron la voz; Setién y Sarabia contestaron. Un debate abierto en busca de soluciones.

Fue el primer plato fuerte del día. Tanto se extendió el asunto que la rueda de prensa del entrenador amarillo se retrasó media hora. Con el micrófono delante, Setién se envalentonó para pedir perdón al que se hubiera sentido ofendido por su tonteo con el Celta en sala de prensa, hablar de los "miserables" que, a su juicio, malinterpretan sus palabras y pedir algo más a los suyos. Era el segundo asalto.

El tercero llegó en las instalaciones de Lezama, el lugar donde el Athletic Club pule su talento. Porque Quique Setién apretó las tuercas a los suyos, cortó las risas y la jarana para sacar el látigo. En el último partido antes del choque ante el Eibar, el cántabro mostró su ceño fruncido y la mano dura.

Por ejemplo, dos detalles. No dejó participar a Prince en el partidillo. "Te dolía la espalda y no podías correr", le dijo Setién; después, reunión improvisaba con Aythami, Momo y Montoro. "Lo que no podemos es venir aquí y hacer un entrenamiento de chiste", se escuchó comentar a Setién en Lezama. Un aviso que no iba dirigido a ellos sino a todo el grupo.

Con todo eso, Setién avisó que pondría "alternativas" ante el Eibar de Mendilibar, nueve puntos por encima de la UD. La salida de Bigas -cumple ciclo de amonestaciones- y la entrada de Lemos será un cambio seguro. Aythami puede volver al eje de la zaga y en los laterales, Macedo y Hélder también están al tanto. En el centro del campo, Setién probó ayer con la inclusión de un mediocentro más, como ya ha hecho antes. Ahí Montoro parte con ventaja, con Hernán al acecho. Livaja y Halilovic también se asoman a un once que necesita una reacción.