Enterrar el hacha y acabar con corrección una relación para que ninguna de las dos partes se traslade en una catarata de daños colaterales. Un divorcio sin traumas y que transcurra por unos cauces más sosegados de los que le precedían. Ésa es la intención que la UD Las Palmas tiene con Quique Setién, su técnico hasta el final de esta campaña. Porque aún quedan ocho jornadas de competición que se pueden hacer eternas en un ambiente de crispación y réplicas públicas desde el banquillo a la banda y viceversa.

La entidad amarilla y Setién se separarán el próximo mes de junio. La ruptura está anunciada desde el sábado 18 de marzo, un día después de la victoria del conjunto amarillo frente al Villarreal. Y lejos de rebajar ese nivel de tensión entre el preparador y el club, el termómetro sólo ha parado de subir. Sin embargo, la UD no quiere que el asunto pase a un siguiente nivel donde el club estalle por los aires.

Por esa razón, la institución ha puesto el escudo por delante: no quiere vivir en este estado de efervescencia total. Menos aún cuando la UD se enfrenta a la búsqueda de cerrar un sustituto en el banquillo para Quique Setién. Una explosión total del club a estas alturas del curso, con la salvación virtual en el bolsillo, provocaría algo que dañaría externamente la imagen de un club que quiere cerrar al sucesor del técnico cántabro. Y ver la cintura de los clubes para manejar temas tan candentes como la situación de un entrenador cuando las cosas no van bien, es un buen medidor de cómo funciona una entidad.

En esta línea, y salvo desastre mayúsculo en este tramo final, Setién completará la temporada. Miguel Ángel Ramírez, presidente de la UD Las Palmas, así lo comentó en su última intervención pública en El Larguero de la Cadena Ser. "No merece salir por otra puerta que no sea la puerta grande de la UD. Estaremos a su lado apoyándole porque en estos momentos difíciles es cuando hay que estar al lado de la gente que te ha hecho disfrutar", argumentó Ramírez.

"Supongo que no, eso quiero pensar. Hay muchísimas cosas positivas con las que podemos quedarnos. No tengo que pensar mal del club, no pienso en venganzas. El club es consciente. Que no llegásemos a un acuerdo es entendible. El objetivo primario era la permanencia y estamos a 13 puntos", respondió el cántabro cuando fue cuestionado por una posible destitución en estas últimas jornadas de LaLiga.

Bajo un clima más suave, la UD Las Palmas busca algo de paz para acabar la campaña con un ánimo distinto. El partido contra el Real Betis mañana (19.45 horas, BeIN LaLiga) será un primer test para medir si el cuadro amarillo recupera también la normalidad -en base a su fútbol- sobre el césped.

De momento, el entrenamiento de ayer contó con la visita de Miguel Ángel Ramírez. El presidente amarillo apareció por Barranco Seco tras las dos derrotas consecutivas de la UD lejos de Gran Canaria. Lo hizo acompañado de varios de sus hombres de confianza como Tonono, director de captación y formación del club, y Patricio Viñayo, director general de la entidad.

Ramírez mantuvo una pequeña charla con Quique Setién en primera instancia para después pasar al vestuario y hablar con todos los futbolistas. El objetivo: hacer ver al grupo que los ocho partidos que quedan de competición no deben ser baldíos. Una conversación a la que siguió el entrenamiento, penúltima sesión semanal, antes del tercer envite en los últimos siete días, esta vez contra el Betis.

La UD quiere recuperar la normalidad y hacer que la transición entre la salida de Setién, el final del curso y la llegada de un nuevo entrenador sea lo más plácido posible. O, al menos, que deje las menores secuelas en la entidad, tanto deportiva como institucionalmente.