La versión de Marko Livaja. El delantero croata de la UD, que suma cinco dianas en este curso liguero, recibió ayer ante el Deportivo Alavés la primera cartulina roja del curso. Cuando solo sumaba cuatro minutos en el césped, firmó una entrada vigorosa por detrás al centrocampista Marcos Llorente. Fue castigado con la roja directa, y además, el colegiado Munuera Montero reflejó en el acta que recibió "un empujón" por parte del artillero amarillo. Esta mañana, al abandonar la Ciudad Deportiva de El Hornillo, matizaba que no agredió al colegiado: "Solo me acerqué, para trasladarle que no era cartulina roja. ¿Por qué me sacas la roja? Fue lo que le dije, pero no hay agresión", justifica Livaja.

Por otro lado, Livaja bajó al vestuario del colegiado Munuera Montero para hacerle llegar sus disculpas de manera directa y personal. Pero no fue atendido por el colegiado, que completó una actuación desastrosa y que perjudicó de forma notable a los amarillos [no vio un clamoroso penalti sobre Jesé Rodríguez en el último suspiro y dio por legal el tanto del empate de Ibai, con fuera de juego de Deyverson].

El Comité de Competición falla mañana, ya que arranca la 34ª jornada con la disputa de los encuentros Sporting-Espanyol, Granada-Málaga y Atlético de Madrid-Villarreal. Livaja, al partido de castigo por la roja, lo que supondría su baja ante el Leganés en Butarque [duelo del miércoles en la 34ª jornada ante los madrileños], habría que añadir otros tres por el 'empujón'. La sanción baila entre cuatro y cinco partidos, a pesar del arrepentimiento del estilete croata. Con siete goles [cinco en Liga y dos en Copa del Rey], en 1.537 minutos de amarillo en este curso, podríamos estar ante el adiós de la temporada para el ejecutor de hielo. Restan cinco jornadas para el final de Liga y Livaja respira al filo del abismo. Ayer, recibió el guiño del partenón de Siete Palmas, que le aplaudió tras recibir la roja. Setién, en sala de prensa, también fue generoso: "Es un muchacho extraordinario, muy buena persona. Pero tiene un temperamento que a veces no lo puede controlar (...) Pero ha perdido el control y ha hecho una entrada que podía haber evitado. No le vamos a juzgar por esa acción. Ya era así antes de venir (...) Le acepto cómo es y tratamos de corregirlo", determinó el estratega de seda.

La guillotina del Comité de Competición baila sobre la cabeza de Livaja. En el equipo jurídico no tienen orden de presentar escrito alguno. Su mirada al abismo, tras la acción con Llorente, puede ser la última de esta campaña. ¿Volverá a jugar el ejecutor de hielo? Mañana, el veredicto.