La depresión de un campeón de Liga y Copa. El peaje de la gloria. El Deportivo, portaaviones con la magia de Juan Carlos Valerón -acarició una final de Champions- sufrirá esta tarde su penitencia (18.00 horas, BeIN Liga). Riazor pitará a su equipo y los sectores más pasionales han preparado un ritual de protestas. La penosa campaña ha instalado el pesimismo en este ejército que fue campeón de Liga (1999-00), bicampeón de la Copa del Rey (1994-95) y tricampeón de la Supercopa de España. Pero la edad de los pétalos de rosa ha pasado a la historia. Llegó el caos.

El sí del arquitecto

La continuidad de Pepe Mel, que logró la salvación tras relevar en el cargo al despedido Garitano, alcanzó ayer el rango de oficial. Firmó un punto de oro en el Estadio de La Cerámica, y ya piensa en los puntos fuertes del nuevo Dépor.

Hoy serán pitados por Riazor. Y Mel admite el grado de responsabilidad de un vestuario indolente, que no ha estado a la altura. "La batalla ahora es contra nosotros mismos. El resultado al espectador no le va a importar mucho, es un partido para nosotros mismos, para irnos con la sensación de que podemos hacer muchas más cosas, para hacer acto de contrición, para ver que si soy capaz de hacer cosas buenas es que he estado perdiendo todo el año", comentó.

El técnico explicó que haber logrado la permanencia la semana pasada y saber que "el futuro del Dépor está asegurado" les "hace estar más tranquilos". "Pero estamos en deuda con la gente y tenemos un partido por lo menos para empezar a pagar esa deuda", dijo respecto a la afición del conjunto coruñés, que esta semana ha dejado patente su malestar en los comunicados que publicaron la Federación de Peñas y Riazor Blues.

"Todo el mundo se expresa según lo que ha visto porque el espectador reacciona según lo que ve y eso nos tiene que servir de acicate para mejorar en todos los estamentos del club para que las cosas salgan mejor, para estar a la altura de lo que ellos nos demandan".

Mel asegura que el Dépor "no se puede conformar con salvarse un partido antes" porque debe "aspirar a muchas más cosas". "Para el aficionado que sigue al Dépor, que lo lleva dentro, entiendo que no esté contento, que no es suficiente. Seríamos sordos y muy malos profesionales si a la gente que nos está marcando el camino, nuestra propia gente, no le hacemos caso. Futbolistas, cuerpo técnico, el club tenemos que trabajar por un futuro muy diferente", afirmó.

Además, apuntó que la decepción de la gente no tiene que ver "con el pasado" (justo este viernes se cumplen 17 años del título de Liga del Deportivo), sino "con el presente". "Es la misma afición que aplaudió a rabiar ante el Atlético, el Barça o que se desplazó mayoritariamente a Gijón a un partido en que nos jugábamos la vida. Todos estamos decepcionados".

Un nuevo amanecer

Con su continuidad, Mel exige una metamorfosis total. "Debemos mejorar el equipo en todas las parcelas, manteniendo una base".

En esta revolución, un guiño a Setién. "No soy quien para valorar nada de él (...) Lo ha hecho francamente bien. Pero las temporadas al final se tuercen por mil cosas". Compromiso, fichajes...El Dépor sueña con su grandeza, y en ese sendero para escapar del infierno, será guillotinado por Riazor.