Cuando la UD se montaba en un avión rumbo a la Península esta temporada, ya se preveía que las consecuencias iban a ser nefastas. El pasado sábado, en La Coruña, el conjunto insular sellaba una campaña sonrojante lejos del Estadio de Gran Canaria. Sus paupérrimos números así lo atestiguan. Termina el campeonato liguero como el segundo peor equipo de la categoría fuera de casa.

Únicamente el colista de la clasificación de Primera División, el Granada, presenta peores cifras. Seis puntos ha sumado Las Palmas en los 19 encuentros que ha disputado como visitante, por cuatro el cuadro nazarí.

Únicamente un triunfo figura en el casillero de victorias de los amarillos fuera de casa y se lograba nada menos que en la primera jornada. Ganaba en Mestalla al Valencia en agosto. A partir de ahí, solo tres empates se pudo echar a la boca el cuadro grancanario: Osasuna, Alavés y Real Madrid.

Y, lo que es peor, salvo en algunas excepciones la imagen ofrecida por la UD resultó deplorable, más aún cuando el equipo caía en barrena después de que el entrenador Quique Setién hiciera pública su decisión de no continuar en el banquillo la próxima temporada.

Ni el propio míster amarillo encontraba una razón lógica para explicar lo que le pasaba a Las Palmas de visitante en el curso que acaba de terminar. Incluso en alguna ocasión confesaba que ya no sabía qué hacer para terminar con ese déficit.

Además, el cuadro grancanario aparece como el tercer conjunto con más goles encajados lejos de su feudo. Ha recibido nada más y nada menos que 49 tantos en 19 partidos, por los 55 de Osasuna y los 50 del Granada, penúltimo y último respectivamente de la clasificación de Primera División.

En esta escandalosa cifra tiene mucho que ver la actitud de la UD en la recta final de la temporada, más concretamente desde que comenzara su travesía en el desierto después de que Quique Setién anunciara su adiós y la consecución matemática de la permanencia en la máxima categoría. Cuatro le hizo el Espanyol en Cornellá El Prat, tres el Celta en Balaídos y el Eibar en Ipurua, y cinco el Athletic Club de Bilbao en el Nuevo San Mamés.

En definitiva, de no fundirse en los últimos meses de competición y de haber mejorado sus resultados como visitante, las aspiraciones clasificatorias de Las Palmas hubiesen sido otras muy distintas. Incluso en su mejor momento de la temporada, si sus prestaciones lejos de Gran Canaria se hubieran asemejado a su rendimiento como local, los amarillos pudieron optar a puestos europeos.