Toda generación necesita un líder para ser trascendente, para convertirse en inmortal. Da igual el ámbito en el que se aplique. Más allá de su relevancia final, el referente que marca a un grupo siempre señala el paso y guarda firme ese recuerdo. Hacer una mirada retrospectiva en la UD Las Palmas va destilando estandartes. Desde la época de gloria de Tonono, Guedes y Germán, pasando por la 'era de los argentinos' con Miguel Ángel Brindisi al frente; de los años de Koke Contreras a los del 'Turu' Flores; de los goles de Orlando Suárez a los de Marcos Márquez en la segunda etapa en la categoría de bronce.

Mitos amarillos que han entregado su testido a Jonathan Viera. Porque hasta que alguien demuestre lo contrario sobre el césped del Estadio de Gran Canaria, el futbolista de La Feria es ese factor diferencial que mueve a la UD Las Palmas de Roque Mesa, Vicente, Tana, Dani Castellano y compañía. Él es la estrella sobre la que gravitan el resto de futbolistas amarillos.

Esta temporada ha sido la de la consolidación de Jonathan Viera (Las Palmas de Gran Canaria, 1989) con la UD en Primera División. Un futbolista que mueve al resto. Nada queda de aquel jugador deprimido, pasado de peso y con una barba que evocaba cierta dejadez que apareció en el Aeropuerto de Gran Canaria en diciembre de 2014 con el objetivo de subir al equipo amarillo a Primera División y volver a sentirse un futbolista importante.

Y ese ecosistema perfecto para encontrar la felicidad a través del balón, Jonathan Viera solo lo encuentra en Gran Canaria. Una estirpe de futbolistas -cuyo máximo exponente es Iago Aspas, el internacional del Celta de Vigo- que únicamente se sienten bien en casa.

En estos dos años en Primera División tras volver del Standard de Lieja, Viera acumula 17 goles y 16 asistencias -10 tantos y 8 pases de gol el pasado curso; 7 goles y 8 asistencias este año-. Cuando Viera está bien, la UD Las Palmas lo está, por norma general. Su talento en la zona de tres cuartos rompe líneas, regala destellos de magia y genera un fútbol al alcance de pocos jugadores de LaLiga. Tanto que el '21' se quedó a las puertas de la selección absoluta de Julen Lopetegui, en un momento donde la UD aún estaba al alza, con su juego unía puntos y preciosismo.

Viera fue la cúspide de un equipo que se rompió en el segundo tramo de la competición pero que deja motivos para la satisfacción y una buena base -a la espera de lo que suceda en verano- para el curso que viene. Con Prince Boateng, el fichaje más mediático de la historia de la UD, recuperado en la Isla y renovado para las próximas tres campañas, el cuadro amarillo asombró. En el banquillo, una incógnita tras el adiós de Quique Setién, que exprimió una plantilla por la que pasaron 29 hombres.

Desde atrás, Javi Varas y Raúl Lizoain compartieron la portería. El cántabro rotó entre el sevillano y el canterano en búsqueda de una competencia interna de la que ninguno salió reforzado. Porque ni el '13' ni el '1' han tenido una temporada para el recuerdo.

La línea defensiva ha tenido cuatro hombres básicos: Míchel Macedo, Mauricio Lemos, Pedro Bigas y Dani Castellano. En la recámara, David Simón, Hélder Lopes -uno de los fichajes- y David García. El papel más residual ha sido el de Aythami Artiles, renovado hasta 2021.

Por encima de todos ellos, vuelve a sobresalir la regularidad de Pedro Bigas en su segunda temporada en la UD Las Palmas. También el de una de las incorporaciones del año: Michel Macedo. El carioca, que casi desciende a Segunda B el pasado año con el Almería, ha sido un puñal por la derecha. Solo las lesiones le han restado minutos en el césped. El año de Dani Castellano también ha sido notable.

En la sala de máquinas de la UD aparece el faro de Roque Mesa. Tras frustrarse en verano su fichaje por el Sevilla cuando ya estaba haciendo las maletas, el '15' ha vuelto a brillar. Tanto que también estuvo a las puertas de 'La Roja'.

Por delante, los nombres de Tana, Vicente y el propio Viera fueron una constante. Como la posición de Kevin Prince Boateng hasta su reconversión como nueve puro. Hundidos un año más por las lesiones, Hernán Santana y Javi Castellano han visto gran parte de la temporada desde la barrera.

A las bandas con mayor o menor trascendencia han acudido Momo, Mateo y los dos últimos fichajes: Jesé Rodríguez y Alen Halilovic. El rendimiento de ambos futbolistas ha dejado mucho que desear. El extremo del PSG, fuera de forma, no tuvo suerte al inicio; el croata ni se ha adaptado. Por el camino se quedaron Tyronne y Nabil El Zhar.

Y delante la intermitencia de Marko Livaja se ha fundido con los goles de Prince y su renacimiento como ariete. El croata ha tenido un rendimiento dispar. El triste adiós de Sergio Araujo, que volverá en verano tras pasar la segunda vuelta en el AEK de Atenas, abrió huecos delante. Un lugar que tampoco estaba hecho para Asdrúbal, que se marchó a Tailandia.

Esos espacios abrieron la primera plantilla a Benito y Erik Expósito, dos de los valores más puros del filial. Ellos cumplieron el sueño de jugar en la UD de Jonathan Viera, un equipo que tiene aún futuro.