Este viernes Quique Setién fue presentado como técnico del Betis. Mira atrás y, en su periplo como estratega de la Unión Deportiva Las Palmas [580 días, 78 duelos oficiales], dejó fragancia de propuesta barroca. Pero un final cruento.
¿En qué considera que se equivocó?
Después de 580 días es imposible no equivocarse. Son infinitas las decisiones que hay que tomar. Podría enumerar algunas. En enero me sumé al entusiasmo general creyendo que podíamos llegar a Europa cuando ya sabía que teníamos un déficit importante en consistencia defensiva. Algo a lo que no supe poner remedio. Con respecto a la conveniencia o no de leer el comunicado [18 de marzo]; creí que era lo mejor, ya que se había iniciado una capciosa e interesada negociación paralela en algunos medios, sobretodo los afines al club que no me gustó nada. Se empezó a
desprestigiar el trabajo hecho hasta ese momento y a sacar informaciones absolutamente falsas y descontextualizadas. Aquello y la falta de acuerdo en temas importantes de la negociación me indicaron que lo mejor era renunciar.
No funcionó...
Pensaba que ese paso acabaría tranquilizando el ambiente. Pero no fue así, lo que pasó después ya no lo pude controlar. Quizá lo mejor en ese momento hubiera sido dimitir. No lo hice y posiblemente hubiera sido la mejor decisión. Todo afectó a la estabilidad del equipo, jugadores y mía.
Su relación con la comisión deportiva ha estado viciada y repleta de incidentes. ¿Se siente traicionado?
En absoluto. Todo estaba claro desde el principio. Hubo una relación magnífica hasta que planteé mi nueva propuesta durante las negociaciones [el culebrón de la renovación se inició en diciembre]; momento en el que me dejaron de ver como un colaborador. Creo que me vieron como una amenaza, convirtieron las discrepancias profesionales en cuestiones personales. Hasta ese momento, sobre las propuestas que me hicieron siempre les di mi opinión e hice mis solicitudes, en algunos casos se atendieron y en otros, no. Desde el minuto uno yo entendí que era el entrenador, así se me fichó y se me renovó como ha recalcado Toni Cruz en su última comparecencia pública.
Le ofrecieron el mejor contrato en la historia de la entidad a un entrenador del primer equipo...
Para un futuro juntos de cinco años como pretendían yo entendía que el protagonismo en esas decisiones tenía que ser mucho mayor. Es muy importante ese matiz si se quiere crecer. Nadie conoce mejor las necesidades de un equipo que el que está con él cada día y ya ha demostrado durante dos años el mismo criterio. Jamás hubiera planteado esta perspectiva si mi intención o la de ellos hubiera sido quedarme solo un año, como fue el pasado. En última instancia el presidente [Miguel Ángel Ramírez] eligió. Nada que decir. Entrar a formar parte de la comisión deportiva con un voto no cambiaba nada.
¿Realmente su cargo corrió peligro?
Si atiendo a las palabras del presidente creo que no. Siempre me dijo que no hiciera ningún caso a la prensa. Ni siquiera a la oficialista. Le recordé que todos estábamos en el mismo barco pero siempre me manifestó que eran independientes, que tenían libertad absoluta para opinar. Nada que decir.
¿Se llegó a creer la oferta de renovación -cinco años y salario de diez kilos-? ¿Por qué dijo no?
Por supuesto que me lo creí. Al inicio de todo, tras finalizar el partido de Copa contra el Huesca [20 de diciembre], el presidente delante de Eder Sarabia, Fran Soto, Toni Cruz, Luis Helguera, Patricio Viñayo y consejeros, me dio la mano como señal de la firma de un contrato en blanco en el que debería poner lo que creyese conveniente. Era su manera de decirme que estaba muy interesado en que me quedara.
¿Un cheque en blanco?
Le dije en broma que podría arruinarle pero él confió en que las condiciones que decidiera serían las justas. Que cumpliría lo que pusiese. Luego se tuvo que negociar porque entendió que no lo eran. Yo estaba seguro que su deseo era que siguiera. Pero lo que sucedió en enero hizo que planteara un futuro diferente. Me enteré por la radio oficial del club de la intención de incorporar a una serie de futbolistas que nos ayudarían. Se habló de cinco. Contrasté esa información con Toni y Luis que me la reconocieron, aunque algunas no estaban claro que se pudiesen concretar.
Se llenaba el vestuario...
Les hice ver los problemas de gestión que eso me iba a suponer, que venían de no jugar, y que más que una solución entendía que podía ser un problema. Demasiados jugadores muy parecidos incluso a los que ya teníamos, y que volveríamos a tener 25. Afortunadamente se truncaron a última hora algunos de ellos. Sobre el tema económico creo que nunca fue un problema real, la primera reunión con el presidente se centró en ese aspecto y no se sorprendió, dijo que lo arreglaríamos y yo estoy seguro de ello. Es más, llegué a casa diciendo que nos quedábamos seguro.
El presidente de la entidad Miguel Ángel Ramírez le respaldó públicamente. ¿Le pidió que siguiese en el cargo tras anunciar usted su no continuidad tras batir al Villarreal -18 de marzo-?
Varias veces me dijo que tendría que replantearme mi postura, que podríamos reconducirlo. La última vez el día anterior al partido contra el Barça, donde mantuvimos una reunión de hora y media en el vestuario. Sé que me quiere a su manera, incluso que me aprecia y yo también. Vivimos en este tiempo momentos inolvidables que nos hicieron crecer, pero somos muy diferentes. Yo le he querido cambiar, y algunas decisiones las tomó en contra de sus deseos, pero no quiso continuar.
