Altas silenciosas, rostros de jerarquía. El pasado 13 de julio de 2015, la UD completaba el primer movimiento tras besar la Primera. El elegido fue Pedro Bigas, un central del RCD Mallorca, que llegó libre y tras desechar la propuesta del Espanyol. La indiferencia se instaló en las redes sociales, rostros de pánico en la marea amarilla. '¿Quién es ese Bigas?'.

Dos años después, el central mallorquín se ha destapado como una de las revelaciones en Primera. Con 61 duelos en la UD, tiene un valor de mercado de cinco millones de euros. La entidad tuvo que ampliarle el contrato -hasta junio de 2021- ante el acoso de Sevilla, Valencia y Villarreal. Siete goles y una asistencia, el seleccionador Lopetegui habló de su potencial. Dejó de ser anónimo. El balear no tuvo una presentación al 'estilo Jesé'. Encendió todas las alarmas pero acabó como el gran acierto de la dirección deportiva. De Bigas a Macedo. El lateral brasileño llegó el 15 de julio del Almería. Otra pesca de Segunda, que disparó las conjeturas. Terminó con 26 duelos oficiales.

Sentó a Simón y enamoró a la grada del Gran Canaria con su estilo mágico importado del fútbol sala. La entidad agiliza su ampliación de contrato -que finaliza en junio de 2018-. Otro mimbre de moda. A coste cero, en su presentación solo se encontraba su madre Elizabeth. El aterrizaje galáctico de Jesé, con 10.000 almas en la Tribuna, fue un fiasco. La cesión tuvo un coste de más de un millón. Bigas y Macedo, desde el silencio, son indiscutibles. El arte de fichar en la despensa de plata, donde espera Ximo Navarro. Otra ventana para el negocio.