La UD Las Palmas contó por primera vez en su historia con dos jugadores chilenos en agosto de 1984. Militaba en el equipo amarillo el admirado Koke Contreras y ese verano llegó Fernando Augusto Santis Ahumada, delantero centro de 26 años de edad y procedente del Magallanes.

Santis venía con unos importantes números como goleador en su país. Había sido internacional juvenil con Chile y participado en los recientes Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984, en los que marcó un golazo a Francia.

El 29 de agosto se anunció su llegada y al día siguiente ya vestía de amarillo. La UD Las Palmas, entrenada por Roque Olsen, tenía el único reto de ascender a Primera tras haber fallado la temporada anterior. Y Santis venía a contribuir con sus goles y juego a ese objetivo.

Se le recuerda por su entrega de principio a fin. El mismo jugador declaró que en su fútbol "predomina más la fuerza que la técnica".

Santis firmó por tres temporadas en una temporada en la que el presupuesto era de 232 millones de pesetas y se arrastraba un déficit de 100 millones. El doctor Domingo Ponce Arencibia presidía el club de Pío XII.

Esa temporada, en la que Contreras fue la estrella, se ascendió de calle como campeón de Segunda El ascenso se celebró el 15 de abril de 1985 frente al Real Madrid Castilla y el título en el Insular frente al Lorca el 4 de mayo . Santis participó en 24 partidos, de los que diez jugó enteros, en trece fue sustituido y uno salió desde el banquillo. Marcó siete goles, cuatro en el Insular y tres fuera.

Santis reconoció que tuvo muchas dificultades. "No me encuentro del todo satisfecho. Me faltó adaptación porque he tenido que cambiar mi forma de jugar", al tiempo que confiaba tener mejor rendimiento en Primera pese a que se rumoreaba podía ser traspasado. "Estoy seguro de que puedo ser goleador en Primera".

Pero para el siguiente proyecto en Primera División no contaron con el atacante chileno, que no había jugado los últimos partidos de la competición.

Santis se quejó amargamente de que no le habían dado una oportunidad e incluso señaló a Roque Olsen por haber frustrado su pase al Sevilla. "Dio informes negativos sobre mi. No sé lo que le he hecho", dijo en su momento sobre un técnico que sabía mucho, muchísimo, de fútbol y que era muy respetado.

Lo cierto que es que hubo importantes cambios en el club. Roque Olsen se había comprometido con el Elche, prefirió no seguir con su ya dilatada carrera en Primera, y recaló en Las Palmas el gaditano Pepe Alzate. El club buscaba para su medular un centrocampista organizador, que marcara las diferencias y este se encontraba en Argentina, Rubén Darío Insúa, fichaje que después salió 'rana'.

Por entonces sólo se permitían dos extranjeros por equipo. No existía la Ley Bosman y para tener otro futbolista extranjero uno debía salir, Fernando Santis, porque Koke Contreras era intocable.

Santis tenía contrato en vigor por dos temporadas más y la solución fue cederlo unos meses a la Universidad Católica de Chile, a la que Santis fue a regañadientes. Al menos volvía a su país, donde tenía buena prensa.

Pero entonces surgieron en diciembre los problemas con Insúa, el club era un desastre con sus deudas y problemas deportivos, y la solución fue repescar a Santis, que muy sonriente se presentó en la Isla el 19 de enero de 1986.

La UD estaba sumida en uno de los momentos más turbios de su historia. Desde el tándem de técnicos que sustituyeron a Pepe Alzate, Germán Dévora y Ruiz Caballero -que después de varias reuniones, no sin tensiones, el club decidió que el entrenador fuera el segundo, al fin y al cabo era el que tenía el título-, problemas para pagar a los jugadores y, lo peor de todo, el equipo metido en zona de descenso cuando se iniciaba la segunda vuelta de campeonato.

Santis regresó pero no estaba a punto de reaparecer y tampoco lo podía hacer. No se había finiquitado con Insúa y también faltaba la autorización de la Federación Chilena de Fútbol, fundamental para volver a vestir de amarillo.

Y después de un periodo de readaptación ya se vislumbraba que podía reaparecer. Hacía falta un jugador como él, que se vacíaba en la cancha, y sin duda lo hizo por la puerta grande.

Visitaba el Estadio Insular el FC Barcelona de Terry Venables, que llegó con bajas como Bernd Schuster y defensas como Julio Alberto. Fue el 16 de febrero de 1986 cuando el Estadio Insular vibró con una victoria sobre el todopoderoso Barça al que se apabulló y venció por 3-0, victoria crucial en el devenir del la UD.

El tercero de esos goles, el que certificó la victoria, fue otra de Fernando Santis. Era el minuto 70 cuando Mini centra una falta al área cabecea Santis, rechaza en corto el portero Urruti y de nuevo Santis fusila desde cerca.

Santis debutaba en la Primera española tras su cesión la Universidad Católica de Chile y mejor no lo pudo hacer. "Lucha, pundonor, entrega al máximo y que trabajó en jaque a la defensa. Fue despedido con una gran ovación", calificó al día siguiente el Diario de Las Palmas.

Santis primero habló en el campo y explotó después del partido al expresar que tenía "sentimiento de revancha, que quienes me enviaron a la Universidad Católica se habían equivocado al no confiar en mi, sobre todo porque lo que hicieron duele y mucho".

Hizo referencia a la temporada del ascenso. "Hice ocho goles, sin lanzar faltas ni penales, jugué y me sacrifiqué, salimos campeones y me perdieron la confianza".

Sobre su peculiar forma de jugar, presionando de forma constante y con acciones poco comunes, el chileno dio sus motivos. "El estar haciendo el loco en la cancha incentiva a mis compañeros".

Desde luego que fue así. Su juego facilitaba el trabajo a otros. Se peleaba con todos los defensas, pero en su única temporada en Primera todavía le aguardaba otra noche de gloria nunca más vivida en la historia del club.

Los problemas de permanencia no habían sido solucionados y visitaba el Insular el Real Madrid de Emilio Butragueño. Como siempre, ambiente de gala y un partido que se puso de cara con el 1-0 obra de Narciso, pero el Real Madrid, era el líder y su reacción puso en el marcador 1-3. Aquello olía a nueva derrota hasta que una prodigiosa reacción en los últimos minutos desató la locura con el 2-3, 3-3 obra de Santis, que corrió como un poseso para devolver el balón al centro, y el 3-4 de Contreras que fue el no va más.

Santis jugó ese año nueve partidos e hizo esos dos goles inolvidable. La UD se había salvado con lo justo. El chileno no siguió en la UD. Tuvo un fugaz pasó por el Portimonense portugués y siguió su carrera en el Cartagena, donde se retiró. Hoy vive en Casablanca, su localidad natal en Chile.