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UD Las Palmas Fichajes para el recuerdo

Luisinho, el goleador que defraudó

El fichaje del primer brasileño causó enorme expectación, pero nunca se llegó a adaptar a la filosofía del equipo y sólo pudo marcar tres goles en quince partidos

Luisinho en su primer entrenamiento a las órdenes de José Manuel León en Barranco Seco.

La contratación del brasileño Luisinho en noviembre de 1981 fue todo un impacto para los aficionados a la UD Las Palmas, que esperaban con ilusión a este refuerzo de lujo y que, como otros muchos, al final de la temporada regresó a su país sin triunfar en la liga española de Primera División.

Luis Alberto da Silva Lemos fue el fichaje sorpresa en noviembre de ese año. La UD, entrenada por José Manuel León, que había salvado del descenso al equipo la temporada anterior, contaba con un buen equipo y con un solo extranjero, el argentino Fortunato, cedido por el Perugia italiano, por lo que se decidió contratar otro más, en este caso un afamado goleador brasileño de 29 años de edad, con pelo largo y con barba, y que en esos momentos jugaba en el América de Río de Janeiro.

Siempre hubo complicaciones

La historia de su fichaje fue todo un culebrón, porque por primera vez en la historia de las contrataciones del club amarillo participaban tres partes. Y no sólo por eso, sino por los constantes retrasos en la incorporación del jugador, al que se llegó a anunciar hasta en cuatro ocasiones su llegada a la Isla, y después por su actitud.

"Por fin llegó Luisinho", se anunció en La Provincia el 16 de noviembre de 1981. Su fichaje se había reflejado con un dibujo en la portada el 23 de octubre.

Luisinho, del América, era traspasado a la UD. Un delantero que marchaba segundo en la tabla de goleadores de la liga carioca con 16 goles. La lista la encabezaba el famoso Zico, con un gol más.

En su momento se dijo que hacía meses había aparecido su nombre y que fue observado por Antonio Betancort y el secretario general Jesús García Panasco en Río de Janeiro. El jugador interesó, pero en un primer momento pedían 550.000 dólares, cantidad excesiva para un club como Las Palmas.

Cuando se acordó el traspaso se dijo que el jugador iba a costar 20 millones de pesetas por dos temporadas. Attilio Ley Duarte era el presidente del club y declaró que "tenían todos los informes técnicos precisos" sobre Luisihno. Y José Manuel León dijo que "si tengo un punta más, mucho mejor".

El 27 de octubre se dijo que iba a llegar, pero empezaron las demoras y los aficionados pensaron que su fichaje era un cachondeo. Luisinho en realidad pertenecía al León de México, y éste lo cedió al América, de ahí que su contratación fuera más compleja.

Una operación inédita

El por entonces redactor jefe de La Provincia, Antonio Lemus, lo relató de forma clara: "en la historia de los fichajes de la UD Las Palmas no ha existido realmente una operación como la adquisición de Luisinho. Tardanzas en fechas de llegada del delantero brasileño, noticias contradictorias desde Río de Janeiro y disgusto expresivo en sus palabras del presidente electo del América, Lucio Lacombe". Un fichaje a tres bandas entre América, Las Palmas y León de México que en su día fichó al jugador procedente de Botafogo.

Por fin, después de tres anuncios fallidos, el 16 de noviembre llegó Luisinho y en su viaje vía Madrid coincidió con quienes iban a ser sus futuros compañeros que venían de ganar a Osasuna en Pamplona (1-3) con goles de Félix, Juani y Víctor.

El futbolista llegó acompañado de Attilio Ley y Fernando Arencibia, y en el aeropuerto esperaban José de Aguilar, José Sintes Marrero y Antonio Betancor. Aquello era todo un acontecimiento.

"Vengo con mucha satisfacción al fútbol español y la UD Las Palmas. Espero responder a tanta expectación, pero un equipo son siempre los once que están en el campo y he podido observar una gran camaradería", fueron sus primeras palabras en Gran Canaria.

Luisinho también dijo que "vengo a jugar y a luchar como siempre he hecho en el Internacional de Porto Alegre, Flamengo, Botafogo, León de México y en el América", y explicó su regreso al fútbol brasileño porque "en el León no había aspiraciones" y que la tardanza en incorporarse a la UD se debió a una lesión sin importancia. "Estoy en perfectas condiciones", aseguró a los periodistas locales.

A Luisinho lo apodaban en su país el guerrillero. "Me lo pusieron por mi entrega y capacidad de lucha. Soy un jugador que lo da todo", dijo en su día, y pese a llegar al fútbol español con 29 años de edad fue curiosa su respuesta: "Tengo cuerda para rato. Soy fuerte por naturaleza y llevo buena vida. Ni siquiera fumo".

Luisinho se alojó en el Hotel Iberia y al día siguiente, acompañado por el masajista Ernesto Aparicio, comenzó a pasar los reconocimientos médicos en la Clínica Santa Catalina, mientras los representantes del América y León ultimaban todos los detalles del traspaso. También se encontraba en la isla un famoso locutor brasileño, Victorino Vieira, que habló del flamante fichaje. "Es un jugador nato de área, de lucha y de una entrega total. La gran popularidad de Luisinho en Brasil se la ha ganado justamente. Es un jugador que por sus condiciones no puede defraudar".

Luisinho firmó su contrato, e hizo su primer entrenamiento en las instalaciones de Barranco Seco el 19 de noviembre -unos minutos sobre una bicicleta estática- y se vistió por primera vez de amarillo para hacerse las fotos de rigor. Después regresó a Brasil para resolver unos asuntos personales de suma importancia, mientras se tramitaba el pase internacional a través de la Territorial de Fútbol, Federación Española y Confederación Brasileña de Fútbol. En tanto desde Brasil llegaban lamentos por su marcha. Los nuevos dirigentes del América tampoco dieron su visto bueno, pero el traspaso ya estaba realizado.

El 24 de noviembre ya estaba de vuelta Luisinho. "Sienten mi marcha, pero comprenden que soy un profesional", señalaba en relación al revuelo que se formó en torno a su salida del América, que en esos momentos sufría una crisis porque no había nadie que marcara un gol.

El delantero centro empezaba su ciclo en un equipo que alternaba buenos con malos resultados y que en la segunda jornada había proporcionado un alegrón con un 2-1 sobre el Barcelona de Schuster, Simonsen, Quini y entrenado por Uddo Lattek. Los de Mamé León ganaron con los goles de Juani y Julio Suárez.

Debut en el Carranza

Luisinho tuvo que esperar y el 12 de diciembre se confirmó su debut contra el Cádiz en el Ramón de Carranza, partido que fue al día siguiente con victoria de la UD -que vistió de azul- por 0-2 con goles de Pepe Juan, el segundo de penalti cometido sobre Luisinho. El brasileño agradó en su debut por su lucha, forma de buscar el desmarque y por no dar un balón por perdido. Incluso pudo marcar dos goles.

Pero el segundo refuerzo de la UD tenía otra mentalidad, otros hábitos y fue un auténtico quebradero de cabeza para los técnicos e incluso sus compañeros. No había forma de que se adaptara y encima quería comer con coca-cola cuando se desplazaba con el equipo. Y ésa no se la dejaron pasar.

En sus datos figura que participó en quince partidos, doce como titular y once partidos completos. En total sólo tres goles, muy poco para su fama de goleador. El primero se lo marcó al Racing de Santander en la 20ª jornada, gol que el 17 de enero de 1982 sirvió para firmar el empate (1-1) frente a los cántabros.

A todas estas la situación de la UD era complicada y la directiva se reunió en busca de un revulsivo cuando se produjo la derrota en el Estadio Insular (1-2) contra el Atlético de Madrid de García Traid y en el que militaba un delantero excepcional como Hugo Sánchez. Al día siguiente se habló de la dimisión de José Manuel León porque "el equipo era lo primero" y la llegada del técnico paraguayo Heriberto Herrera, que había estado en la temporada 1975-76, y que marcó a aquella generación de futbolistas por su peculiar forma de ser y trabajar.

El estreno de Herrera fue contra el Sevilla de los brasileños César y Pintinho, que al parecer influyó mucho en la posterior mala actitud de Luisinho, como después se pudo saber. El partido acabó sin goles y Luisinho fue sustituido casi al final.

A la siguiente jornada, el 14 de febrero de 1982, se recibió al Hércules de Alicante con victoria 2-0 de la UD. Marcó primero Luiso Saavedra y Luisinho aseguró la victoria con su tanto en el minuto 65.

El último gol del brasileño como amarillo se registró el 28 de febrero en la 26ª jornada. Visita del Valencia que se saldó con un 3-0 no sin mucho trabajo. Pepe Juan hizo el 1-0 de penalti y casi al final llegaron los goles de Luisinho y Juani, que sentenciaron la victoria frente a los ché.

El incidente que le marcó

Pero en la siguiente cita se produjo un importante incidente que marcó su futuro en la UD. El equipo tenía que ir a Sarriá para vérselas con el Español de Maguregui y Heriberto Herrera decidió dejar fuera del once inicial a Luisinho, del que se dijo era dudoso debido a unas molestias.

El brasileño, en un ataque de ira, tiró la camiseta al suelo y aquello sentó muy mal. Una ofensa en toda regla hacia una camisa amarilla sagrada y Luisinho fue señalado hasta su salida de la UD. Nunca más fue titular después de aquello y las siete jornadas que restaron para acabar la liga fueron las más largas de su vida. Aquel acto no trascendió a la luz pública y después se llegó a decir que no quiso ser suplente frente a Osasuna y que recogió sus cosas y se fue a su casa, lo que generó una agria polémica, con desmentidos incluidos. Luisinho se limitó a decir que no había sido convocado y que se fue a su casa porque "no sirvo para ser espectador".

Mamé León lo recuerda como un buen delantero en la corta etapa en la que lo tuvo como jugador. "Era rápido e iba bien de cabeza, pero aquí no encajó. Era muy supersticioso y quería comer con coca-cola. No logró adaptarse porque encima tenía unos hábitos alimentarios que no eran los recomendables. Recuerdo que después lo vi en el Torneo Colombino con el América y allí era un jugador bien diferente, y me reconoció que le había costado adaptarse".

El central Roque Díaz lo recuerda porque cuando llegó era el elegido para solucionar la falta de gol del equipo. "Demostró ser un jugador de gran calidad. Recuerdo que su forma de parar el balón con el pecho y dejarla caer me impresionó. También golpeaba el balón de volea a la perfección, pero era un tipo un poco atravesado. La liaba en las comidas porque quería coca-cola y encima Pintinho, el brasileño del Sevilla, le comió el coco con el dinero que ganaba y eso fue negativo en su carrera, aparte del incidente con la camiseta en Sarriá. Para mi murió ese día".

En efecto, Luisihno no jugó más partidos como titular. Había defraudado y fallado muchos goles. Entró como suplente frente al Betis, Cádiz y Valladolid. El 18 de abril se equipó por última vez. La UD con un empate a 1-1 con el Valladolid de Paquito aseguró la permanencia en Primera por 18ª temporada consecutiva.

Poco más se habló del brasileño, hasta que el 7 de mayo, con la liga acabada, se publicó en La Provincia lo siguiente: "Por lo que se se ha podido observar, Luisiño no cuaja en la disciplina de la UD Las Palmas. Entrena mal, cuando quiere y como quiere, llegando tarde, no equipándose a veces y sin mediar relación alguna con el entrenador".

Luisinho fue contundente: "Me voy", y en agosto fue traspasado por 100.000 dólares al América de Río de Janeiro. Allí se convirtió en el máximo realizador del campeonato carioca. Había vuelto el auténtico Luisinho, no del que sólo se vieron destellos en Las Palmas.

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