La Provincia - Diario de Las Palmas

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Efeméride de un éxito sin precedentes

La gesta de los juveniles de 1972, sin un merecido reconocimiento

Se acaban de cumplir los 45 años de la Copa del Generalísimo que conquistó la UD Las Palmas al derrotar por 1-2 al Real Madrid en el Santiago Bernabéu

Leocadio paseado a hombros por Pedro en el Bernabéu y tras recibir el trofeo de manos de Francisco Franco. LP / DLP

El 8 de julio de 1972 la UD Las Palmas se cubrió de gloria con la hazaña de una generación irrepetible de futbolistas que ganaron el primer título nacional en la historia del club, la Copa del Generalísimo de juveniles, gesta poco reconocida por una entidad a la que aquellos jóvenes hicieron más grande con su conquista hace ya 45 años.

Leocadio, Luzardo, Cruz Pérez, Segundo, Cruz, Cristóbal, Camacho, Pedro, José Ramón, Mayor, Eladio, Guzmán,Oramas, Artiles, Félix,Carlos Juan, Martín, Leonardo y Miguel Ángel fueron los futbolistas que formaron ese gran equipo juvenil de la UD, que tenía en José de Aguilar Hernández a su presidente de filiales. De aquel grupo de jugadores ya no están entre nosotros Jose Ramón, fallecido en La Isleta tras recibir un golpe; Artiles, que sufrió un accidente de tráfico; Rivero y el portero Camacho, víctimas de diferentes enfermedades.

En aquel señalado día el equipo, dirigido por un gran exjugador y entrenador como Manolo Torres, fue protagonista de la final de la Copa contra el Real Madrid, en el grandioso escenario del Santiago Bernabéu y como preludio a la final que a continuación disputaban Atlético de Madrid y Valencia.

Los juveniles amarillos, nerviosos por el acontecimiento, perdían 1-0 en la primera parte, pero en la segunda y tras las oportunas palabras de Manolo Torres el partido dio un giro radical. Falo Oramas y Leonardo, en apenas cinco minutos, dieron la vuelta al marcador para hacer felices a todos los aficionados a la UD Las Palmas que siguieron a los juveniles amarillos a través del transistor.

El dictador Francisco Franco, acompañado en el palco por el príncipe Juan Carlos de Borbón, entregó a Leocadio, el capitán amarillo, la valiosa Copa que el equipo paseó primero por el perímetro del terreno de juego del Santiago Bernabéu, vitoreados por los seguidores del Atlético de Madrid y Valencia, y después por la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, con un recibimiento que nunca más se ha vuelto a repetir.

"Siempre pasa lo mismo, que no se acuerdan de nosotros y siempre se lo recuerdo a la UD Las Palmas", afirma Juan Luzardo, un lateral derecho que es el que más vivencias guarda de aquellos momentos y el que suele tener la iniciativa de reunir a los que fueron sus compañeros, pese a que una grave lesión le impidió estar en la gran final.

No obstante, tampoco olvida la invitación de la UD con motivo de la celebración de su 60 aniversario en el año 2009, a iniciativa del consejero e historiador Antonio de Armas. "Tuvieron el detalle de invitarnos a la comida y nos llevaron a la fábrica de Ron Arehucas. No estoy disgustado con la UD Las Palmas porque yo soy amarillo por dentro y por fuera, pero nadie se acuerda de nosotros, y como estoy harto de guerras, prefiero vivir en paz", señala Luzardo, todo un ejemplo de superación, porque en aquellos momentos sufrió una rotura de tibia que le mantuvo lejos de los terrenos de juego y años después le tuvieron que amputar la pierna derecha a consecuencia de un sarcoma en la cabeza del fémur.

"Espero que todos los que quedamos podamos hacer algo grande con motivo del 50 aniversario", indica Juan Luzardo, que cada vez que llega la fecha de esta efeméride reactiva su inolvidable pasado como futbolista.

El camino de la final

El juvenil de la UD Las Palmas ya estuvo a punto de conseguir la primera Copa del Generalísimo en el año 70, cuando después de una brillante competición, incluida la eliminación del Real Madrid, se llegó a la gran final en el Camp Nou frente al Athletic Club, con el que se perdió 3-2 el 28 de junio. Dos años después se repitió la gesta, pero esta vez se tocó el cielo.

Primero eliminaron al Tenerife, en la que fue la ronda más complicada de todas, y despues entraron en los octavos de final.

El primer rival peninsular fue el Atlético Malagueño, al que derrotaron 3-0 en el Insular y en la vuelta, en un campo de tierra, también vencieron los jugadores de Manolo Torres por 0-4. Una ronda inapelable de los amarillos.

En cuartos el rival fue el Damm de Barcelona, un equipo en el que militaba Paco Herrera, el que fue entrenador de la UD Las Palmas. Frente al conjunto catalán se logró una importante victoria 1-2 en la ida y en la vuelta un contundente 3-0 en un abarrotado López Socas, porque el Insular se había cerrado por obras para preparar la temporada siguiente, con lo que se trastocó los planes del técnico, que había realizado la preparación sobre el césped en vez de la tierra, a la que estaban más habituados.

En semifinales tocó el Sanse, filial de la Real Sociedad, y en la ida se sumó un valioso empate (1-1), aunque todo quedaba pendiente y el 2 de julio se recibió a los donostiarras con una gran victoria por 4-2 que daba el pase a la final. En el López Socas y alrededores no cabía un alfiler, y al final Manolo Torres fue paseado a hombros.

Y después llegó la apoteosis con esa gran final disputada contra el Real Madrid y con el público volcado con la UD Las Palmas. Remontada en la segunda parte y "homérica gesta que perdurará siempre en nuestra memoria colectiva", como reza el escrito de invitación a estos juveniles con motivo del 60º aniversario de la UD, y que firmaron Miguel Ángel Ramírez, Antonio de Armas y Rafael Méndez.

Otro de los protagonistas de ese momento histórico es Falo Oramas, hoy en día directivo del club Veteranos del Pilar. Oramas era el centrocampista canalizador del juego amarillo. A la izquierda tenía a Félix y a la derecha a Artiles, y entre los tres se complementaban para formar un centro del campo de indiscutible calidad.

Tras el 1-0 del Real Madrid en la final, la UD pudo dejar los nervios en la caseta y reaccionar en la segunda parte. El 1-1 no lo olvida Oramas. "Fue una falta al borde del área, Eladio me la pasa en corto y golpeo el balón fuerte y raso junto al palo. El portero se quedó clavado". Y tampoco el gol de la victoria, el 1-2 pocos minutos después: "Llegó tras una jugada por la izquierda de Miguel Ángel, que centra y Leonardo mete un cabezazo en el primer palo y lleva el balón hasta el segundo palo", narra.

Oramas reconoce que tenían un gran equipo, pero para llegar a la Copa tenían rivales como el Royal Crown, Aerpons, Gran Canaria, Jardín de Infancia, etc. "La primera eliminatoria con el Tenerife fue la más difícil. Y también recuerdo la encerrona que trataron de hacernos en Málaga, pero no les salió bien y ganamos 0-4", indica Falo Oramas, que considera que el cambio del Insular al López Socas les benefició. "Habíamos hecho la preparación en el Estadio Insular, pero nos alegramos del López Socas porque era más acogedor. El lleno fue hasta la bandera".

Por otro lado, Oramas es de similar idea a la de Juan Luzardo, sobre detalles que no han tenido con esta generación. "Es cierto que nos invitaron por el 60º aniversario de la fundación, pero después de ganar ese título nunca hemos tenido un reconocimiento de la gesta que hicimos y creemos que es el trofeo más importante que tienen", afirma este veterano, que también recuerda con disgusto un día que visitó la sede de los filiales en la calle Pío XII. "Había unas 300 fotos y mi sorpresa es que ni una era del equipo que ganó la Copa. En la antigua sede de los filiales, en la calle Luis Antúnez, detrás de la mesa del presidente había una gran foto con la formación del Bernábéu y que misteriosamente desapareció".

La réplica, en la sede

El trofeo original también desapareció, pero gracias a la gestión del historiador Antonio de Armas la entidad amarilla adquirió hace seis años una réplica del trofeo ganado en el Bernabeú, así como la Copa del título de Segunda de 1954, que estaba en la Joyería Alegre de Madrid, que hace trofeos, placas e insignias y dispone de innumerables reproducciones.

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