El primer balón que Vitolo, ya embalsamado de amarillo y con el escudo de la UD en el pecho, mandó a la grada del Estadio de Gran Canaria llegó lejos. Salió con fuerza de su pie derecho, tocado con el exterior. El golpe resultó liberador. En él se marchaba la tensión y los nervios de una semana esquizofrénica, de idas y venidas, de viajes relámpagos y de cambios completos de guión en cada llamada telefónica. Delante, su gente, aquella que lo arropó antes que cualquier otra grada, jaleaba su nombre. Era real: volvía a casa.

"Muchas gracias a todos por venir. Estoy algo nervioso. Para mí es un sueño estar aquí, éste es el equipo de mi vida. Estoy superfeliz y muy contento. Ojalá puedan disfrutar del equipo este año", dijo ante unas 5.000 personas que le esperaban. Después paró y se besó el escudo. Un gesto tribunero, de apluso fácil, que, en su caso, está fuera de dudas. Vitolo es de la UD Las Palmas y está con la camiseta con la que quiere estar -hasta que el Atlético de Madrid lo repesque el próximo 1 de enero de 2018-.

Antes de vestirse de corto, repartir balones y soltar su discurso ante la Grada Tribuna, Vitolo se sometió a la prueba del micrófono en sala de prensa. En el tintero, de todo: desde su regreso a Gran Canaria en Primera División, pasando por la vuelta de la conexión con Jonathan Viera, hasta su rocambolesca salida del Sevilla. De todo. Y ahí, Vitolo, tras posar con una camiseta a la que aún le falta dorsal, respondió con la emoción del día de su regreso a flor de piel.

"Para mí es un orgullo poder estar aquí otra vez. Que se me brinde la oportunidad de estar en mi casa me hace muy feliz. Ojalá que pueda devolver todo el cariño que me dan en el campo", confesó Vitolo en sus primeras palabras.

Porque Vitolo tiene algo claro. En estos cinco meses que durará su 'cesión simulada' por parte del Atlético de Madrid se va a dejar hasta la última gota de sudor por la UD Las Palmas sin pensar en lo que vendrá en enero. "No me voy a reservar nada. Voy a darlo todo siempre que esté aquí. Administrarme nada. Vengo a ganarme el puesto, a intentar ayudar al equipo, no me voy a reservar nada por estar fichado por otro equipo", agregó Vitolo Machín, que tiene para el próximo verano un objetivo en el horizonte. Está en Rusia y es el Mundial 2018, torneo donde quiere estar con la selección española.

Y Vitolo llega para ser soldado raso, sin más galones que nadie por esa estela que dejan sus internacionalidades en la era reciente. Eso no vale para él. Ni eso ni el palmarés que ha acumulado desde que salió al Sevilla en el verano de 2013: tres trofeos de la Liga Europa.

"Yo no soy una superestrella, soy un jugador normal, vengo a disfrutar y sudar la camiseta de Las Palmas. Vengo a disfrutar y que la gente se lo pase bien. Eso y que el equipo consiga el mayor número de puntos antes de que me vaya. Sería lo mejor para que uno pueda irse con la conciencia tranquila", agregó Vitolo, que estuvo escoltado durante todo el tiempo por su familia, con sus gemelos, su mujer y sus padres a su espalda. Porque si hay alguien que ha sufrido, según Vitolo, durante estos días de locura con su fichaje ha sido su familia. "Han sido 48 horas muy duras para mí, pero sobre todo para mi familia. Es verdad que estaba muy cerca de renovar con el Sevilla, pero también que faltaban flecos que no estaban claros. El Atlético creyó en mí, luchó por mí y me presentó un proyecto que es bueno y por suerte estoy aquí, en el equipo de mi tierra", agregó.

Sin malas palabras

El plantón que le dio el Sevilla para irse a los brazos del 'Cholo' Simeone -su meta y deseo final- ha desatado una crisis en el club de Nervión de dimensiones gigantes. Pepe Castro, presidente de la entidad hispalense, cargó contra Vitolo y su honor en la radio oficial del club. La contestación del grancanario: no replicar y solo agradecer al Sevilla CF lo que le ha dado. "Sobre el presidente del Sevilla no tengo nada que decir, a ellos les debo todo. Cuando estaba en Las Palmas fueron los que apostaron fuerte por mí. He conseguido titulos y cuando he estado allí, he sudado la camiseta como el que más. Y eso nadie me lo podrá reprochar. Siempre estaré agradecido al Sevilla tanto a su club como a su gente", concretó Vitolo.

Un agradecimiento que sabe que puede que no sea correspondido cuando le toque volver al Sánchez Pizjuán -las cosas del calendario podrían enviarlo dos veces a casa del Sevilla, una con la UD y otra con el Atlético-. "La gente puede estar muy cabreada conmigo, pero les digo que en el tiempo que estuve allí lo di todo por ese escudo. Me siento orgulloso de haber formado parte de ese club que ha vivido sus mejores años europeos. Llegué muy verde y me enseñaron muchas cosas, aprendí muchos detalles en el fútbol. Lo que opine la gente a partir de ahora no lo puedo controlar, no puedo hacer nada", confesó.

Las amenazas legales que le ha planteado el Sevilla, en voz de Castro, tampoco le inquietan. "Al final cada uno hace lo que tenga que hacer. Yo tomé esta decisión. Si él quiere emprender acciones legales no soy quién para pararlo", añadió.

Con Sevilla ya en tiempo pretérito, Vitolo, de vuelta a Gran Canaria, cumplirá "un sueño" que quería hacer realidad. Jugar en Primera División con la UD Las Palmas era un deseo que el extremo internacional quería poder tachar en su carrera. Lo hará. "Siempre le dije al presidente, que ha sido fundamental en la negociación y al que le debo mucho, y a mis amigos del equipo que algún día me gustaría jugar en Primera con Las Palmas. Se me ponen los pelos de punta de pensarlo porque para mí es todo jugar aquí. Estoy supercontento y con muchas ganas de empezar cuanto antes", aseguró Vitolo.

El extremo, que fue partícipe en la fiesta del ascenso con Paco Herrera, recordó cómo desde su infancia creció pensando en emular lo que otros hicieron a comienzos del siglo XXI. "Me acuerdo de ir al Estadio Insular, cuando estaba Las Palmas en Primera con Guayre y Jorge Larena. Ahí me enamoré de cómo jugaba Las Palmas. Cualquier niño de pequeño sueña con poder estar ahí algún día", concretó el extremo capitalino.

Ahora Vitolo ha vuelto a abrazar al Gran Canaria, su casa. Porque para la UD, Víctor Machín Pérez, es "parte de su ADN", como aseguró Toni Cruz, director general deportivo del club. Un "hijo amado" que saboreará la élite con sus colores.

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