A veces con poco basta. Al menos cuando tu talento, por jerarquía, aplasta al del rival. En un ejercicio más práctico que de exhibición futbolista, la UD Las Palmas se llevó el XXX Torneo Ciudad de La Línea ante la Balompédica Linense. En apenas cinco minutos, los que transcurrieron del 71 al 76, el conjunto amarilló remontó un duelo ante una batallosa Balona (1-2), espoleado por la clase de Alen Halilovic, Jonathan Viera, Vitolo y Fabio, actores principales desde que entraron cuando se cumplía la hora de juego.

Con Halilovic y Lemos de goleadores, el conjunto grancanario se quitó el mal sabor de boca que le dejaba un partido donde por momentos se vio sometido ante el dominio de la Balompédica, equipo del grupo IV de la Segunda División B. El equipo gaditano mostró buenas mañas para poner en jaque a una UD más gris que en el último partido de pretemporada ante el Besiktas, campeón de Turquía.

El once que dispuso Manolo Márquez en el segundo bolo de pretemporada en el sur de la Península descubría a un único pivote. En esa primera gran duda que tiene el técnico catalán en su arranque con la UD, ayer se impuso la de recuperar un solo timón en el centro, aunque parece que lo que más le tira a Márquez en su corazón es la de colocar dos mediocentros. El caso es que ayer le tocó a Aythami Artiles esa responsabilidad de ser el hombre que iniciara el juego amarillo desde el centro del campo. Un parche de pretemporada.

En el resto del once, los jugadores que menos minutos tuvieron en Marbella ante el Besiktas salieron a escena. Chichizola; Michel Macedo, David García, Ximo Navarro, Borja Herrera; Tana y Prince, de vuelta tras sus problemas físicos; Hernán Toledo y Benito en bandas; y Erik Expósito como referencia. Toda una oportunidad para hacerse valer ante una Balona de gala.

Porque el regreso del Torneo Ciudad de La Línea era todo un acontecimiento. En un ambiente de día grande en la ciudad fronteriza con Gibraltar, imponente su peñón, asomándose en la cara sur del estadio, la Balompédica quería ponerle las cosas difíciles a la UD. Porque los prolegómenos del encuentro tuvieron reconocimiento para el impulsor de la primera edición del torneo -allá por 1970-, minuto de silencio por un abonado, y doble saque de honor, de una miss local y un torero. Buena portada para el Hola.

Y ahí Las Palmas sacó el capote. Menear el balón de un lado al otro hasta buscar los huecos del rival para ir dando estocadas. Pero a la Real Balompédica Linense tampoco despreciaba el balón. Lo de jugar al fútbol bien gusta en cualquier categoría. En una transición rápida, el balón de banda a banda, acabó en los pies de José Ramón, que envió un disparo cruzado que atajó sin demasiados problemas Chichizola. Un aviso de que La Balona no se tomaba el torneo para cambiar camisetas.

La UD replicó rápido. Calcó lo que hizo antes La Balona. Balón de lado a lado; de Michel Macedo a Hernán Toledo. El argentino, de volea y a bote pronto enganchó un buen golpeo que Montoya sacó con los pies.

Pero aquella ocasión quedó en poca cosa si se compara con lo que vino después. Gato rompió a Borja Herrera -endeble durante esta pretemporada- para servir un centro preciso a la entrada de Segio Molina, que remató franco casi en el punto de penalti para exigir a Chichizola. El rechace del argentino, volvió a caer en el extremo José Ramón que mandó el balón fuera. No era su día.

El balón no pasaba por el centro, no se manoseaba; prefería las cosas rápidas. Por eso Tanta contragolpeó, cabalgó en campo rival y, con un balonazo al poste, bien trazado a donde no llegaba Montoña, contestó. No se podía quejar la gente de La Línea. Habían tardado 15 años en recuperar su torneo, pero los primeros 15 minutos, por la vistosidad del partido, hizo que esa espera valiera la pena.

Con el paso de los minutos el problema principal de la UD quedó patente: no tenía un creador nato. Solo cuando el balón llegaba a Tana, Las Palmas encontraba algo de claridad. Si eso no sucedía, el segundo recurso no funcionaba bien. Porque los balones cruzados que mandaba el equipo de Márquez de lado a lado, solían acabar devueltos. Como una camiseta que te queda mal.

Desubicado Aythami, sin ofrecerse y posicionado lejos de su posición natural, Tana enganchó abajo. Entre eso y la patente falta de ritmo de Prince, los espacios con la parte de arriba se alargaron. Mal asunto cuando justo ahí es donde brilla la UD. Y en estas, la Balompédica volvió a golpear. Fue en un córner donde Olmo, libre de marca, remató ante la pasividad defensiva y la poca valentía de Chichizola de salir de abandonar la sombra del larguero. Justo por encima del travesaño se esfumó otra ocasión para La Balona.

Pero no tardó mucho más en acertar. A la siguiente fue la vencida. En una transición defensiva horrible de la UD -uno de los grandes pecados de la temporada pasada-, Abenza dio un pase al espacio para que corriera Gato, que dejó atrás a Herrera sin compasión. Delante de Chichizola, no hubo perdón: 1-0 al marcador.

La UD se marchó aturdida al descanso. El gol quizá era lo de menos. Lo que más escocía parecían las formas. Porque la UD no se encontraba en el campo. Tampoco cuando regresó del vestuario. Sin cambios -todo lo contrario que La Balona, que hizo cuatro-, seguía descompuesta.

En parte, porque la Balompédica seguía más intensa y con cabeza para crear. En el medio , la UD tenía unas lagunas tremendas. Sana, Juampe y Sergio Molina se sentían mejor que Prince, Tana y Aythami, visiblemente desesperado.

Cuando el reloj miraba al minuto 60, llegó la revolución, el cambio de patio de colegio: equipo nuevo en cancha. A la primera versión de la UD se le había acabado el tiempo. Llegaba el turbo de Viera, Vitolo, Calleri y compañía. Se envalentonó algo Las Palmas, subió líneas y dominó con algo más de claridad, casi más por impulsos y talento que por su propio juego.

Y en uno de esos arreones, la UD empató. Alen Halilovic, en uno de un eslalon que lleva intentando desde que llegó a Las Palmas, lo clavó. El croata, desde la banda derecha, evitó a un par de rivales, soltó el gatillo y puso el cuero en la escuadra contraria. Un latigazo violento que le sirvió a Las Palmas para empatar la historia.

Se soltó la UD que arrinconaba a La Balona. Con poco le bastó. Porque Cinco minutos después, en el 76, Fabio se encontró con un balón en la frontal a la salida de un córner que envió con intención a la pòrtería. Desviado, en la melé de hombres que se formó en el área, Mauricio Lemos, de espalda a su portería, sacó una especie de tacón para cambiar la dirección del esférico y mandarlo a la red. No, no sabe marcar goles feo el charrúa.

El orgullo de la Balompédica, que quería que su ensaladera se quedara en casa, volvió a poner en aprietos a la UD. Raúl, en una sucesión interminable de saques de esquina, salvó a los suyos. La UD levantó el título, pero demostró que aún le queda mucho por pulir antes de la visita que de verdad importa: la de Mestalla para enfrentarse al Valencia en la primera jornada de LaLiga.