Con el renacentista empezó todo. Y luego llegaron Messi, en el Bernabéu, y Cristiano Ronaldo, ayer, en el Camp Nou, antes de ser expulsado con un empujón, que ha sido castigado con la pena 'Marko Livaja' de cinco partidos. Lo de levantar la camiseta, y mostrar el nombre del artista al respetable, lo patentó, desde su modestia, en noviembre de 2014 en Zorrilla.

El centrocampista del barrio de Schamann de la UD, en la disputa de la 14ª jornada del campeonato de Segunda División, firmaba el (1-2), en el minuto 78, y sellaría la victoria ante el Real Valladolid en Pucela. Se reivindicaba de esta manera, ante su falta de protagonismo, y lo hacía mostrando el '4' y su nombre a la parroquia violeta. A finales de ese curso 2014-15, la UD lograba el ascenso a Primera División, en un playoff en el que el Vicente Gómez no pudo jugar la final por una lesión muscular.

De Valladolid al Santiago Bernabéu. El 23 de abril de 2017, Messi, tras una acción de cine, lograba el (2-3), en la disputa de la 33ª jornada del campeonato liguero -último minuto-. Mandó a callar a la caldera merengue mostrando su número '10', tras quitarse la elástica y sujetarla en alto. Igual que el isleño, pero en 2014, el argentino fue amonestado. Y ayer, 13 de agosto, en la ida de la final de la Supercopa, Cristiano Ronaldo completó un tanto de genio. Potencia, habilidad y colocación, para hacer el 1-2. CR-7 fue amonestado, y luego sería expulsado, con un (1-3) para los de Zidane en el marcador final.