Una idea basada en el rigor. Bajo esa filosofía, que no es poca cosa para el primer partido de LaLiga, el Valencia desnudó a la UD Las Palmas en el estreno del curso 2017-2018. Solo con eso, agarrados al patrón de Marcelino García Toral, el equipo amarillo se desdibujó en Mestalla. Porque la UD, sin demasiado rumbo ni control, agobiada por el marcador y con uno menos desde la primera parte por una rigurosa expulsión de Alen Halilovic, suspendió en el primer examen del curso. Simone Zaza, con un solitario gol en la primera mitad, decantó una balanza que no mostró más desigual por el gran partido de Leo Chichizola.

Y es que más allá del propio resultado, la UD dejó algunos detalles inquietantes. Para empezar que necesita encontrar el rumbo que Roque Mesa le daba a este equipo; que aún no tiene definido cuál es su decálogo de fútbol más allá de otorgarle toda la responsabilidad a Jonathan Viera y que, tácticamente, necesita cubrir unas lagunas que ya dejó entrever en la pretemporada donde los resultados -tan inútiles en pleno verano- disimularon ciertas carencias. Lo mejor para la UD: que es la primera jornada.

Las cosas se torcieron pronto. Era el día de Fabio. Pero su estómago le negó ese premio. El canterano, que iba a ser titular en Mestalla, se rindió ante unos problemas digestivos que lo mandaron a la banca. Manolo Márquez resolvió el embrollo de la manera más natural posible. Alen Halilovic, que tenía destinado banquillo, saltó al once; Tana, que apuntaba a banda derecha, se incrustó en el centro. Y a partir de ahí, lo previsto.

Chichizola marcó terreno por delante de Raúl; la línea de cuatro defensas fue para Simón, Ximo Navarro, Pedro Bigas y Dani Castellano; Lemos se convirtió en el eje en la medular y para enganchar por delante con Vitolo, Viera, Tana y Halilovic; el hombre boya, Jonathan Calleri. La alineación en sí prometía. Un buen cartel para uno de los mejores escenarios de LaLiga.

De entrada, el partido no encontraba un dominador claro. La UD intentaba trenzar y agasajar el balón, pero le faltaba precisión y control. Y el Valencia, posicionado al estilo Marcelino con un clásico 4-4-2 caminaba al aliento de Mestalla: lo primero el orden. La premisa ché parecía clara. Porque bajo ese escudo de dos líneas, la intención final era ahogar a Las Palmas a base de sus propios errores. Las pérdidas amarillas, combinadas con la velocidad de las bandas del Valencia y las enormes distancias entre líneas que mostraba la UD, eran la mejor arma de los ché.

Y así llegó la primera ocasión clara del duelo. Dani Castellano perdió un balón en campo contrario que generó un contragolpe eléctrico. El galope del Valencia, que parecía morir con un balón cruzado al corazón del área, se detuvo en los pies de Simón, lento él. El lateral le concedió una bola extra a Zaza con un despeje horrible. El delantero italiano desafió en el mano a mano a Chichizola con un regate y el argentino metió una mano milagrosa para birlarle el balón al transalpino. Y Simón pudo respirar.

El Valencia se vino arriba. Medrán y Parejo guiaban bien a los suyos ante una UD que no encontraba fluidez en su zona de creación. Problemas derivados de la falta de criterio de Lemos, propia de un central fuera de su zona de confort. Los avisos a la UD siguieron cayendo. Primero, Nacho Vidal penetró en el área para volver a exigir a Chichizola; después, Rodrigo ejecutó otra llegada peligrosa. No pintaba bien el asunto.

Tanto que, a la siguiente, le cayó el bofetón a la UD. Tras un aborto de contragolpe de la UD, el Valencia dispuso. La bola la encontró Carlos Soler que, con la complicidad de Simón, trazó en su cabeza qué iba a hacer. Un amago, dos amagos y balón a la frontal. Ahí, con la zurda y sin ningún tipo de oposición, con Lemos fuera de lugar, Simone Zaza puso el balón con la zurda en la cepa del poste derecho de Chichizola. Todo se ponía cuesta arriba.

La UD intentaba proponer, pero le costaba un mundo. Lemos, pecaba de 'horizontalitis' y Viera, lejos del lugar donde hace daño, pegado al área, se difuminaba. La historia empeoró en el minuto 33 cuando Halilovic, con más ganas que cabeza, apuró demasiado un balón dividido. Pasado de rosca y con el pie en plancha arrolló a Gayá. La resolución de la acción, evitable, acabó en cartulina roja para el croata. Como en el circo, la UD estaba ante el más difícil todavía.

Con uno menos, la UD se intentó reconstruir como buenamente pudo. Si antes ya tenía problemas en el repliegue y la elaboración, los problemas se acentuaron. Solo una pincelada de magia puntual podía remendar el roto. Y entremedias los primeros 45 minutos ya se habían esfumado.

Parejo, nada más empezar la segunda mitad y desde su posición favorita a balón parado -en una falta que solo vio Gil Manzano- casi coloca el segundo. La UD estaba con el agua al cuello de verdad.

Los minutos corrían y la UD seguía impregnada del 'caloret'. Parsimonioso en su juego, el Valencia se conformaba. Sabía que en cualquier momento, con cualquier error en la creación amarilla, podía finiquitar el partido. Casi lo consigue cuando Cancelo y Rodrigo volaron en un dos contra dos. El luso quiso ceder el balón para el punta, pero Dani Castellano cerró la línea de pase. El balón bajó con nieve a los pies de Cancelo que, con Chichizola desubicado, tiró a portería. Solo el pie del argentino, de lo mejor de la UD en el debut liguero, desbarató el segundo del Valencia. Otro resoplido.

Las Palmas lo intentaba, pero estaba noqueada. Aguantaba el tipo con uno menos, una cuestión menor ante un Valencia que se sentía cómodo. Calleri, desconectado por el propio devenir del partido, sacó petróleo con una falta en la frontal. Podía ser esa. Pero no, no era el día de Lemos ni para una de sus especialidades. Balón alto y bala perdida.

Muertos por el sobreesfuerzo de verse con uno menos, Márquez agitó el banquillo. Javi Castellano y Araujo salieron a escena. Poca cosa para problemas tan profundos y tan palpables. Chichizola volvió a frustrar a Zaza y el poste se alió con la UD para otorgarle vida. Un hilo de esperanza que acabó cuando Gil Manzano pitó el final y señaló el primer tropiezo de esta Unión Deportiva Las Palmas de Manolo Márquez.