El culebrón de Alfredo Ortuño no para de crecer y ahora vuelve a salpicar a la UD Las Palmas. El delantero se ha marchado de Valladolid y defiende que la firma estampada en la rescisión del contrato con la entidad insular no es suya, por lo que su situación profesional se convierte en todo un misterio. El jugador, totalmente perdido por todas las aristas jurídicas del caso, ha roto con su agencia de representación, decidió no ejercitarse en la mañana de este miércoles con el Real Valladolid -sin avisar el club pucelano- y se marchó a Madrid para reunirse con la AFE (Asociación de Futbolistas Españoles), donde busca asesoramiento para dar los siguientes pasos, en una información adelanta por ‘As’.

La UD Las Palmas anunció el pasado sábado que el viernes, último día del mercado de fichajes, llegó a un acuerdo con el delantero para la rescisión del contrato. Poco después el Real Valladolid anunció la adquisición del futbolista por un año y le presentó el lunes. Sin embargo, el club pucelano estaba pendiente de la confirmación de la LFP sobre si su inscripción se produjo a tiempo, algo que todavía no se ha producido, por lo que no ha podido ser inscrito y tendría que esperar hasta enero para jugar.

A pesar de la postura de Ortuño, en la entidad insular existe el convencimiento de que han actuado según la legalidad, pero también desconcierto por los acontecimientos de las últimas horas. Durante todo el verano, según fuentes del club amarillo, Alfredo Ortuño no paró de rechazar ofertas de clubes de Segunda División que proponían un préstamo y pidió por escrito a la UD no entrenar. Llegado el último día del mercado de fichajes y con dos licencias libres -las que ahora ocupan Rémy y Tannane-, la UD comunicó al jugador que iba a contar con dorsal con el primer equipo, motivo por el que tomó un avión rumbo a la Isla. Sin embargo, la entidad insular logró cerrar las incorporaciones de Rémy y Tannane, lo que dejaba a Ortuño sin dorsal y con la opción de denunciar a la UD Las Palmas por dejarle sin licencia federativa.

Ante esa disyuntiva el club insular decidió acordar la rescisión de contrato de un jugador que la temporada pasada fue uno de los máximos goleadores de Segunda y que pretendía traspasar, pero por el que solo llegaron ofertas de cesión. “La rescisión se produjo a las 23.50 hora de Canarias y se llegó a un acuerdo con el Real Valladolid, por lo que todo está en regla”, aseguró Ortuño el lunes.

Ahora tanto Valladolid como UD Las Palmas esperan los siguientes pasos de Ortuño mientras se cargan de motivos para denunciarle. El club pucelano por incumplimiento de contrato y el insular porque, si el jugador defiende que la firma no es suya, puede pedirle que abone los 30 millones de la cláusula de rescisión por haber firmado con otro club. Un enredo con mayúsculas.