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UD Las Palmas La contracrónica y reacciones (3ª jornada)

Nace la UD del orden

Márquez apuesta por un nuevo doble pivote y le da por fin una identidad al equipo, que pierde brillantez pero gana solidez

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LaLiga: Málaga - UD Las Palmas

La UD Las Palmas tenía un problema. Un problema muy serio. Tras toda una pretemporada y dos jornadas de Liga no sabía a lo que jugaba. El Valencia y el Atlético de Madrid pusieron en evidencia que el equipo no tenía una identidad. No estaba trabajada la UD, que mostró las lagunas que heredó de la temporada pasada. El tiempo no había pasado de un curso para otro y era el mismo desastre.

Había que solucionarlo en lugar de mirar para otro lado, de excusarse en la superioridad -muy real- de los dos rivales que dictaminó el calendario. Y Manolo Márquez lo hizo. Aprovechó el parón para plasmar lo que no había conseguido: dar al equipo una personalidad propia. La suya.

Porque el técnico catalán tenía dos opciones. Por un lado, insistir en darle continuidad al sello de Quique Setién, el que llevó al cielo a la UD, el que le convirtió en el equipo de moda de Primera División durante varios meses, pero que también hizo el ridículo durante toda la segunda vuelta. Y por otro tocar alguna tecla para cambiar la horrible inercia en la que estaba el equipo. Y eligió la segunda opción, la de convertir a la UD en un equipo más sólido y menos brillante. Más serio y menos romántico. Más pragmático.

Posiblemente la UD, de continuar por este camino, no volverá a ser admirado ni único en su especie. Pero seguro que tampoco volverá a descomponerse en un abrir y cerrar de ojos, tal y como lo hizo en la mayoría de partidos fuera de casa en la temporada pasada. Ya no se maneja en el filo de la navaja. La Rosaleda dio la impresión de ser la primera piedra del proyecto de Manolo Márquez. Su kilómetro cero ha sido la tercera jornada.

Era la opción más inteligente. Del catalán todos los que le conocen destacan su sensatez, y en una situación extrema ha tirado de ella. Por eso puso en liza un doble pivote en Málaga. Javi Castellano y Alberto Aquilani. Hace solo un par de semanas el gemelo estaba por detrás incluso de Fabio, pero Javi se lo ganó en El Hornillo y aprobó.

Las caras nuevas

El italiano también sacó buena nota. Fue de más a menos y con su buena colocación, en paralelo con Javi Castellano, el doble pivote resistió las embestidas iniciales del Málaga. La salida de balón no fue aseada, pero la premisa ahora es esquivar cualquier regalo.

Pero el italiano no fue el único en sacar buena nota en su debut. Porque también se estrenaban Tannane y Rémy. El marroquí, con tan solo un par de entrenamientos, dio verticalidad, intentó encarar y regatear con más ímpetu y descaro que acierto. Todo es cuestión de tiempo, pero se le vieron maneras.

Menos tiempo necesitó Rémy, una bestia de la naturaleza. El nuevo gigante amarillo, más corpulento incluso que Prince Boateng -la comparación es inevitable- salió en la segunda parte y exhibió polivalencia. Jugó primero de extremo izquierdo y acabó en la punta, su posición natural. Llegando al área desde el costado hizo la sentencia al aprovechar un centro de Dani Castellano.

Fue la firma de un partido que empezó como un tostón y acabó como un alarde de inteligencia de la UD, un equipo con un estilo que ahora es del montón, pero con la pólvora que muy pocos tienen.

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