Una rescisión de ida y vuelta. Tan solo diez días después de que la UD Las Palmas anunciara la rescisión del contrato de Alfredo Ortuño, el delantero murciano vuelve a pertenecer a la entidad insular. Esa misma fecha, el día después del cierre del mercado de fichajes, firmó con el Real Valladolid, con el que fue presentado e incluso llegó a entrenar. Sin embargo, la entidad pucelana no llegó a tiempo para inscribirle en la Liga de Fútbol Profesional, motivo por el que la rescisión que acordaron UD y Ortuño queda anulada.

Esta situación rocambolesca da como resultado que Ortuño, delantero que la pasada temporada fue uno de los máximos goleadores de Segunda División, ahora vuela a la Isla para ejercitarse con el primer equipo hasta enero, cuando buscará nuevo destino. "Le intentamos ceder al Valladolid en el último minuto, luego se le intentó dejar libre pero la tramitación de esa documentación al final intervenía tanta gente que las cosas no salieron como deseábamos. Habíamos rescindido con él y estaba sujeta a que jugara en el Valladolid o el Alavés. Al no poderse hacer dejamos sin efecto esa rescisión. Ahora no lo podemos dejar tirado. Es una pena que no pueda jugar, el chico lo que ha visto es un apoyo por parte de la UD", declaró el presidente en una entrevista a Canarias Radio La Autonómica.

El murciano tuvo numerosas ofertas de Segunda, pero esperó hasta el final para recalar en Primera. La táctica no funcionó a ninguna de las partes ya que la UD pretendía un traspaso o, en su defecto, sacar algo de dinero por una cesión. Pero el tiempo se echó encima y el desenlace de la historia ha resultado calamitoso.

De Valladolid a la AFE

Su llegada a la Isla será inminente, tanto que esta semana empezará a ejercitarse a las órdenes de Manolo Márquez, aunque no tendrá ficha. Las últimas semanas han sido de auténtico culebrón en la vida de Ortuño. El día en que se cerró el mercado de fichajes la entidad insular le comunicó que tendría ficha con el primer equipo, pero al aterrizar se encontró con que habían cambiado de decisión debido a que la UD logró los refuerzos de Tannane y Rémy. El Alavés, mientras, se decantó por Bojan y Munir. Así, todo se precipitó y la única manera para que pudiera recalar en el Valladolid era una rescisión de contrato, operación que se llevó a cabo fuera de tiempo.

A pesar de ello el jugador firmó un año de contrato con el club pucelano, que le presentó y con el que realizó un entrenamiento. Pero su inscripción no se produjo a tiempo y no apareció en el segundo entrenamiento ya que se marchó a Madrid para reunirse con la AFE (Asociación de Futbolistas Españoles) tras romper con su agencia. Después de asesorarse con el sindicato vuelve a la UD.