A una buena jugada. A un momento de inspiración puntual, ya sea individual o colectivo. A eso juega esta nueva UD Las Palmas mientras centra sus esfuerzos en mantener el equilibrio y ser más competitivo. Y los hechos demuestran que recurrir a este manual es tan inteligente como productivo. Porque tras batir al Málaga el equipo amarillo, fiel a la misma libreta, superó a un serio Athletic (1-0) para sumar dos victorias consecutivas en Liga por primera vez desde agosto de 2016. Un golazo de Loïc Rémy, pura potencia, decidió a tres minutos para el final. No necesitó una actuación deslumbrante, como la que completó el pasado mes de noviembre ante el mismo rival. Tiene tanta pólvora que se lo puede permitir para superar a rivales que hasta compiten en Europa. A pesar de no tener una posesión de balón virtuosa, el equipo amarillo creó varias ocasiones de peligro a un conjunto que no había encajado ningún tanto en esta Liga y resistió los mejores momentos de su rival con un Chichizola y un Ximo Navarro de notable.

En el retorno de Vitolo al Estadio de Gran Canaria el foco se lo robó el que fue su sustituto. El grancanrio, con poco fuelle tras varias semanas lesionado, tuvo más ímpetu que acierto, del que sí gozó Rémy. El francés convirtió en oro una buena asistencia de Dani Castellano para dejar en la cuneta a Unai Núñez y romper la imbatibilidad del Athletic en cuatro jornadas con un gran disparo cruzado. El lateral, como hizo Halilovic en la primera mitad, se lesionó y estará en la enfermería varias semanas.

Fueron las únicas malas noticias del partido para la UD. La mejor es que ha completado la metamorfosis de Manolo Márquez. Quedan detalles de la era de Quique Setién, pero el catalán ya ha confirmado que quiere gestionar todo el talento de la UD de otra manera. No rácana pero sí pragmática. Ante el Athletic evitó el combate a pecho descubierto que se vislumbró en la segunda parte. Pero también le gusta la posesión de la pelota y así todo es más fácil mientras jugadores como Viera, Vitolo, Calleri, Halilovic o Rémy estén en el campo.

La fórmula con la que Márquez ha implantado su sello es el doble pivote. Le costó. Ocurre que los entrenadores también necesitan un tiempo de adaptación a Primera División. Repitió con Javi Castellano y Aquilani, que fueron de más a menos, y solo introdujo dos novedades en su once, estrechando así el cerco hasta el ideal. Una novedad ´obligada´, la entrada del recuperado Vitolo por Tannane, y la otra en la defensa: Lemos por Aythami. La expectación estaba en el grancanario, pero el primero en agitar la varita fue Halilovic, que en una internada marca de la casa se quedó a medio camino. Hizo una gran pared con Jonathan Viera pero su remate con la derecha lo atrapó el por entonces todavía imbatido Kepa.

Un inicio de vértigo

También la continuidad del doble pivote se hizo notar desde muy pronto. Un par de recuperaciones de Javi Castellano y detalles de calidad de Aquilani lo demostraron. En uno de esos robos del gemelo el balón, previo paso por Jonathan Viera, acabó con Calleri desafiando a Kepa. El argentino, sorpresa, controló fatal y ni siquiera remató. Era un gran arranque de la UD, muy suelto tras su triunfo en La Rosaleda. Pero el Athletic, a pesar de las rotaciones, no iba a estar de invitado. Aduriz y Muniain esperaban en el banquillo, con lo que Raúl Garía y Williams portaron los galones en ataque. El internacional sub 21 avisó a los diez minutos con un remate cruzado que detuvo un felino Chichizola.

El partido era un derroche de electricidad en sus primeros minutos, pero poco a poco fue bajando el ritmo. La UD mantenía la posesión de balón, combinando con seguridad al ritmo de dos velocidades que marcaban Aquilani, más pausado, y Viera, mucho más vertical. Mientras, el Athletic estaba agazapado a la espera de un error para hincar un mordisco, pero Williams estaba bien sostenido por Ximo. Un Vitolo cada vez más participativo se dejaba ver sin éxito. El ´20´ protagonizó varias arrancadas con mejor principio que final. Se le notaron los pocos kilómetros.

Halilovic estaba mucho más acertado en el otro costado pero cuando lanzaba un contragolpe sufrió un golpe en el tobillo de Raúl García que le mandó al hospital. Está gafado. Dejó su sitio a Tannane y de ahí hasta el descanso la UD echó en falta la sexta marcha que estaba dando el croata. Solo una carrera de Vitolo con un centro que despejó Saborit hizo cosquillas a Kepa. En la recta final el Athletic dio un paso al frente e intimidó con varias acciones a balón parado que resistió la UD gracias a Chichizola, que frenó la primera en un posible penalti a Unai Núñez y la segunda con un gran despeje a volea de Merino.

En la reanudación el protagonista fue el mismo. Chichizola se anticipó a Raúl García y en el rebumbio que se montó después en el corazón del área acudieron al rescate Lemos y un gran Ximo, sobresaliente en todas las facetas: velocidad, juego aéreo y sacar el balón desde atrás sin exceso de confianza, pecado al que acostumbra el uruguayo. El andaluz es un seguro de vida para la UD.

La defensa tuvo mucho más trabajo en la segunda mitad por el empuje del Athletic y la falta de frescura del doble pivote. Era un contexto ideal en el que se apreció otra de las diferencias de la era Márquez. Tuvo campo abierto el rival, pero la UD defendía con más jugadores. Y también mejor. La dificultad creció con la entrada de Muniain y Aduriz cuando quedaba media hora, un arsenal que intimida a cualquiera, pero el equipo amarillo aguantó en pie con mucha seriedad.

En ataque a la UD, con un Tannane desubicado, le quedaba la inspiración de Jonathan Viera y la fuerza de Rémy, que sustituyó al asfixiado Vitolo, para alimentar a Calleri. Y el argentino, que antes falló una volea a servicio de Macedo, no tenía su día. El francés, sobresalía en su papel de agitador y tras provocar una falta peligrosa que desaprovechó Viera y un contragolpe que Tannane mandó al poste, completó su actuación estelar con un golazo de bandera.

Todo ocurrió cuando el partido amenazaba con romperse y el Athletic también había tenido la suya con un remate de Vesga que frenó Chichizola. En otros tiempos, los del violín y la ternura, la UD hubiera claudicado en un error fatal o un desajuste defensivo, pero ésta no es así. Es diferente. En Málaga fue Calleri quien se creó un gol de la nada cuando el rival apretaba y este domingo Rémy sacó los tambores para inventarse un señor gol. A eso se entrega esta nueva UD, la versión compacta, la que con poco es capaz de merecer la victoria ante un rival de Europa League.