Jonathan Viera y nada más que Jonathan Viera. A eso se redujo laUD Las Palmas frente a un Leganés al que le bastó un poco de orden y velocidad para llevarse la victoria del Estadio de Gran Canaria (0-2). Con tantos de Beauvue y otro de Eraso, ya en el descuento, el cuadro madrileño mostró las vergüenzas de la UD. Un equipo con sello de entrenador dejó al desnudo a un equipo que, al menos hasta el momento, han sostenido sus individualidades. Con la mayoría de ellas en la enfermería, un rival de su Liga también con muchos teóricos suplentes en el once le arrebató los puntos en Siete Palmas. Un drama en la víspera de visitar el Camp Nou.

Fue totalmente raquítica la propuesta de la UD. Tan sencillo comobalones a Jonathan Viera y todos los demás a mirar cómo el de La Feria intentaba quitarse de encima continuamente a sus pegajosos rivales. Un plan famélico en un partido en el que había que tirar de pizarra. A ello obliga el ejército de Garitano, que ya desarboló a Quique Setién el curso pasado y ha rematado la faena con Manolo Márquez.

Las bajas que traía la UD eran de altura, pero el desnudo no tiene excusas. La libreta de Garitano dejó en evidencia a la de Manolo Márquez. No tuvo la UD ni el carácter ni el orden de las tres jornadas anteriores. Y tampoco la fluidez con el balón que también le había faltado en las victorias ante Málaga y Athletic y en la derrota en el Sánchez Pizjuán. El Leganés exigía un tipo de partido al que todavía no se había enfrentado, un encuentro de paciencia, de verticalidad, de ideas claras, de tener ritmo con el balón. Y no tuvo nada de eso la UD, entregado a las genialidades de Jonathan Viera, que intentó ser héroe pero la proeza era demasiado grande. No por el tamaño del rival, que también. La misión resultó excesiva por la desconexión de sus socios en ataque, entre los que solo Calleri se ofreció. El fotograma de Jonathan Viera con el balón rodeado de rivales mientras sus compañeros le observaban estáticos se repitió continuamente. Esta UD se ha centrado tanto en recuperar el equilibrio que se ha cargado en cuestión de meses los brillantes mecanismos que había heredado del anterior entrenador.

El principio y el final de este derrumbe es el doble pivote. Márquez mantuvo a Javi Castellano y Alberto Aquilani a la misma altura y la fórmula que tan bien había funcionado en otros contextos naufragó ante el Leganés. Por delante, debido a las ausencias, el entrenador formó el ataque previsible con unos desapercibidos Tannane y Tana en los costados.

Un pivote de más

Si en la UD la alineación había sido más o menos previsible por tanto jugador en la enfermería, en el Leganés las sorpresas fueron mayúsculas. Asier Garitano hizo rotaciones y dejó fuera a hombres como Mantovani, Tito, Diego Rico, Naranjo, Amrabat o Guerrero. Un favor que la UD no aprovechó. Y es que el cuadro madrileño, juegue quien juegue, tiene una identidad. Fue una roca en defensa, con las líneas muy juntas mientras Szymanowski y Beauvue tenían el gatillo preparado. Se midieron a Macedo, Lemos, Ximo Navarro -la pareja del triunfo ante el Athletic- y el debutante Borja Herrera, que cuajó una actuación correcta.

El ejército de Garitano, a pesar de ser el B, pasó tan pocos apuros que decidió desperezarse antes de lo previsto. Los remates iniciales de Rubén Pérez y Eraso dentro del área dejaban constancia de ello. Se jugó a lo que quiso el cuadro madrileño, a que no pasara absolutamente nada. Y la UD, sin hombres imprevisibles como Rémy, Vitolo o Halilovic, o incluso las cabalgadas de Dani Castellano, se quedó sin argumentos. Cayó en la más absoluta vulgaridad. Era un partido para que Tannane y Tana dieran un paso al frente. Demasiado tímido el marroquí, que solo dejó un par de centros blandos, y perdido el grancanario, sin ninguna influencia, casi invisible y pitado por la grada, le dejaron todo el trabajo a Jonathan Viera. Fue frecuente ver al de La Feria, como en las primeras jornadas, en el centro del campo y teniendo que superar a tres rivales antes de encarar el área. Muy lejos de su zona de influencia.

Le sobraba un mediocentro a la UD, que solo intimidó a Cuéllar en dos ocasiones consecutivas a la media hora. Un remate de Calleri y otro de Javi Castellano exigieron al portero, pero fueron consecuencia de la improvisación. El golpeo del argentino llegó tras un despeje de Ximo y el del gemelo después de que el balón rebotara en defensa madrileño. No tenía ningún plan la UD y lo detectó un Estadio de Gran Canaria que,nostálgico de las tardes brillantes de temporadas anteriores, y conocedor de que la plantilla tiene un enorme potencial, empezó a pitar a los suyos antes del descanso.

Si el Leganés estaba esperando un error, la UD un momento de inspiración, una buena conexión entre el caudal de talento del que dispone. El primero que lo encontró fue el conjunto visitante, que estaba encantado con el desarrollo del partido. Y todavía más cuando Szymanowski encontró un agujero a la espalda de Macedo y su centro al área lo embocó totalmente solo Beauvue. Ximo y Lemos llegaron demasiado tarde. Rozaron los madrileños el segundo en una carrera de Beauvue con el uruguayo. Reaccionó la UD con un gran pase de Jonathan Viera que Calleri mandó al lateral de la red.

También despertó Márquez dando entrada a Vicente por Javi Castellano en el minuto 53, una sustitución que vino acompañada de una variante táctica. El de Schamann se situó más cerca de Jonathan Viera para volver al viejo 4-1-4-1 con Aquilani de único pivote. Más kilómetros para el Leganés, que tuvo el segundo en un remate de Szymanowski, pero también más hombres por delante del balón en la UD y más socios para Viera. No le quedaba otro remedio a los amarillos, que después reclutaron a Toledo por un pitado Tana y a Simón por Macedo. Nada, ni siquiera un cabezazo de Calleri en boca de gol, sorprendió al Leganés, que se permitió el lujo de convertir el segundo en el descuento. Les bastó poco ante la exhibición de nada que mostró la UD.