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UD Las Palmas La contracrónica y el entrenador

Sin juego y sin pegada

La UD, en su primer partido con la obligación de dominar, acusa la falta de un estilo

Vicente Gómez es agarrado por un jugador del Leganés en el partido de ayer en el Estadio de Gran Canaria. QUIQUE CURBELO

A la UD se le ha cerrado la persiana. En la primera prueba en casa ante un rival de 'su Liga', el Leganés, el equipo ofreció un bagaje ofensivo tan pobre que acabó por ser mortal en el resultado. Era la primera vez en la temporada que los amarillos estaban obligados a mandar en el partido, uno de esos en los que resulta vital el triunfo no sólo por los puntos, sino también por el gol average. Sin embargo, fue "un querer y no poder", tal y como repitió el técnico Manolo Márquez -hasta en tres ocasiones- para explicar lo sucedido.

Tres remates a puerta, sin verdadero peligro, y otros dos de Calleri que se marcharon fuera por poco -un disparo al lateral de la red y un cabezazo-, fue todo lo que pudo hacer la UD en ataque, desquiciada por el entramado defensivo del Leganés, pero también por su propia falta de ideas. A medida que pasan las jornadas queda más en evidencia que el equipo sigue sin un patrón de jugo claro y que no existen los automatismos necesarios para que las bajas de determinados jugadores, en este caso muchas y de gran importancia, se noten lo menos posible.

La inoperancia ofensiva no se detectó tanto en el número de remates sino en cómo se produjeron. El primer tiro entre palos llegó en el minuto 29 después de un balón largo de Ximo que le cayó a Calleri dentro del área cuando ni siquiera lo esperaba. El segundo se produjo dos minutos después producto de un rechace que recogió Javi Castellano en la frontal. Y el tercero, ya con el 0-1, vino en una falta que lanzó Tannane y que paró Cuéllar sin problemas.

También a balón parado llegó la ocasión más clara: un remate de cabeza de Calleri al saque de una falta lateral que se marchó cerca del poste. Es decir, que la UD no creó peligro al Leganés por medio de una jugada elaborada, salvo una combinación entre Viera y Calleri que acabó con un disparo del argentino al lateral de la red.

Las bajas

Al igual que salta a la vista que la UD actúa por arrebatos y que, de momento, vive de su pólvora y de la inspiración de alguno de sus mejores futbolistas, no menos cierto es que los amarillos acusaron ayer las bajas de hombres fundamentales en la vanguardia como Loïc Rémy, Vitolo, Alen Halilovic o Dani Castellano, jugador que, pese a ser lateral, ha dado más asistencias hasta el momento -dos-.

Sin embargo, Manolo Márquez no encontró ninguna solución. Colocó a Tana por la banda izquierda, posición nada habitual para el centrocampista, y en el mismo lado que Borja Herrera, que no se soltó algo hasta la segunda parte, por lo que ese costado estuvo prácticamente inoperativo. Dio entrada a Hernán Toledo demasiado tarde -en el minuto 69-, cambió a hombre por hombre sin ninguna variación táctica para darle la vuelta al resultado adverso y ni siquiera convocó a Erik Expósito, que tanto contó durante la pretemporada y ahora ni va citado cuando hay ausencias en el ataque.

Y eso que sabía cómo iba a plantear el partido el Leganés, según confesó el técnico, que aseguró desconocer cuáles fueron sus errores pero, paradójicamente, reconoció tener toda la culpa. Al conjunto 'pepinero' le bastó con ser un equipo bien metido atrás, anular a la UD por el centro y aprovechar una jugada de contraataque, tal y como sucedió.

Falta un patrón

En partidos como el de ayer, y en todos en definitiva, saber a lo que se juega resulta fundamental y la UD todavía lo desconoce, incluido Márquez, que lejos de explicar el estilo de su equipo cuando se le pregunta empieza a ver fantasmas donde no los hay. Aseguró que el buen juego llegaría con las victorias, pero nada más lejos de la realidad: tras dos triunfos, dos derrotas y escaso bagaje ofensivo.

Pero desde el banquillo se prefiere no tocar el tema, que vayan pasando las jornadas y que la inspiración de alguno de los jugadores vuelva a servir para sumar puntos. Está bien vivir de futbolistas como Rémy -autor del gol del triunfo frente al Athletic tras una jugada personal-, Calleri -él solo se fabricó el gol ante el Málaga- o Viera -el auténtico líder-, sólo que cuando no están, o no tienen su mejor día, el equipo lo acusa.

Explicaciones

Da la sensación de que nada se hace mal. En Valencia la expulsión de Halilovic en la primera parte sirvió para explicarlo casi todo, contra el Atlético de Madrid fue la calidad del rival, y frente al Sevilla y el Leganés el cansancio resultó ser uno de los argumentos principales y más repetidos, cosa extraña a estas alturas del curso y cuando, además, el técnico ha realizado rotaciones en una semana con tres partidos.

Al técnico le toca ahora encontrar soluciones no sólo ante las bajas, sino también al juego del equipo. Hasta ahora la UD se había enfrentado a conjuntos a los que no tenía la obligación de dominar -Valencia, Atlético de Madrid, Athletic de Bilbao o Sevilla- y se sintió cómoda, pero en cuanto le ha llegado un rival directo en la lucha por la permanencia, y aún sabiendo cómo iba a ser el partido, ha patinado.

La siguiente salida no parece ser el mejor escenario para reaccionar, el Camp Nou, pero el equipo no tendrá que dominar. Quizá -todo es posible- en Barcelona aparezca el juego y vuelva la pegada.

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