Ernesto Valverde y Leo Messi han congeniado a la perfección. Si ya era tremendo su protagonismo hasta la temporada pasada con Luis Enrique, ahora con el nuevo entrenador es todavía más infinito. Sin Neymar en el equipo, el FC Barcelona se ha sobrepuesto a la marcha del brasileño y llega lanzado a la visita de la UD Las Palmas.
El ´Txingurri´ ha dado a luz una nueva versión del conjunto azulgrana en la que el argentino adquiere más relevancia si cabe. Ante la marcha de Neymar al PSG, en la operación más cara de la historia del fútbol -222 millones de euros-, el argentino es el dueño y señor de todas las operaciones de un equipo que en las primera seis jornadas de Liga ha conseguido pleno de victorias.
La zona del extremo izquierdo del Barça ha pasado a tener varios dueños porque ninguno la ocupa exactamente. Por lo visto hasta ahora, el lateral Jordi Alba es el que transita permanentemente por ese lado con sus constantes subidas al ataque. Por allí se deja caer también Andrés Iniesta. Pero la gran novedad es que Luis Suárez es el que inicialmente ocupa esa demarcación, aunque sin estar pegado a la línea.
A diferencia de las temporadas anteriores, en las que el uruguayo era el delantero centro referencia, e incluso se desenvolvía más por la derecha cuando Messi se transitaba hacia el centro, este curso el ´Charrúa´ se ha inclinado más hacia la izquierda para ocupar la vacante dejada por el brasileño, pero con la libertad para moverse por todo el frente de ataque.
A ello se une la apuesta de Valverde por colocar todos los partidos a un extremo derecho pegado en banda. La mayoría de los partidos Gerard Deulofeu ha sido el elegido, aunque también han jugado en esa posición Ousmane Dembélé -hasta su grave lesión- y Aleix Vidal, reconvertido otra vez al extremo derecho que siempre fue.
Y es en ese contexto cuando aparece el nuevo papel de Leo Messi. Con un extremo muy abierto en la derecha y con Luis Suárez cayendo un poco a la izquierda ante la ausencia de Neymar, el delantero ha vuelto al centro. Nunca se fue del todo, en realidad, porque su ubicación en la derecha duraba lo que él quería, pero ahora su protagonismo partiendo desde la zona central se ha multiplicado.
Y por si fuera poco, ha arrancado la Liga como un trueno no sólo a nivel de juego sino también de goles. En sólo seis partidos ya ha conseguido nuevo tantos, más otros dos en la Liga de Campeones y uno en la Supercopa de España.
Llega la UD
A ese nuevo Barcelona con el binomio Valverde-Messi por bandera se enfrenta una UD que, a diferencia de lo que ha hecho con el Real Madrid, no ha podido robarle ni un sólo punto al equipo azulgrana en las dos últimas temporadas. En concreto en el Camp Nou, perdió por 2-1 en la 2015-2016 y por 5-0 en la 2016-2017, con un gol del argentino.
El planteamiento que empleará el nuevo técnico de la UD, Pako Ayestarán, todavía es una incógnita, pero al menos se sabe que con el Valencia ya consiguió la victoria en el templo azulgrana, aunque con elevadas dosis de buena suerte. Ese día, el vasco dispuso un sistema 4-2-3-1 cuando el suyo habitual era el 4-3-3, así que es de prever que el donostiarra intentará protegerse atrás y sacar el máximo provecho cuando el equipo disponga del balón.
Los amarillos se aferran a eso y a que el Barça, que ha sacado adelante muchos partidos más por su pegada que por su buen juego, no tenga su día. Fundamentalmente Messi, cuyo estado en los encuentros es determinante para su equipo. Es previsible que Valverde realice rotaciones después del partido de Lisboa el miércoles, pero da igual. Messi va a estar en el campo y eso es lo que decide.
