Cuando Vitolo marcó su primer gol en su segunda etapa en la UD Las Palmas la afición lo celebró con sorna. Ningún gesto, ninguna jugada, ninguna frase, ningún adjetivo define mejor que esa reacción el momento que vive el club amarillo, humillado por un Celta de Vigo (2-5) que había empezado la temporada con muchas dudas y llegaba con varias bajas de peso. "La mejor plantilla en la historia del club", como la han bautizado varios estamentos de la propia entidad, se llevó la mayor humillación desde que el equipo regresó a Primera. Ni siquiera los dos goles amarillos, anotados en el descuento por Vitolo y Rémy, maquillan un palo tremendo en el estreno en el Gran Canaria del segundo entrenador de la temporada. Porque el equipo vigués se puso 0-5 a un cuarto de hora para el final y anotó los dos últimos cuando jugaba con uno menos por la expulsión de Rubén Blanco, un favor del árbitro Medié Jiménez que la UD no aprovechó.

Y eso que los amarillos habían empezado bien el partido, la puesta en escena fue correcta, dando continuidad a la imagen de la primera parte en el Camp Nou. Pero dos regalos defensivos invalidaron el dominio inicial de la UD, que desde entonces se entregó al caos. Tuvo ocasiones para acortar distancias pero concedió demasiado a un rival que se cebó con un brillante Iago Aspas, autor de un ´hat-trick´. Emre Mor había abierto la lata y ´Tucu´ Hernández, ya con toda la pólvora amarilla sobre el campo, la cerró.

El Gran Canaria, que presentó su peor entrada del curso, acabó prácticamente vacío. El público que quedaba se tomó a broma a su equipo y sacó las uñas contra todos. Nadie se salva en esta crisis. Porque el club ha cultivado un terreno que ahora está repleto de espinas desde el culebrón de la renovación de Quique Setién, pasando por el idilio con De Zerbi, la improvisación con Manolo Márquez y su posterior dimisión. Nada es casualidad cuando se llega al minuto 90 con un 0-5 en contra y un jugador más. El problema no es solo deportivo. Hay un estado de ánimo de depresión, una espiral de las que cuesta un mundo salir. Porque hay motivos de sobra para entender este repaso como el resultado de una inercia que se arrastra desde hace meses. No es un mal día en la oficina, es la consecuencia de muchas malas decisiones.

La última, cuyo acierto o error está por comprobar, no ha empezado bien. Pako Ayestarán sale también señalado. El técnico vasco dejó en el banquillo a Dani Castellano, Vicente Gómez, Tana, Vitolo, Lemos y Rémy. Todo ello después de mandar a la grada a Ximo Navarro, el mejor defensa en este inicio de curso junto con Dani Castellano. Puede que la presencia de ambos no hubiera evitado el despropósito, pero quedará la duda porque la debacle comenzó con errores drásticos en su zona de influencia. Incluso en la de Tana y Vitolo, siempre predispuestos a ayudar en defensa.

No había llegado al área el Celta cuando en cuestión de cinco minutos se asomó dos veces por el costado izquierdo de la defensa amarilla y marcó dos goles. Le bastó a Wass con dar un simple pase interior al área para desnudar a la zaga. Estaba Emre Mor solo mientras Momo y Borja se miraban, Bigas lo veía a lo lejos y Aquilani llegaba a destiempo. El resultado: tiro cómodo para el turco a un destino inalcanzable para Chichizola.

La UD pone la alfombra

Le volvió a costar muy poco al Celta hacer el segundo. Se plantó Iago Aspas en el área, dejó atrás a Borja Herrera con una facilidad pasmosa y su centro se lo metió Chichizola. Un doble regalo de la UD, que se pegó un tiro en el pie. Casi sin quererlo, con muy pocos argumentos, ganaba el Celta 0-2 en el Gran Canaria en veinte minutos.

Nadie se lo creía en el recinto de Siete Palmas. La puesta en escena de la UD había sido buena. Incluso muy buena. Con las ideas claras, tuvo la posesión de la pelota en campo contrario, dominante y presionando en el área rival. Tuvo hasta tres ocasiones: un ataque de descaro de Bigas, una contra de Calleri que no embocó Tannane y un tiro cruzado de Viera. No fueron demasiado claras pero reflejaban que la UD sometía a su rival.

Marcaba territorio el equipo amarillo, que había presentado muchas sorpresas en el once. El esperado regreso de Bigas mezcló con David García, además de con Borja. Y arriba Ayestarán puso su firma con la titularidad de Momo y mantuvo a Tannane, dejando en el banquillo nombres de mucho peso. Parecía no importarle al equipo amarillo en el primer cuarto de hora, pero pronto quedó en evidencia que era un lujo que no se podía tomar. Aquilani y Hernán no gobernaron el medio, Tannane y Momo no marcaron diferencias y la defensa sucumbía cada vez que el Celta se asomaba.

Con el 0-2 Jonathan Viera se puso las pilas e intentó activar al resto. Dio un pase sensacional a Calleri, que se plantó ante Rubén Blanco y el portero se anticipó. El argentino lucha sin descanso pero dos goles en este inicio de temporada es un saldo demasiado bajo. Seguidamente la tuvieron David García, Momo, Viera y Hernán, pero no había manera. La suerte ponía también la pierna encima de la UD, que remató cinco veces a portería en la primera parte, por dos el Celta, y al descanso se llegó con 0-2.

Ayestarán tomó cartas en el asunto y metió a Rémy por Momo. Pero demasiado pronto llegó el bofetón definitivo. Fue de nuevo Aspas, que exprimió el enésimo error defensivo. Ni siquiera la expulsión de Rubén Blanco a más de media hora metió en el partido a los amarillos, que en la última media hora jugaron con tres centrales, dos mediocentros, cuatro mediapuntas y un delantero tras la entrada de Lemos y Vitolo por los dos laterales.

Siguió negado la UD de cara al gol en medio de esa improvisación y el Celta machacó al contragolpe con otro más de Aspas y el definitivo de ´Tucu´ Hernández. El 0-5 convirtió el partido en un juicio. Muchos aficionados se marcharon, otros miraron el palco y la mayoría pitaron una y otra vez. Los goles de Vitolo y Rémy solo sirvieron para comprobar que la afición se toma a esta UD como una broma.