Cada gol local en el Estadio de La Cerámica tiene los acordes del 'Highway to hell' de los australianos AC/DC. Todo un aviso a navegantes, más aún para un equipo como la UD Las Palmas. Porque la UD está hoy en esa autopista al infierno. Y es que Las Palmas sumó en Villarreal su quinta derrota consecutiva por un contundente 4-0 en otra actuación sangrante, marcada por su enfermizo andar en esta temporada donde solo suma seis puntos de 27 que se han puesto en juego, con una dinámica más que preocupante y camino de no levantar cabeza.

No lo hizo este domingo cuando encajó el primer golpe en Villarreal, ya en la segunda parte, donde, hasta ese punto del duelo, había tenido una digna actuación. Desde que Bakambu descorchó la botella del 'submarino', Las Palmas se borró. Se quedó sin aliento, sin ánimo, triste. Un auténtico calvario que duró los 45 minutos de una segunda mitad donde se vio superado en cada instante. Desarmado, sin principios -se desconoce desde hace meses cuáles son y cuáles busca ahora implantar Pako Ayestarán- y a impulsos, la UD no vale.

En la búsqueda de lo que quiere para su UD Las Palmas, Pako Ayestarán dejó otro revolcón en su once. Con respecto al partido del lunes ante el Celta, donde la UD firmó un buen ridículo, el técnico vasco introdujo cinco cambios. Dos de los titulares ante los vigueses -Borja y Hernán- pasaron del césped a la grada; el camino contrario lo hizo Ximo Navarro, de ser descarte hace seis días a pasar al centro de la zaga; y del banquillo a la pizarra pasaron Vitolo, Vicente, Dani Castellano y Mauricio Lemos. Una revuelta en toda regla.

La entrada del uruguayo en la alineación de Ayestarán supuso el retoque más significativo de todos. Aquilani, fijo hasta el momento, dejó su sitio para que Lemos se incorporara en esa posición. Lugar extraño el pivote para el charrúa, no tanto por desconocimiento y sí más por la incompetencia que, hasta la fecha, había demostrado en ese lugar del campo, el punto desde el que pretende crecer la UD. Así las cosas, Las Palmas salió con Chichizola; Macedo, Ximo Navarro, Pedro Bigas y Dani Castellano; Lemos de pivote acompañado de Vicente y Viera por delante; Oussama Tannane y Vitolo en bandas; y Jonathan Calleri de hombre boya delante.

Una alineación que le duró poco a la UD. Porque Oussama Tannane duró dos minutos y medio sobre el césped. Un inocente esprint del francomarroquí acabó con él. Löic Rémy, el hombre gol de Las Palmas, cogió el puesto en la banda derecha de Tannane. Los problemas, de entrada, crecían para la UD.

El Villarreal no tardó mucho en empezarse a adueñar del balón. Manoseaba el cuero con precisión y con rapidez. Las bandas empezaron a convertirse en el lugar desde donde nacía el peligro del 'submarino'. Jaume Costa volaba por el carril izquierdo; Samu Castillejo hacía lo propio por la izquierda. Las Palmas, mientras, inerte, intentaba sobrevivir. Y justo en una de esas apareció la primera gran ocasión del Villarreal con un cabezazo de Álvaro que se escapó por poco.

Las Palmas no la olía, incapaz de conseguir retener la posesión. Poco a poco intentaba sacudirse del altísimo ritmo que imponía el Villarreal, firme en la presión. En una de las pocas veces que Las Palmas había logrado escapar de esas líneas llegó el primer acercamiento notable de la UD, que acabó con un golpeo seco de Jonathan Calleri que casi sorprende a Mariano Barbosa. La cosa mejoraba algo.

No se olvidaba tampoco el Villarreal de enseñar los dientes, agarrados a los desmarques de Cédric Bakambu, un tipo que no desentonaría en una pista de atletismo. Porque eso de ser rápido es toda una virtud. Valor este último al que también se abrazó la UD con Löic Rémy para intentar pillar en un renuncio al Villarreal.

Porque a la UD le costaba un mundo generar juego, algo que puede entenderse desde la lógica con Mauricio Lemos como ´creador´. Jonathan Viera recibía dentro de su propia área para intentar dar cordura al orden ofensivo, multiplicado en una tarea más, lejos de su zona de influencia determinante. Y cuando aparece por su finca pasan cosas. Como cuando filtró un pase en carrera para asistir a Jonathan Calleri. De la indecisión entre Barbosa y Álvaro salió un balón rebotado que cayó, dentro del área pequeña, en los pies de Rémy. El francés, con la derecha, golpeó rematadamente mal y desperdició una oportunidad de oro para golpear primero.

Que la UD sonríe cuando lo hace Viera es evidente. Lo hizo con esa cara de pillo de barrio un par de veces más en un puñado de minutos. Lo hizo cuando casi engaña a Mariano Barbosa golpeando una falta por su palo. Lo hizo cuando dejó sentado a Bakambu con un caño dentro del área. Y lo volvió a hacer cuando Barbosa, con una mano extraordinaria al suelo en un tiro lejano, le negó el gol.

Más cerca del área

Los mejores minutos de Las Palmas estaban con Viera en su sitio. Pero a los de Javier Calleja les bastaba un zarpazo para acongojar a los amarillos. Bakambu, al filo del descanso, se plantó solo delante de Chichizola tras un pase en profundidad en transición defensiva, una de esas acciones que condena a la UD desde hace tiempo. El aviso había sido serio, casi tanto como la ocasión que desperdició Carlos Bacca en otro mano a mano, ya en el descuento, ante un Chichizola inconmensurable. El agujero creado entre Ximo Navarro y Bigas, nacido de un simple balón largo, es de esos que hacen temblar. Lo mejor para la UD en ese momento, que el temporal remitió y Fernández Borbalán mandó el duelo al descanso.

Aquellos avisos del Villarreal se transformaron pronto en realidad. Pedro Bigas envió un ´melón´ a Vicente en campo propio. El error en el control se transformó en una galope del Villarreal que acabó en los pies de Bakambu. Con una bicicleta, el congoleño sentó a Bigas y sacó un tiro seco que se coló alto por el palo de Chichizola: 0-1. Otro cachetón para la UD.

La capacidad de reacción de la UD estaba de nuevo en entredicho. Con ese tanto en contra a Las Palmas le tocaba remar entre la marejadilla un día más. El Villarreal, por su contra, se encontraba bien con el tanto, manejando el partido a su gusto, sintiéndose poderoso. En una de esas muestras de músculo, Bacca recogió un servicio de Fornals desde el costado derecho, descosió a Bigas y Ximo Navarro y, con Chichizola vendido, picó el balón. La suerte se alió con la UD y el balón se fue el larguero.

No pasó lo mismo cuando unos minutos más tarde Mario Gaspar sacó un zurdazo que se coló limpio y raso por el poste izquierdo de Chichizola. Tampoco cuando Gaspar sacó un centro en un rápido contragolpe para que Ximo Navarro enviara el balón a su propia portería. En dos minutos, la UD ya estaba muerta y enterrada en vida. De ahí al final -y quedaba casi media hora-, la nada.

El Villarreal se gustaba y la UD intentaba no resquebrajarse más, esperando el final de otra condena. Con el tiempo ya cumplido, Sansone, con el cuarto gol, sonrojó más a una UD que ya vagaba por el campo. Sin rumbo fijo Las Palmas tiene ante sí un problema notorio. Las jornadas pasan y los puntos vuelan mientras la UD todavía no sabe dónde está. De momento, dormirá una jornada más en descenso después de que le volvieran a noquear sin piedad.