Peregrinaje por el abismo. Completado más de un cuarto del campeonato -11 de 38 jornadas-, la UD late en las catacumbas de la liga del caviar con seis puntos. Con este nivel de productividad, el cuadro de Pako Ayestarán terminaría el campeonato liguero con 20,72 puntos. Un botín insuficiente, ya que la media de la permanencia [si analizamos las últimas veinte temporadas] se marca entre los 40 y 43 puntos.
Si fijamos en 21 unidades, la mitad de la permanencia, a la UD le quedarían ocho jornadas para alcanzar el ecuador de la competición y luce un déficit de -15. Por lo tanto debe ganar cinco de las próximas ocho jornadas, para ir haciendo los deberes por la permanencia. Debería poner el turbo y competir a ritmo de equipo de la Liga de Campeones -hacer un cinco de ocho, 15 de los 24 puntos en litigio-.
Tras siete derrotas consecutivas -cinco en la 'era Ayestarán'-, la UD se encuentra en un situación crítica. Orquesta un resurgir titánico desde la próxima jornada ante el Levante UD en el estadio de Gran Canaria -domingo, 19 de noviembre y desde las 17.30 horas por beIN LaLiga-.
En su 34ª campaña en Primera División, el cuadro amarillo nunca había iniciado el curso con nueve derrotas en las primeras once jornadas. Estamos ante un escenario dramático pero aún hay margen para la supervivencia. Todo paso por triturar al rival granota en Siete Palmas.
Finales de seis puntos
El Levante contabiliza doce puntos y no gana desde el pasado 21 de septiembre -reventó (3-0) el sistema defensivo de la Real Sociedad-. Encadenan seis jornadas sin un gramo de felicidad. A priori, este recién ascendido, dirigido por López Muñiz, es la víctima propicia para una UD que lleva 51 noches sin un triunfo. Una eternidad.
Salvando la salida a Anoeta -el próximo 26 de noviembre- ante la Real de Willian José, el bloque de Ayestarán finaliza la primera vuelta con seis partidos ante rivales directos por la permanencia -Betis, Alavés, Espanyol, Getafe, Eibar y Girona-. Sube la temperatura.
Un desliz ante estos equipos de la zona media-baja de la tabla, es un certificado de pena de muerte. Habría poco margen para el milagro de la salvación. El final de 2017, un año horrible con siete victorias, tres empates y 23 derrotas para los grancanarios, será de máxima tensión. Y el UD-Levante es la primera final.
Hay que remontarse a la prehistoria del balón -campaña 1959-60- para olfatear una racha más mortífera. Los amarillos encadenaron en Primera División once batacazos. Ahora ya son siete -cinco con Pako y dos con Manolo Márquez- y la resurrección pasa por el estado físico del internacional Jonathan Viera. El mediapunta apura para dejar atrás su dolencia muscular.
Según las primeras exploraciones, podría estar ante el bloque granota, dentro de doce días.
El adiós de Vitolo
En esta cruzada por una bombona de oxígeno, a la UD solo le quedan seis partidos con el internacional Vitolo de amarillo. El extremo se incorpora el 1 de enero al Atlético de Madrid. Estará ante el Levante, Real Sociedad, Real Betis, Deportivo Alavés, Espanyol y Getafe con el club isleño en esa fase decisiva.
Tras la mutación del Bernabéu, del sello barroco al rigor de los tres centrales, la UD saca la calculadora. El 14 de enero, en el ecuador, debe bailar un número mágico: el '21'.
