El Ferrari de Pako Ayestarán se ha quedado sin gasolina. El problema de la UD -penúltima en la tabla con seis puntos, tras encadenar siete derrotas consecutivas- se encuentra en el corazón del bólido. Miguel Ángel Ramírez, máximo ejecutivo de la entidad grancanaria, desveló que tras cotejar los resultados del exámen físico, sometido al plantel la semana pasada, llegaron a una conclusión fatal. Pero hay arreglo.

"La pretemporada no salió como deseábamos (...) Los test [físicos] no están a la altura de un equipo de Primera y buscar un culpable, no es la solución. Hicimos un trabajo en verano con todo el cariño, elegimos al del filial. Fue una apuesta ciega. Márquez no fue capaz (...) Ahora hay que tomar decisiones, a contracorriente y colocarte lo antes posible en ese pelotón de equipos que tienen doce puntos", manifestó ayer, Ramírez en UD Radio.

Este domingo, desde las 17.30 horas, el cuadro amarillo recibe al Levante UD -beIN LaLiga- en el Gran Canaria, en el bautizado como pulso del siglo. En plena búsqueda de soluciones, en todos los frentes, Ramírez insiste en combatir ese déficit, bajo la supervisión de Pako Ayestarán. "Nos hemos gastado un dineral en un sistema informático que evalúa el nivel físico. Los jugadores tienen un chaleco que transmite números y resultados (...) No están al nivel. Se está trabajando para cambiarlo y potenciarlo".

El 19-N no es una batalla final

Ramírez reconoce errores en la gestión deportiva -desde el 3 de julio cuando se anuncia a Márquez como técnico y se desecha la opción de De Zerbi- y niega que Ayestarán se juegue el cargo ante el Levante UD en el partenón de Siete Palmas.

¿Y si llega la octava derrota consecutiva? ¿Rodarán cabezas? El mandatario es categórico: "Pako no tiene ultimátum ni nada parecido. Seguiremos con el que tenga que ser. No veo otra cosa que no sea quedarse con los tres puntos. No es cuestionable lo del entrenador: les pido que salgan a morir por la camiseta, por la afición, por la historia y por el sentimiento".

Y reconoce que se equivocó al eternizar hasta julio la espera por el preparador italiano De Zerbi, que no rescindió su contrato con el Palermo. "No teníamos que haber esperado tanto por De Zerbi. Perdimos mucho tiempo. A lo mejor, meter a Manolo Márquez fue más un marrón que una oportunidad. Ahora podemos buscarle justificación a todo. Nosotros llevamos muchos años en esto, hemos tomado decisiones, acertadas o no, pero siempre hemos sido capaces de llevar la situación al punto que nos convenía. Estoy seguro; la UD se salvará".

De Suso a Juan Manuel

La dimisión de Márquez y el fichaje de Pako tuvo impacto en el filial. Suso Hernández -que iba a dirigir al Juvenil A- se hizo cargo de las Palmas Atlético en julio y hace una semana dejó su puesto a Juan Manuel. La 'vela chica' marcha colista.

"Teníamos un gran entrenador en el Segunda B, que era Manolo Márquez, y un gran entrenador en el Juvenil, Suso. Se les cambió el puesto en un momento y, ahora, no hay ninguno. Estoy muy disgustado y cabreado. El nivel de cabreo interno es alto. Lo que me toca es revertir esta situación y espero que la contratación de Juan Manuel en el filial y la de Pako en el primer equipo lo reviertan", realza.

Exculpa a Rafa Cristóbal

Tras cuestionar el nivel físico del plantel, tras cinco meses de trabajo -salvando de toda responsabilidad al entrenador Márquez y al preparador físico Rafa Cristóbal-, hizo pública su preocupación por la conducta fuera del vestuario.

Insiste que la UD "no es una empresa recaudadora de multas". "No estoy satisfecho dentro del terreno de juego porque no estamos en una situación cómoda que merece la afición. Y no estoy satisfecho por el comportamiento de algunos jugadores fuera del terreno de juego porque la entidad no es una empresa recaudadora de multas".

Desliza con ironía que "hay algún jugador que parece que está metido en todas, pero no estaría metido si estuviese en su casa. Algún día me va a tener que pagar, en vez de restarle de lo que cobra". Y explicó que tienen pistas y pruebas de toda conducta que vulnere el código de conducta. El marcaje a los murciélagos.

"No hago un régimen interno para que los jugadores se lo salten. Afortunadamente, los futbolistas de la UD cobran bien y las multas son acordes a lo que perciben, pero no quiero multar a nadie. Cuando multo, me cabreo (...) Llegan cosas sobre jugadores que salen, te pones a investigar y, si lo pillamos, se le multa. Pero no vamos a mandar a la gente a la grada, eso es algo perjudicial. Tampoco vamos a publicar lo que pasa. No se puede estar hablando de interioridades porque hay una ley de protección de datos que lo impide", relata.

Sobre la figura de Setién -ahora en el Betis-, asegura que debió destituirlo el 18 de marzo, cuando le comunicó el cántabro que no seguiría en la 2017-18 en el banquillo. "Me equivoqué cuando no cesé a Setién. En aquel momento mi estrategia fue otra, hasta el último partido intenté que se quedase. Si hubiésemos logrado que continuase, habría hecho lo correcto porque era el entrenador que quería. No lo cesé y no conseguí que se quedara, por lo tanto, hice lo incorrecto".

Herencia negra y propiedad

Se desmarca de la corriente de opinión que responsabiliza al cántabro del mal inicio de este curso, al arrastrar el plantel malos hábitos defensivos de la 'era de los violines'. "La marcha de Setién no tiene nada que ver con la dinámica actual. Sí que arrastramos algo, que se empató con la pretemporada y el inicio del curso, pero eso no tiene nada que ver, es cosa de los jugadores y sus cabezas. Soy el culpable porque soy el máximo responsable".

Puso en contexto su aterrizaje en la entidad, cuando arrastraba una deuda de más de 70 millones. "Dicen que el club es de Ramírez, pero en 2003 puse en riesgo mi patrimonio por salvar a la UD".

En ese infierno, en un proceso preconcursal, solo había silencio: "No soy el único habitante de la Isla. El que quería, podía haber hecho lo mismo. Me convertí en el máximo accionista porque nadie quería. ¿Si lo haría otra vez? Fue un acto de imprudencia. Arriesgué mi futuro y el de mi familia por una moneda que estaba en el aire. Con la edad aquella [38], lo volvería hacer porque amo a la UD, pero con la edad que tengo, no lo haría. Tengo un equipo que sufre conmigo y nuestras vidas se vienen abajo. Mi cuerpo tiene diez o doce años más de los que he vivido, después del desgaste físico de mi paso por la UD durante estos últimos trece años", finaliza.