Al filo del abismo, la UD es colista y está a cinco puntos de la salvación. Tras doce jornadas de competición, en el expediente figuran seis unidades, ocho goles a favor y 30 en contra. Bienvenidos al infierno. Aquí late el diablo. 65 noches sin saborear un triunfo -desde el 17 de septiembre ante el Athletic en Siete Palmas- han fabricado el apocalipsis.

Ocho derrotas consecutivas sientan un precedente sanguinario: la segunda peor dinámica de la entidad isleña en la máxima categoría. Restan 26 batallas -78 puntos en litigio-. Es el único consuelo.

Al mando de la nave, en este punto de la película, un míster maldito. El señor derrota. Divorciado con la diosa fortuna, nadie pone freno al dogma de la 'K'. Pako Ayestarán encadena seis reveses consecutivos con la UD y trece si se cuenta su último periplo en el Valencia en la 2015-16 y 2016-17. Es de récord. Es el peor guarismo en la historia de la máxima competición nacional.

Ante la tormenta perfecta, el huracán de cianuro, la estructura deportiva de la UD, la misma que tumbó a Setién -en la crisis de la renovación del siglo de diciembre a mayo- queda en entredicho. ¿Dónde está De Zerbi? ¿Quién fichó a Manolo Márquez? ¿Y los padrinos de Ayestarán? El carrusel del disparate.

El Gran Canaria se manifestó el pasado domingo, tras el (0-2) ante el Levante UD, con una pañolada que figura en la historia negra de la entidad. La ira del dragón de las 26.212 cabezas. Gritos de '¡dimisión, dimisión!' al palco, presidido por Miguel Ángel Ramírez. La UD, con el mayo presupuesto de su historia -60 'kilos'-, maneja un plantel de lujo que está tasado en 115 millones.

Estalla el desconcierto. ¿La crisis tiene nombre y apellidos? El presidente de la entidad, el que se llevó la pañolada y el que se juega su patrimonio en cada movimiento sísmico de la UD, asume toda la responsabilidad. El cien por cien. Lluvia de cuchillos para Ramírez. No se esconde. Lo ilustra su discurso.

"No busquen culpables, aquí el único que se ha equivocado soy yo. El máximo responsable de esta situación soy yo. Y me cabrea (...)". Ajusticiado y condenado por el partenón, el resto de los integrantes de la estructura deportiva habitan en el silencio. Poco o nada se sabe de Toni Cruz, director deportivo, y Luis Helguera, secretario técnico.

Te amo Italia

La no renovación de Quique Setién, que ayer se llevó cinco del Eibar, pero cuenta con once puntos más que la UD -también maneja un mayor tope salarial-, generó una enorme fractura social con la afición. La grada perdía al príncipe del toque. Si el cántabro fichaba, ¿qué rol lucirían en la estructura Cruz y Helguera?

La película acaba en divorcio infernal, y solo el arrojo de Miguel Ángel Ramírez, que autorizó la grabación de la renovación en vídeo, acredita el último gesto de cordura. El resto, un carrusel de despropósitos.

Empeñados en el alta de De Zerbi -dirige al colista de la Serie A Benevento-, la UD acabó en manos de Manolo Márquez. Segundo pecado mortal de la cúpula de la dirección deportiva. La apuesta de Tonono, director de Formación y Captación, se impuso sobre la bocina.Duró seis asaltos. Con el catalán, se logró la última victoria ante el Athletic. Renunció al cargo tras una pretemporada de planificación dudosa.

Míster 'kalamidad'

Con De Zerbi en Italia y Márquez en el área de Formación y Captación, a la dirección deportiva se le presentó otra bala. Una oportunidad para dejar patente su eficacia, la misma que lucieron en octubre de 2015, cuando apostaron de forma enérgica por Quique Setién.

En 34 horas, la solución de urgencia, para gobernar a la UD fue Pako Ayestarán -27 de septiembre-. Los amarillos latían fuera del descenso. Trituró a Málaga y Athletic. Le pudo la situación. Y llegó la 'K', avalado por la dirección deportiva. 55 días después del aterrizaje de míster derrota, la situación es dantesca.

Los pitos, insultos, peinetas y reproches van al mismo sitio. Se reclama la cabeza del presidente.Más allá del empuje de la ira, brilla una dirección deportiva sin reflejos, que lleva un 2017 siniestro. En idéntica sintonía que la marcha deportiva de la UD en los últimos once meses: siete victorias, tres empates y 24 derrotas.

La clave de la gran depresión reside en los despachos, donde se ha diseñado un formato macabro de la apocalipsis. En septiembre de 2016, con estos gestores, la UD fue líder y recibió el aplauso del planeta. Ahora, con los mismos responsables, afronta una situación de vértigo. Directos a las catacumbas de Segunda.

Ramírez salió en defensa de Cruz en la última aparición radiofónica en UD Radio: "Formó parte del equipo que diseñó el ascenso a Primera [junio de 2015]; y fue clave en la permanencia en las dos últimas campañas". Al menos, tiene salvavidas.

En la materia de fichajes, el pasado domingo, en la batalla del siglo del 19-N ante el Levante, la imagen estaba en el banquillo. Contrataciones de lujo como las de Chichizola, Aquilani, Hernán Toledo Rémy o Samper fueron suplentes.

La UD ha saltado por los aires y hay un sentenciado al Guantánamo del balón. Ramírez paga la fiesta. ¿Y el resto? La dirección deportiva encadena un 2017 de pesadilla. Errores y el descrédito. ¿Quién fichará al relevo de la 'K'? La estructura se resiente y es tiempo de soluciones.