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Perfil del cuarto entrenador del curso

Torbellino Jémez

Desde su salida de la UD no ha parado de entrenar: gloria con el Rayo, lo bajó, tanteado por la selección, fracaso en Granada y cumple en México

Seis años consecutivos entrenando dan para mucho. Y eso precisamente es lo mejor que se puede decir de la carrera de Paco Jémez. Desde el 2011 no le ha faltado trabajo. No ha estado en el paro más de dos meses, el tiempo que pasó desde su destitución en el Granada, su mayor fracaso, hasta que fue llamado para levantar al Cruz Azul. Y ahora se repite la película: en cuanto terminó su contrato con el conjunto mexicano recibió la llamada de la UD Las Palmas, que ha estado dispuesta a esperar dos partidos de Liga para darle el mando. Pocos consiguen algo así.

La trayectoria del técnico que se sentará en el banquillo amarillo tras el parón navideño cuenta más éxitos que fracasos. Nada mejor como el año que estuvo en la UD Las Palmas para comprobar que sus equipos a veces se comportan como norias. El estilo de juego que profesa, vistoso y arriesgado, se extiende al análisis de su carrera. Garantiza emociones fuertes. Y los aficionados del Estadio de Gran Canaria lo conocen bien.

En el equipo amarillo vivió las dos caras. Llegó en abril de 2010 para dirigir una nave a la deriva con Sergio Kresic. El ambicioso proyecto del croata se volvió a estancar y tocaba de nuevo sufrir. El club apostó por el andaluz, por entonces un hombre más conocido por su faceta como duro central en el Zaragoza, el Deportivo y la selección que por la de entrenador. Tuvo dos experiencias en Segunda B con el Alcalá y el FC Cartagena y solo una en Segunda de la mano del Córdoba. Allí, en la 2007-08, fue destituido a falta de once jornadas a pesar de que el equipo nunca había pisado zona de descenso.

Con esa corta trayectoria aterrizó en la UD, donde sufrió una barbaridad para alcanzar la permanencia. La salvación se firmó de manera agónica tras una recta final terrible. Pero Miguel Ángel Ramírez decidió mantenerle en el cargo. Y, visto el arranque, el presidente no se equivocaba. Con el último proyecto serio de cantera que se recuerda en la Isla, con Viera, Vitolo, Álvaro Cejudo, David González, Barbosa, Javi Guerrero o Josico como líderes el equipo firmó un inicio delicioso. Con un fútbol espectacular el cuadro insular besó el cielo en las primeras jornadas.

Pero las lesiones de Vitolo y Guayre y la marcha de Cejudo en el mercado de invierno dejaron muy tocado al equipo. Los riesgos tomados a nivel defensivo pronto empezaron a hacer mella y el equipo firmó una racha nefasta de una victoria en 17 jornadas. Juan Manuel Rodríguez, precisamente ahora en el filial, salvó de manera holgada a la UD.

Regreso al Córdoba

A pesar de todo, un Segunda confió en él para comenzar un proyecto al curso siguiente. Fue el Córdoba, donde también le habían echado unos años antes. Y con el cuadro andaluz, el de su tierra -nació en Gran Canaria pero pasó toda su infancia en Córdoba- logró su despegue como entrenador en el fútbol español. Desplegó su ideario por fin con regularidad y alcanzó la promoción de ascenso con un equipo que llevaba varios años sin hacer gran cosa en Segunda. Y con un proyecto que no era ni mucho menos de los más poderosos económicamente.

Ese éxito llamó la atención del Rayo Vallecano, uno de los clubes en los que jugó y que le dio su primera oportunidad en Primera. Con el cuadro franjirrojo firmó la que es su gran obra como entrenador. Lo dirigió desde el 2012 hasta el 2016 y se hizo un nombre entre los mejores entrenadores del ámbito nacional.

Lo acabó descendiendo, pero después de tres temporadas magníficas. La mayor evidencia de su buen trabajo en Vallecas es que, justo en el verano en el que descendió al equipo lideró las encuestas para relevar a Vicente del Bosque al frente de la selección española. Finalizada la etapa del campeón del mundo en 'La Roja', varias webs nacionales preguntaron a los aficionados cuál era el técnico favorito para hacerse con el mando de la selección. Y el perfil de Jémez, técnico de mucha autoridad en el vestuario y que mantenía el estilo de fútbol ofensivo y atractivo, reunía los requisitos que pedía el aficionado. En algunos casos con más del 50 por ciento de los votos. Su popularidad estaba por las nubes y el descenso con el Rayo no lo cambió.

Y es que en los tres años anteriores había protagonizado la mejor etapa en la historia de un club humilde y con el que llegó a rozar los puestos europeos, sobre todo en su primer año -octavo con 53 puntos, los mejores números en el museo de la entidad-.

Lopetegui cogió a la selección pero Jémez consiguió trabajo rápidamente de la mano del Granada. Acababan de cambiar de dueños y un grupo empresarial chino le presentó un proyecto muy ambicioso que acabó en un descenso por la vía rápida. La planificación de la plantilla fue un desastre y aguantaron a Jémez seis jornadas en las que apenas sumó dos puntos. El equipo descendió por la vía rápida y haciendo el ridículo tras elegir a Tony Adams para cerrar la temporada.

A pesar de sufrir un descenso y una destitución en poco tiempo, a los dos meses encontró banquillo. Cruzó el charco camino a México, donde su objetivo era reflotar al Cruz Azul, un grande del país que llevaba veinte años sin alcanzar la fase final por el título. Y lo logró en el segundo semestre en un proyecto en el que fue de menos a más. Superó las críticas iniciales y acabó con los aficionados reclamando su continuidad. Pero decidió no renovar y tan solo un mes después volverá a entrenar.

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