La UD Las Palmas pone todos sus huevos en la cesta de Paco Jémez, un viejo conocido y un experto en lograr permanencias para obrar el milagro de la salvación en Primera. Con apenas 11 puntos en 17 jornadas el club amarillo hace oficial la llegada de su cuarto entrenador de la temporada después de la dimisión de Manolo Márquez, la destitución de Pako Ayestarán y el interino Paquito Ortiz. Es el séptimo si se tienen en cuenta los acuerdos que se cayeron a última hora por diferentes motivos con Roberto De Zerbi y Jorge Almirón. Una planificación en los banquillos desastrosa durante el 2017 que arrancó con la falta de entendimiento para renovar a Quique Setién. Ante esa pesadilla, que ha tenido su inevitable consecuencia en forma de pésimos resultados deportivos, la UD se agarra a un técnico con capacidad para ilusionar desde antes de dirigir su primer entrenamiento, que será el miércoles 27 de diciembre, justo después de su presentación. Posiblemente era el único que había en el mercado capaz de abrir una ventana a la esperanza en medio de un contexto tan terrible.

Por ello la UD Las Palmas le da plenos poderes de entrada, una condición que dificultó a técnicos anteriores como a Quique Setién, el hombre que más se lo había ganado. El andaluz, que firma hasta el 30 de junio del 2018 y aterriza con todos sus ayudantes -Juan Luna Eslava como segundo entrenador, Julio Luis Muñoz Saldaña como preparador físico y Jorge Ramírez Fernández como entrenador de porteros-, ya ha tomado sus dos primeras decisiones relevantes. Concentrará al equipo desde el miércoles 27 de diciembre hasta el sábado 31. Además, el club ya trabaja en la incorporación como cedido del espigado mediocentro defensivo argentino Gabriel Peñalba, al que conoce a la perfección de su etapa en el Cruz Azul, club al que todavía pertenece a sus 33 años.

Jémez reúne todas las cualidades que necesita la UD Las Palmas para salir a flote en este momento. Su carisma une a la afición en torno a su figura. Su personalidad es ideal para poner las pilas a un vestuario viciado desde los últimos meses de Quique Setién. Desde antes de su aterrizaje, y al borde del mercado de enero, ya ha mandado varios mensajes a través de diferentes medios de comunicación en los que deja claro su autoridad en el vestuario. Conoce a la mayoría de los jugadores ya que dirigió al equipo durante el 2010, por lo que entrenó a David García, Jonathan Viera, Vicente Gómez y Hernán Santana. Empezó salvando al equipo sobre la bocina tras la destitución de Sergio Kresic pero fue cesado en el inicio del curso siguiente tras una racha nefasta y a pesar de unas primeras jornadas para el recuerdo en las que hizo soñar con el ascenso por el juego bonito que alcanzó con un buen número de canteranos. Recuperó la identidad, aunque por un tiempo demasiado corto, tras varias temporadas de depresión.

Jémez no necesita tiempo de adaptación a la categoría después de dirigir en Primera División durante más de cuatro temporadas consecutivas. En las tres primeras salvó al Rayo Vallecano llevando a un humilde al mejor curso de su historia. No pudo evitar el descenso en la cuarta, pero eso no impidió que ese mismo verano liderara las encuestas para sustituir a Del Bosque al frente de la selección española. Su arrollante personalidad dejó huella en todo el país.

Posteriormente tuvo su peor experiencia en el Granada, club que le prometió un proyecto ambicioso tras ser adquirido por inversores chinos. Pero todo quedó en agua de borrajas y apenas duró seis jornadas en las que sumó dos puntos. El equipo andaluz acabó descendiendo por la vía rápida.

De primera opción a esperarle

Apenas duró unas semanas en el paro ya que encontró destino en el Cruz Azul, donde se encargó de devolver a la primera línea del fútbol mexicano a un histórico que llevaba dos décadas sin disputar la lucha por el título, objetivo que consiguió en el último semestre de la competición. Tras un inicio con muchas dudas acabó su contrato con buena parte de la afición reclamando su renovación.

La UD le tuvo como primera opción después de destituir a Pako Ayestarán a finales de noviembre. Pero el andaluz contestó que tras un año lejos de su familia quería pasar un mes en Galicia con los suyos antes de volver al banquillo. El Alavés, que acababa de destituir a De Biasi, le realizó una oferta mareante que también rechazó. Así, el club amarillo, mientras Paquito Ortiz tomaba el cargo como interino durante cuatro partidos, llegó a un acuerdo con Jorge Almirón.

Sin embargo, la negativa de la Real Federación Española de Fútbol, que se acogió a una sugerencia de la UEFA, impidió que el argentino adquiriera la licencia necesaria para entrenar en España con cuatro años y tres meses de experiencia. Han pasado dos partidos desde que la RFEF rechazara la inscripción de Almirón pero la UD Las Palmas decidió esperar por Paco Jémez. Lo tenía claro.

El club amarillo le vio como el ideal por su carisma, su personalidad en el vestuario y su conocimiento del equipo y de la Liga, pero también, y no por ello es el aspecto menos importante, por su filosofía. Y es que el estilo de juego de Paco Jémez se asemeja a la idea que quiere desarrollar la UD Las Palmas. Con ese planteamiento de juego vistoso y de posesión de balón firmó la UD un 2016 para enmarcar liderado por Quique Setién, que ahora triunfa en el Betis. Con el propio técnico cántabro empezó la caída libre de los amarillos, que continuó con las elecciones de Manolo Márquez y de Pako Ayestarán, que nunca supieron exprimir a una plantilla que se diseñó pensando en plantear esa misma idea.

Ocurre que además de recuperar ese juego exquisito y sublime tendrá que coser una defensa que hace aguas por todas partes. La UD es el equipo más goleado y ese arte es una de las lagunas de Jémez, aunque con Cruz Azul lo logró corregir. El cordobés se estrenará con dos partidos en casa, el primero en Copa del Rey frente al Valencia (miércoles 3 de enero, 20.00 horas) y el segundo de Liga ante el Eibar (sábado 6 de enero, 17.30 horas). Ahí, en un arranque de año muy agitado, buscará Paco Jémez establecer las bases de lo que sería un milagro.