Dolor ante un revés definitivo. "Hemos trabajado muchísimo. Vamos a pelear todos los puntos exactamente igual, nos dé para estar en Primera o no". El estratega de la UD no se resigna, tras recibir un golpe durísimo en Sevilla. Insiste que se tenía que haber ido tras la venta de Jonathan Viera.

"Viendo los acontecimientos y cómo pasan las cosas que siempre suceden en contra; es complicado ser optimistas. Hay que tener mucho realismo. La situación está complicadísima porque el Levante y Dépor están apretando y nosotros nos hemos quedado atrás. Cuando tuvimos la posibilidad de ponernos por delante no pudimos (...) No estamos pensando en si queda o no; vamos a seguir luchando. Esperamos que los aficionados se sientan orgullosos del esfuerzo", determinó.

Realza la fatalidad de un proyecto maldito que mira a Segunda División. "Este año no nos pasa nada bueno. Esto es una prueba más. No es cuestión de suerte. Cuando las cosas siempre son malas, es así hasta el final. El viento siempre nos va en contra. Es una pena caer en el minuto que hemos caído con el partido que hemos hecho. Un punto hubiera sido de gran refuerzo".

Analizó el cambio de dibujo, y la apuesta por cinco defensas: "Queríamos jugar con dos carrileros muy largos y tres delanteros". Además, explicó la apuesta por Raúl: "Es un premio al trabajo, está predispuesto a todo con una sonrisa en la cara. Es un espectáculo verlo entrenar".

Reconoce que tenía que haberse ido. "No puedo estar dando saltos de alegría (...) Cuando se marchó Viera me tendría que haber ido y no lo hice por mis jugadores (...) Lo correcto era marcharme".